“El objetivo era sumar los primeros 15 puntos en los primeros cinco partidos»
Tito Vilanova
Todos intuimos al principio que el Barça salió a por la Liga como si se terminase en noviembre y cada punto perdido supusiese un paso atrás definitivo. Objetivo cumplido, 15 puntos en las cinco primeras jornadas. De hecho no se perdieron puntos hasta la jornada 7, contra el Madrí en el Camp Nou (2-2). Para entonces, los blancos llegaban a 8 puntos y se fueron del enfrentamiento directo sin recortar distancia. Solo el Atlético de Madrid aguantó el primer envite del campeonato, aunque parecía que mantener al equipo de Jose alejado concedía margen de maniobra para respirar y trabajar sin más presión que la propia impuesta.

A partir de aquí, 12 victorias consecutivas con un bagaje goleador de +32. Números de campeón, desde luego, con excelentes partidos –Riazor y Vallecas- y una cómoda goleada al Atlético en el Camp Nou (4-1) que parecía, hasta entonces, el único aspirante capaz de no soltar la cuerda. La mejor primera vuelta de la historia de la Liga, uno de esos datos que parecen irse intrascendentes a ojos del espectador. Se consigue, además, con una victoria (1-3) en la Rosaleda exhibiendo un gran nivel y ratificando un arranque de “mano izquierda” en el que Fàbregas, Iniesta y Jordi Alba son la llave – glorioso Leo aparte-.
Anoeta,  descanso, 0-2. Aquí, ante el que para mi es el equipo que mejor ha jugado de la Liga, llegaría la primera derrota de la temporada, jornada 20. Agirretxe en el descuento ratificaba la remontada (3-2) ante un Barça que no supo gestionar su ventaja en inferioridad numérica tras la expulsión de Piqué apenas reanudado el segundo tiempo. A partir de aquí, se fueron sacando partidos a base de talento y ráfagas de calidad. Se intercalaron algunos puntos buenos, como el 6-1 matinal al Getafe, y derrotas complicadas como la del Bernabéu (2-1). A partir de Anoeta, fuimos Leo Messi.
En medio del aparente trámite liguero en el que se fue perdiendo la esencia que Tito consiguió marcar al principio, nos estampamos en semis de Copa del Rey ante el Madrí y remontamos un 2-0 que nunca nadie antes había conseguido remontar en Champions. La eliminación de Copa, la derrota liguera en el Bernabeu y la lamentable imagen de San Siro son el retrato del paso a la normalidad. Un espejismo el 4-0 de la vuelta de Copa de Europa, provocado por un entrañable rival que tuvo en pies de un niño la responsabilidad de enlosar un mes antes de lo previsto la temporada en Can Barça. Después el Bayern -PSG mediante- se encargó de mostrarnos el nivel al que debemos volver.
Una Liga de tremendo mérito. Por el dossier proyectado por Tito la primera mitad del año, antes de que su salud le torciese sus planes. Porque Leo Messi ha convertido en rutina pulverizar los 40 goles al año en el campeonato doméstico. Porque el rival a batir y hasta hace días Campeón, se gastaba la mejor plantilla de su historia dirigida por un monstruo competitivo. Porque se nos olvida fácilmente que los puntos en noviembre no valen menos que los puntos en mayo. Porque debemos recordar lo difícil que nos era ganar cosas hace poco más de 20 años. Porque nos hemos acomodado en la excelencia. Disfrutadlo ¡som campions!