25 minutos en el Olimpo

@Cerdido_ :

Athletic de Bilbao y Fútbol Club Barcelona debían ser los protagonistas del fin de fiesta del fútbol español. Digo debían ser, porque al final, sobre el terreno de juego solo existió un equipo que, una vez más, volvió a demostrar porque es el mejor equipo de la historia del fútbol moderno.

Ambos conjuntos llegaron con particularidades a esta final. La primera era compartida: el calendario. Atípico por las dos semanas de parón provocó, sin duda alguna, cambios en los ciclos de entrenamiento. Lo aconsejable era un “desentrenamiento”, o sea una despresurización en los jugadores llevada a cabo con un progresivo descendente en la carga de entrenamiento. Esto, con la activación emocional correcta, debería hacer que los jugadores fueran ligeros, como motos. Algo, que como se vio en el caso del Barça, así fue.

Las otras particularidades propias de cada equipo amenazaban con afectarles. Por un lado, el Athletic pasó de ser ese equipo dulce en clara ascendencia emocional, a sentirse atenazado y al borde del “fracaso” tras la final de Europa League. Mientras, el Barcelona viene de dos semanas de un carrusel de emociones con dichos y desmentidos, a lo que hubo que sumar dos lesiones cruciales en defensa. Todo esto afectó al planteamiento y desarrollo de hoy, siendo, especialmente para los bilbaínos, una losa.

Entrando ya en la final copera, los dos entrenadores realizaron planteamientos muy realistas, algo que no debía extrañar teniendo en cuenta que nos encontramos ante una Final. Los blaugrana apostaron por un 4-3-3, dejando atrás ese arriesgado 3-4-3 que tanto sonó en la previa, y además lo desarrolló de forma muy académica: dos centrales, dos laterales largos, un pivote, dos interiores desarrollándose en su sector, Messi gestionando el 9 partiendo desde una posición que tendía hacia la derecha, y dos hombres abiertos tirando la diagonal. Lo normal en Can Barça.

Bielsa, también apostó por dos cambios en el 11, entrando Ekiza por Iturraspe adelantando a Javi Martínez e Ibai Gómez por Ánder Herrera. Cambios que venían a sustituir a jugadores tocados, siendo además un movimiento inteligente en el caso de Iturraspe, masacrado por Diego en la final de la Europa League dos semanas antes. Sistema 4-3-3 que en realidad es un 4-1-4-1… y la característica marca al hombre de Bielsa, importantísima para entender lo que fue la final.

Porque el desarrollo de la final no fue el esperado. No puede ser el esperado nunca cuando se trata de una final, a pesar de que el Barça nos ha acostumbrado a hacerlo una y otra vez. Pero aún así no puede ser el esperado, nunca.

El conjunto catalán bordó el fútbol, elevándolo al nivel de perfección durante 25 minutos. Lo que duró la final. Jugó a ese nivel de velocidad y precisión técnica en los que nadie, ningún rival puede pararles. Subidas escalonadas por posicione según el balón, dominio de cada sector, verticalidad, aplastamiento en ¾, precisión técnica altísima y una presión en primera línea muy efectiva, recordando a la que fue la seña de identidad de este equipo. Todo eso fue el Fútbol Club Barcelona.

Dicho esto, es justo remarcar que la labor del conjunto bilbaíno, sin restarle mérito al Rey de Copas, también ayudó en la hazaña. La activación mental, como en la final europea, no fue la adecuada y tras el 0-2 no hubo final. Además, tácticamente, una marca al hombre sobre todos los jugadores del Barcelona tampoco era la más adecuada. El Barcelona, al jugar a tal perfección, siempre batió líneas con facilidad y espacios vacíos que ocuparon con desdoblamientos desde atrás. El Barcelona era un torbellino.

Y en este torbellino hay muchas cosas que apuntar porque fue riquísimo. Pedro debe ser el primer nombre, ya que hoy culminó la recuperación que venía mostrando en las últimas semanas. Actuó como lo que es: el segundo hombre más determinante de cara a puerta de este equipo. Volvió a jugar con velocidad y con verticalidad, rozando la actuación del que fue su mejor partido: 1-5 al Espanyol.

Otro nombre a destacar es Xavi, ya que justo es mencionar su gran actuación en estos 25’. Sin embargo, nos vuelven a mostrar la certeza ya apuntada: Xavi dominó y fue el de las mejores noches porque jugó en ¾, donde hizo mucho daño en su último pase. La base de la jugada ya no es para él, porque ya no está para eso, a pesar del contexto tan dócil que se encontró hoy para ello. El inicio de jugada corrió en manos de un Piqué que volvió agradecer la marca individual para poder batir líneas sin presión, Busquets, aunque algo mas discreto al respecto en esta ocasión, y un Iniesta, que como acostumbra, volvió a dominar todo el eje vertical, completando un partidazo y siendo el iniciador del juego blaugrana en muchísimas ocasiones. Volvió a jugar donde es un superclase, de interior y con un extremo abierto y eso lo agradeció.

Y arriba Messi, orientado siempre al perfil de disparo para hacer daño. La marca individual de Amorebieta persiguiéndole muchas veces hasta medio campo le favoreció para encontrar espacios. Poco más que añadir de un genio cuya rutina es la gloria.

Todo eso fue un Barcelona pletórico, pero, ¿Qué fue el Athletic? Pues prácticamente lo contrario. Un equipo acostumbrado a tener el balón hoy no pudo hacerlo. Ya sabe que no iba a poder jugar en zonal en ¾, porque contra el Barça es imposible, pero tampoco pudo iniciar jugada debido a la presión y recuperación blaugrana, y por tanto su centro del campo también quedó disfuncional. El sometimiento vasco al aplastamiento blaugrana era mayúsculo, superado en lo emocional, en lo táctico, en todos los sectores de la cancha, y en el marcador, con el tan contundente como justo 0-3.

A partir de ahí no hay partido porque ya no era necesario. Simplemente los cambios de Bielsa dan certeza a todo lo dicho anteriormente, quitando a De Marcos y  a Susaeta, los protagonistas de su transición ofensiva demoledora en el sector derecho. Al no tener la pelota no podía atacar y por lo tanto no podía establecer esa banda derecha.

Así, el conjunto vasco quedará para generaciones venideras como equipo de culto: precioso, divertido y si, un gran conjunto, con unas 20 actuaciones para ser revisionadas… pero sin corona.

Mientras, el Fútbol Club Barcelona de esta noche, pasará a la historia por haber jugado uno de los mejores encuentros que el mejor conjunto de la historia moderna del fútbol llegó a jugar. Dentro de muchos años, cuando se elijan los mejores partidos/momentos del Barça de Pep estarán el 2-6, las dos finales de Champions, El Arsenal 2-2 Barça la mágica etapa de noviembre-diciembre del 2010, con 5-0 al Real Madrid y 1-5 al Espanyol incluidos… y los 25’ de hoy. 25’ de fútbol insuperable, de sublimación absoluta. De perfección.

El 13 de Mayo de 2009, el Barça en Mestalla, contra el Athletic en Final de Copa, ganaría el que sería su primer título, que con el tiempo se convertiría en el primero del triple. Más tarde sería el primero del Sextete, para terminar siendo el primero del mayor ciclo victorioso que recordamos. Hoy, 25 de Mayo de 2012, el Barça de Pep conquistó en la misma competición, contra el mismo rival, pero esta vez en el Calderón su 14 título de 19. Entre medias, 12 títulos más, tener el goal-average ganado ante todos los rivales en Liga, la posesión ganada en todos los partidos, copar un podium de un Balón de Oro, sólo ser eliminador por el futuro campeón de la competición, aportar 8 jugadores a la selección campeona del Mundo… y haber revalidado todos los títulos. Con el de hoy, el Pep Team repitió título en todas las competiciones.

Ese es el gran legado de Pep: haber conseguido que el equipo mantuviera el hambre y rindiera de forma excepcional durante tantísimo tiempo, de una forma inhumana e irrepetible.

Por todo esto, Josep Guardiola, gracias por todo. Y descansa, que te lo has ganado.