Salió el FC Barcelona al Camp Nou con la tranquilidad, de que quien en casa se cobija en otoño, no tiene que aguantar lluvias ni vientos. A priori el Celtic de Glasgow, no debería suponer ningún tipo de temporal ni inclemencia para el Barça y no debería ser difícil superar dicho pequeño escollo en el camino, en la seguridad del hogar, arropado por sus gentes, ante catalanes y culés de bien.

Pero resultó que el viento verde de Glasgow no había tornado todavía en amarillos y amarronados tonos otoñales, sino que el equipo mantuvo su original verde Irlandés, haciendo juego con el campo durante 93 minutos, durante los que complicó al Barça una victoria, que con los datos en la mano, a la postre fue merecida.
Tal vez sea esta la última visita del Celtic al Camp Nou en mucho tiempo, la desaparición del Glasgow Rangers y por tanto del Old Firm supondrá una dura losa para la Scottish Premier League y sus derechos televisivos, por desgracia tan importantes en el fútbol de hoy.
Pero el Celtic no se arrugó y arrancó incumpliendo el guión escrito, sin encerrarse atrás y acudiendo a la presión hasta el centro del campo de los locales. Si bien parecía imposible que los católicos escoceses aguantasen tal ritmo de ayudas durante el partido completo, por momentos la situación permitió al Barça recordar tiempos pasados y desplegar con más naturalidad su juego de combinaciones fluidas y desborde. Con Alba desdoblando como nunca a un Alexis Sanchez que a ratos recordó a un no todavía olvidado Samuel Eto’o.
El paso de los primeros minutos presagiaba lo inevitable, el Celtic no se preocupaba de conceder centros ni corners, consciente de su enorme superioridad en los balones aéreos con Samaras, Hooper, Wanyama, Wilson y demás portentos físicos. El runrun en el Camp Nou era cada vez más audible a sabiendas, los aficionados, de que está superioridad física podía transformarse en goles tarde o temprano, en cuanto los escoceses contasen con alguna falta peligrosa a su favor. Y así fue. Mas temprano que tarde, Samaras remató una falta colgada desde el lateral y el balón rebotó en la espalda de Mascherano para acabar entrando en la portería ante la mirada de un impasible Valdés, que poco pudo hacer pese a su nueva equipación.
El gol de los nacionalistas escoceses, coincidió con el ya habitual canto en favor de la independencia catalana del minuto 17:14 en una desgraciada coincidencia, tal vez predestinada. A partir de ese momento el Celtic decidió sacar el manual de instrucciones de como jugar en el Camp Nou y lo cumplió a rajatabla, ya estaba bien de darse tantas alegrías, habían encontrado agua en el desierto, y desde luego no la iban a regalar. Una línea de 4 con una de 5 por delante, en el que las ayudas, se tornan capitales, con la intención de evitar conexiones interiores de los azulgrana, mientras se les cede por completo las bandas.
El partido se convirtió ese partido ya visto una y mil veces en el Camp Nou y con el que parece que el dios de la ironía ha castigado al Barça para la eternidad, ante sus pecados posesionales y posesionísticos. Fue el partido de los records. Nadie ha llegado este año en Champions tantas veces al área rival como el Barça ante el Celtic (32) ni a la frontal (114) ni ha completado tantos pases (883) ni con tan alto acierto (89%), y mucho menos ha conseguido tantos corners a su favor (15) Sin embargo Vilanova tampoco es quién de dar con la tecla ante estos partidos y de nuevo tuvo que ser la varita por la que a veces parece estar tocado, la que mágicamente interviniese en el encuentro para que épicamente Jordi Alba ganase el duelo para los locales ante el fallo conjunto de los defensas escoceses y la incredulidad de Foster, que en cualquier caso, firmó una espléndida actuación.
Antes de eso, Iniesta ya había empatado el partido con una fantástica combinación por dentro entre Messi, Xavi y él mismo. Mientras, el Barça se había dedicado a acercarse una y otra vez a la meta de Foster sin claridad ni acierto. Buscó la solución al problema en la chispa de Tello que esta vez no apareció, y en la definición de Villa que estrelló un balón en el palo. La situación de Villa empieza a ser un clamor, la gente lo recibió con una sonora ovación que da a entender que a día de hoy, lo prefiere a un Alexis Sanchez que sigue sin demostrar el jugador que es, el que creíamos que era, o el que se supone que será, ya no se sabe. 
Marc Bartra hizo por fin acto de presencia en el centro de la defensa, como algunos reclamaban, firmando una sobria actuación en una defensa de dos, acompañado por Mascherano e incluso pudo culminar su actuación con algún gol durante la primera mitad.
Con suerte o sin ella, con merecimiento o sin él, el Barça ganó por dos goles a uno y dejó prácticamente sellada su clasificación. Pero un murmullo de desconfianza sigue en el ambiente.