Puede que sea una frase demasiado demoledora para empezar a hablar de un equipo, pero en este caso la sentencia es harto apropiada para poder entenderlo: el AC Milan ya no es un grande de Europa. El heptacampeón de Europa está muy lejos de la grandeza que tuvo antaño con grandes equipos como el Milan de los suecos, los inmortales (además de holandeses) de Sacchi, los invencibles de Capello, o el último y mas reciente gran Milan: los invencibles II de Ancelotti. Estos conjuntos son los que han otorgado a la escuadra rossoneri su categoría de ganadora, lujosa, laureada y en muchos casos, ejemplo a imitar.

El Milan actual está muy lejos de ser todo eso. Ganador de solo dos Scudetti en lo que va de siglo (2003/2004 y 2010/2011), el caso más sangrante es en la Copa de Europa, auténtico leitmotiv del club. Campeón en Atenas en el año 2007, desde entonces nunca ha ido más allá de los cuartos de final. Los invencibles de Ancelotti que dominaron la competición olvidándose de su carnet de identidad vieron como le cayeron de golpe todos los años encima al ser ejecutados por un niño que ya deslumbraba Europa. Ese fue el instante preciso en el que la plantilla de Il Diávolo pasó de ser veterana a ser vieja. La decadencia no se detendría, agudizándose año tras año.

El oasis llegó en la 2010/11 ganando la décimoctava liga, gracias a los acertados fichajes de Ibrahimovic y Robinho, con Allegri al mando. Pero lo que podría haberse convertido en un punto de inflexión para la entidad fue en realidad un pequeño paréntesis. Azotado por la crisis económica mundial y por la realidad del Calcio actual, el Milan de nuestros días se ha convertido en un equipo de segunda fila europeo. El paso definitivo para que esto se produjera fue este verano, donde la entidad de Galliani y Berlusconi, agobiada por su situación económica se vio obligada a aligerar el vestuario para poder disminuir la masa salarial. Símbolos como Gattuso, Nesta, Seedorf o Inzaghi, además de Van Bommel, Maxi López, Taiwo, Aquilani o Cassano, que pidió irse, abandonaron la nave, pero las bajas mas dolorosas fueron Ibrahimovic y Thiago Silva en un traspaso conjunto al PSG. El club había conseguido reducir su gasto en sueldos (se habla de más de 70 millones de euros ahorrados en ese concepto), pero a nivel deportivo perdió demasiado. Por un lado, la grandeza y experiencia que aportaban esos jugadores en algún momento determinado y que no han sido compensadas por sus sustitutos. Por otro lado, todo lo que aportaban Thiago Silva e Ibrahimovic al colectivo.
Las bajas de estos dos jugadores han sido dramáticas porque lo eran todo en el conjunto milanista. Gracias a la posición que ocupaban en el campo se puede hacer la metáfora acertada de que eran el Alfa y Omega rossoneri. Estamos hablando de un conjunto que suele vivir en repliegue, medio contra rivales accesibles, bajo contra rivales que imponen. Además mantiene el gusto por la pelota, no rifarla, iniciando el juego desde atrás. En ambos conceptos el rey era Thiago Silva, el mejor central del mundo defendiendo así, además de ser el primer iniciador del juego, ya sea por conducción o por envío largo (incluso llegó a jugar de mediocentro en alguna ocasión). Por su parte Ibrahimovic, aparte de ser el hombre gol y el de mayor credibilidad del proyecto, también era el foco del equipo, el que lo orientaba como quisiera. Ya no solo para bajar envíos largos (de T.Silva, por supuesto), sino en los propios ataques elaborados. Su capacidad para tener el balón, dar la pausa necesaria y ocupar el sector mas débil del rival permitía que Nocerino y Boateng, muy dinámicos hacia delante, pudieran ocupar posiciones ofensivas, cargar el área y castigar. No es casualidad que estos dos jugadores estén mostrando casi siempre su peor versión ahora que el gigante sueco no está.
Para colmo de males, el segundo equipo que mas Champions tiene ha tenido que ver como una de sus dos señas de identidad también le ha abandonado esta temporada. Años atrás, el envejecido Milan competía en la Serie A e incluso pasaba rondas de de la competición europea casi de manera inexplicable, por lo que siempre se comentaban dos motivos: uno era el peso de su laureada camiseta, el cual indudablemente mantiene. El otro la fuerza de su campo, San Siro, que este año ya no está. La afición, desencantada con el equipo, apenas llena la mitad del aforo, muchas veces en un ambiente gélido o incluso hostil. El número de socios para esta temporada es de simplemente 23.618 abonados (mientras que la capacidad del campo es de 81.277 espectadores) y eso, a la hora de competir, se ha notado. 0 victorias en la fase de grupos de la Champions League en casa y 5 de 9 en la Serie A son cifras realmente mediocres para un equipo del nivel e historia como del que estamos hablando. Siendo especialmente sangrante e histórico por lo negativo, las cifras en la Champions League.
Esta es la inestable situación que envuelve al equipo del discutido Allegri y en honor a la verdad, la situación deportiva y de la plantilla no es mucho más sosegada. Al contrario que el año pasado donde el sistema por excelencia era el 4-3-1-2, donde Zlatan era el Sol sobre el que orbitaban el resto de jugadores de ataque, esta temporada ya se han usado distintos sistemas tácticos. Al mencionado 4-3-1-2 y que sigue siendo la base del equipo, se le han añadido los 4-2-3-1, 4-3-3, 4-3-3 con falso 9, 5-2-3 y 5-3-2. En realidad la diferencia es entre jugar con defensa de 5 o defensa de 4, ya que en este último caso solo hay matizaciones posicionales pero sin cambiar demasiado la naturaleza del equipo. Sea como fuere, este cambio de sistema continuo, lejos de hablar bien del equipo y su adaptabilidad a diversas formas de jugar, muestra una gran indefinición por parte de Allegri, desesperado por encontrar la tecla adecuada, como también lo demuestran las continuas entradas y salidas del equipo de jugadores que pasan de no contar a ser titulares y viceversa. Un auténtico galimatías que demuestra la situación tan caótica y descabezada en la que quedaron los rossoneri tras este verano.
En la portería sigue uno de los pocos de la vieja guardia: Christian Abbiati. La verdad es que este es un caso bastante curioso, que como si de Dorian Grey se tratase, vence al paso del tiempo. Tras ser suplente de Dida en el inicio de la última época gloriosa del club, se fue cedido a Atlético de Madrid y Juventus. Su ciclo como portero milanista parecía acabado, pero volvió para hacerse titular casi sin discusión una vez alcanzada la treintena. Sus actuaciones esta temporada están acompañadas de luces y sombras, pero siempre mostrando lo que este portero es. Estamos hablando de un guardameta que apenas siente la ocupación del área o la integración como parte del equipo en su conjunto. Viviendo casi siempre en el área pequeña, acostumbra a hacer la parada tirando de reflejos, por lo que cuando no está concentrado o no tiene el día suele fallar. Además también va acompañado con su sufrimiento en las jugadas a balón parado. Sin duda alguna, y aunque savó al equipo en varios momentos puntuales esta temporada, no es un portero fiable ni de equipo grande, y además este año está teniendo diversos problemas físicos (2 lesiones en lo que va de temporada) que le apartaron de la titularidad para que entrase Amelia, un portero que si bien ilusionó al Calcio en la 2005/06 por su buen toque y aptitudes de portero (lo que le sirvió para ir al propio Mundial), en el heptacampeón de Europa está pasando con más pena que gloria.
La línea defensiva es probablemente la que mas dudas presenta en el Milan. Para empezar, como hemos visto, ya se han desenvuelto con líneas de 4 o de 5. Sin embargo en este análisis nos centraremos en la línea de 4 porque es la que mas ha desarrollado. En ella quizá la mejor noticia ha sido Mattia De Sciglio, el lateral derecho que más ha jugado estos meses. El canterano milanista se ha establecido en la élite con mucha fuerza tanto en labores defensivas como ofensivas. Defensivamente es disciplinado tácticamente, corrigiendo bastante bien los errores (bastante frecuentes) de los centrales o del lateral izquierdo, aparte de cerrar bastante bien el segundo palo acompañando la jugada. Ofensivamente es apañado, con bastante descaro y ganas de tener protagonismo, atreviéndose a la incorporación sin balón, pero también con balón, conduciendo y regateando. También ha jugado de lateral izquierdo a pesar de no ser su perfil natural, pero es importante destacarlo porque es muy posible que para cuando vuelva la Champions se ubique ahí. Esto le permitiría entrar en el equipo a Ignazio Abate en el lateral derecho. Este hombre, es sin duda el paradigma de cómo está el Calcio, habiendo sido titular hasta la fecha en el lateral derecho del 7 veces ganador de la Champions e internacional con Italia siendo un jugador bastante discreto. Defensivamente sufre en el uno contra uno por su poca capacidad de interpretación y rectificación, pero sobrevive bastante bien gracias a su velocidad. Ofensivamente se incorpora sobre todo para llegar y poner centros (no del todo precisos). Sea como fuere, hasta este año fue titular indiscutible para dejar de serlo esta temporada sobre todo por las lesiones, por eso es fácil pensar que una vez recuperado al 100% el sea el derecho y De Sciglio el izquierdo.
En el lateral izquierdo no hay nadie definitivo, Mesbah es directamente insuficiente para la plantilla, Antonini no incorpora la proyección ofensiva necesaria para dar salida al equipo y no lo compensa con ninguna seguridad defensiva, además de haber tenido también una serie de lesiones que le han cortado el vuelo este año. Con este panorama Constant, un interior cedido por el Genoa en una de esas operaciones sospechosas que tanto nos acostumbran en Italia, se hizo con el puesto en varias ocasiones. Su rendimiento fue aceptable, porque ofensivamente ofrece bastante, a parte de subir y ganar la banda lo que libera a Stephan El Shaarawy. Sin embargo defensivamente se nota que no es lateral y expone demasiado a una pareja de centrales ya de por si dubitativa. Con 5 defensas si que tiene más sentido al ser carrilero, pero en una de 4 el sufrimiento al que expone a un equipo que ya de por si no tiene aparato defensivo sólido es demasiado alto. Esto refuerza la idea apuntada de que Abate y De Sciglio serán los laterales titulares si se encuentran en plenas condiciones, a no ser que Antonini de un paso al frente.
Los defensas centrales han sido un baile continuo, con Acerbi, Bonera, Zapata, Yepes y Mexes alternándose en el puesto de titulares. Sin embargo, estos dos últimos han sido los titulares en el crucial partido contra la Juventus (1-0 para los milanistas) y son los dos mejores jugadores para este puesto. También es un ejemplo bastante paradigmático también para ver la decadencia de este equipo, pasando de Nesta-Thiago Silva a Yepes-Mexes, que siendo de un nivel aceptable no son élite europea, aunque Yepes quizá si pudo haberlo sido en algún momento de su carrera, posiblemente con su selección. Estamos hablando de un central lento, pero muy talentoso a la hora de interpretar en el uno contra uno, lo que le permite sobrevivir y soportar el sistema defensivo. En un sistema de repliegue medio o incluso bajo (defensa en la frontal), como el milanista, esto le da para poder competir, y la verdad es que en muchos partidos del año fue el mejor defensor milanista. Su compañero, Mexes, no goza del talento de su compañero, sufriendo muchas veces cuando es encarado y sobre todo metido en su área donde le cuesta la toma de decisiones. Es sin duda mucho mejor en área contraria, donde es un factor importante. Además hay que destacar que los dos (sobre todo el francés) tienen una deficiencia importante para un sistema defensivo de este tipo y es que tienen dificultades para defender contra un delantero tanque. Además, entre los 4 defensores teóricos titulares (ni sus suplentes, salvo Constant con reservas) garantizan la salida sostenida que si que permitía Thiago Silva.
El centro del campo sí que parece presentar las cosas algo más estables que la línea defensiva. Montolivo se sitúa en el interior de su perfil, el diestro, lo que le permite orientarse mejor para recibir y dar salida al balón tanto por la derecha como por la izquierda. Nocerino es el jugador más utilizado e importante en el izquierdo, mientras que De Jong antes y Massimo Ambrosini ahora parecen fijos en el puesto de 5. Esto es así porque el holandés, que estaba siendo un jugador muy importante gracias a su dinamismo hacia delante, su mantenimiento de posición y su intensidad, tuvo una gravísima lesión del tendón de Aquiles que lo apartará toda la temporada. En su lugar entra Mássimo, el último superviviente de los héroes de Atenas. Los años ya se notan en el jugador y su capacidad para mover el equipo se ha visto bastante reducida. A pesar de esto sigue siendo bastante válido en la recuperación del balón, gracias a su capacidad de mantener la posición y el uso de la falta táctica, tanto en contras, como sobre todo de forma constante para romper el ritmo del rival e igualarlo al ritmo lento del Milan. Con el balón en los pies, a pesar de algún envío largo, casi todo se orienta al pase corto hacia Montolivo para que el se encargue.
Riccardo Montolivo parecía uno de los fichajes en el Calcio, el jugador que debía volver a encargarse de darle sentido con la pelota a un equipo que siempre la quiso tener pero que desde la salida de Pirlo había perdido su foco. Sin embargo, como ya ocurrió en el Mundial del 2010 donde el ex de la Fiorentina fracasó como reggista sustituyendo también al 21 en la Azzura, en el Milan le está pasando lo mismo. No es una cuestión de espacio, ni de orientación para el pase, sino de fútbol. Montolivo en tres cuartos para dar el pase definitivo o incluso acompañar para golpear desde la frontal siempre fue un jugador válido, pero tener que asumir una cuota constante de balón y moverlo batiendo líneas de presión le es muy costoso. Además en el equipo de Allegri tiene otro problema, ya que en muchas ocasiones la línea ofensiva del equipo se muestra muy separada, no ofreciéndose. Por su parte Nocerino (que extraña muchísimo la pausa que daba Ibrahimovic) no siente la gestación tanto como el descolgarse para cargar el área y de Ambrosini ya lo hemos dicho todo. Esto limita mucho el grado de acción de Riccardo y su capacidad para encontrar líneas de pase (porque no existen). Por esto el Milan tiene una gran cuota de balón, teniendo la posesión en casi todos los partidos, pero siendo esta inocua y lenta, en la zona central del campo, sin ninguna capacidad de sorprender ni de romper las líneas rivales. Un caramelo para el equipo rival que casi siempre castiga a la contra.
Por último tenemos la línea atacante donde poco cambia que sea un mediapunta y dos delanteros, o una línea de 3 con falso 9 a efectos prácticos, la verdad. Ese mediapunta o falso 9 ha sido por lo general Boateng, quien este año poco se parece a lo que ha enseñado las dos temporadas anteriores. El ghanés es otro que como Nocerino debe estar llamando a Ibra todas las noches para saber como le va. Sin un jugador que le aguante el balón arriba, que le prepare el espacio necesario para poder cargar y luego atacar, su juego, basado en la intensidad, fuerza, verticalidad y golpeo pierde un poco el sentido. A esto hay que sumar que el 10 este año no encontró su punto físico en ningún momento y apenas ha rendido, siendo en ocasiones incluso suplente. Cuando fue así fue sustituido por Emanuelson (sobre todo orientándose este hacia el perfil derecho para poder centrar) o Bojan. El excanterano del Barça ha combinado alguna titularidad con muchas suplencias o incluso partidos enteros sin jugar, pero siempre que lo hizo en el carril central, e incluso por detrás de un delantero, mostró un gran juego siendo sobre todo el canalizador del ataque milanista, activando los tres carriles, siendo el único jugador ofensivo milanista capaz de hacer eso con criterio.
El atacante derecho es el que presenta a estas alturas, uno de los mayores dolores de corazón para la afición milanista. El jugador que más ha rendido ahí con mucha diferencia (aunque sin jugar demasiado) ha sido Robinho. El brasileño que fue fundamental junto con Zlatan en la victoria del Scudetto de hace dos años, está prácticamente fuera del club, siendo casi un hecho su salida en el mercado invernal. Esto es un palo para la afición, que lo adora y motivos no le faltan. Desde el costado derecho, Robinho se ha convertido en un orientador del juego gracias a su ocupación del espacio, dando profundidad si es necesario, u ocupando la frontal si así lo siente. Además le da el espacio que necesita a El Shaarawy y también ayuda a conectar con el centro del campo cuando el inevitable atasco aparece. No cabe duda que su físico y su grado de acción no son el de cuando era un jugador élite europeo, pero en este Milan su participación es bastante importante.
El que más jugó en esa posición fue Pazzini, lo que supone un cambio diametral con el brasileño. El italiano es ocupación total del área, vivir ahí y tener remate para cazarlas, lo que no se le da mal. El problema es su total desconexión del juego del equipo, por lo que en los partidos donde el Milan no da llegado al área con continuidad (que son muchos) su participación prácticamente es una rémora. Además al centrar más su posición resta espacio al italo-egipcio. De no jugar él, Bojan también tiene oportunidades ahí o Emanuelson si se juega con un 9 mas fijo y el pefil de la derecha es para un hombre puro de banda.

Por último, ya que lo mejor siempre hay que dejarlo para el final, nos encontramos con el dorsal 92, Stephan El Shaarawy, en la posición de delantero por la izquierda, que no zurdo. Su irrupción ha supuesto la gran noticia de este año para el Milan (junto con De Sciglio) y una verdadera bocanada de aire fresco, monopolizando tanto los piropos que muchas veces se ha conoce al histórico equipo como AC El Shaarawy. Sin embargo, hay que recordar que estamos hablando de un chico de 20 años, un adolescente y como tal, se está explorando y conociendo todavía. Mientras lo hace, se desenvuelve en el costado izquierdo desde donde se ha convertido en el Capocannonieri de la Serie A con 14 goles en 17 partidos disputados hasta ahora, con una media de un tanto cada 101 minutos. Desde ese costado es a día de hoy donde mas rinde porque le permite orientarse para el disparo (es diestro) tras conducción o llegando sin balón. El Faraón es un jugador sumamente elástico y ágil de movimientos (cierto parecido con Neymar) por lo que le es fácil recibir el balón ahí, en una zona desahogada, y marchar hacia portería. Por eso mismo aún nota la diferencia cuando sale de esa zona y se desenvuelve por el centro, o peor aún, por la derecha, donde su grado de acción disminuye muchísimo. Esto era lo que le pasaba en los primeros partidos de la Serie A, pero una vez situado en este perfil su explosión sirvió para sacar al Milán de los puestos comprometidos de la clasificación y hacerlo aspirar a Europa de nuevo. Además hay que valorar su gran trabajo defensivo, ayudando a recuperar balones o incluso bajando con su lateral. Es sin duda, la gran joya de la corona milanista hasta tal punto que si el heptacampeón de Europa participa el año que viene en su competición favorita será casi exclusivamente por él.
Llegado a este punto si el lector no se da imaginado perfectamente el XI del Milan y su plan de juego no se preocupe: ha entendido al equipo. Además, esta sensación de incertidumbre aún aumentará tras el mercado invernal, tras la más que posible salida de Robinho y los fichajes que plantea hacer la entidad, sobre todo en la parte defensiva. Pero los rossoneri poco a poco van recuperándose. Como suele pasar en estos casos, la victoria contra la Juventus resultó un punto de inflexión, encadenando desde entonces 4 victorias seguidas en el Calcio (5 sin perder si contamos el 2-2 contra el Nápoles de la jornada anterior a la victoria contra el lider). Esta reacción es la buena noticia de un conjunto que como entidad y como equipo tiene demasiados problemas: un repliegue medio/bajo que no le garantiza seguridad defensiva ya que tiene jugadores deficientes para desenvolverse ahí; la intención de tener el balón y mandar desde ella, pero no tiene ni defensas capacitados para una salida limpia, ni un mediocentro creativo para mover el equipo, ni la capacidad de crear líneas de pase y batir líneas de presión para poder avanzar; ni un ataque consistente y poderoso, que sea capaz de abarcar todo el ancho del campo, y dominar las segundas jugadas y así encerrar a todos los rivales. Lejos de esto el Milan sufre atrás como nunca, no domina los partidos, no encierra nunca a los rivales y casi siempre queda a merced de ellos, por fases del partido o encuentros enteros. Además hay que incluir las continuas lesiones que han asolado a casi todos los miembros de la plantilla en este curso (nótese que ni hemos mencionado a la que debe ser la máxima estrella del equipo, Alexandre Pato). Pero como casi siempre en la vida, de la oscuridad nace la luz y en este caso es la reacción del último mes del equipo, su clasificación para los octavos del final, y la irrupción del Faraón. Unas pequeñas alegrías para un equipo acostumbrado a aspirar a lo máximo. Si se me permite el juego de palabras, el Milán puede estar Allegri ma non troppo.