Primero lo más importante, que es dar las gracias a Dani Rivera y a Luciano Candel, ya que sin sus testimonios este artículo habría sido imposible. Agradecerles, pues, en nombre del equipo de Rondo Blaugrana, su predisposición en todo momento a colaborar, y que aceptaran compartir con nuestros lectores sus impresiones y su conocimiento sobre el trabajo de Miroslav Djukic en Valladolid y Valencia.

Durante los últimos años hemos ido viendo cómo el fútbol se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, ha ido evolucionando. De los clubes controlados por los presidentes hemos pasado a equipos que basan buena parte de su estructura en torno a la figura del entrenador. La crisis económica, sin duda, ha acelerado este proceso en los últimos años y, en medio de esta coyuntura, el entrenador ha ganado en poder y su figura se ha visto altamente reforzada. En este sentido, ante las dificultades económicas, cada vez más clubes se adhieren a la premisa de que quién sabe realmente de fútbol, es quién debe mandar sobre prácticamente el resto de todos los estamentos del club.

Controlar el mensaje

“Para mí, las ruedas de prensa pre-partido y post-partido son el partido”. José Mourinho.

Decía Guardiola, en su momento, que las cuestiones puramente futbolísticas de entrenar al Barcelona sólo le ocupaban un 30% de la totalidad de su trabajo. El entrenador de fútbol actual, siendo generalistas, no sólo debe ocuparse de entrenar a su equipo, sino también de muchos otros factores que, a la larga, pueden influenciar en los resultados. Uno de estos factores es, sin duda alguna, el mensaje.

En rueda de prensa Mirolsav Djukic se muestra claro y directo. “Dice las cosas como piensa”, subraya Dani Rivera, “no importa que un jugador, un periodista o un club entero se moleste. Lo hizo con el Celta de Vigo jugándose el ascenso, lo hizo en el Calderón y lo está haciendo en el Valencia”. El mensaje forma parte de la personalidad del entrenador. Y en el caso que nos ocupa, Djukic es consciente de que quién manda es él, y así lo hace saber cada vez que se pone delante de los micrófonos.

Tras perder 3-1 en Cornellá en la última jornada, Djukic respondió al equipo diciendo que el equipo debería sentirse “avergonzado” por la derrota y la imagen derrochada, y durante la semana advirtió que- sea cierto o no- ante el Barcelona la alineación que perdió ante el Espanyol verá introducidos hasta cuatro cambios.

Tiene muy pocos pelos en la lengua. Cuando él cree que algo va mal, lo suelta”, nos dice Rivera. Y es que Djukic es consciente de que lo que diga en la sala de prensa tiene un efecto sobre su equipo. Y para ello, debe ser consecuente con sus palabras. Estando en el Valladolid, por ejemplo, tras un mal partido de su equipo declaró que “si Ébert sigue jugando así, no lo fichará nadie”, cuando la semana anterior aumentaron los rumores de una posible marcha del jugador fetiche del proyecto. En Valencia, se encontrará un entorno difícil, que presenta una lucha de intereses muy particular y ahí Djukic deberá sobreponerse para controlar todo lo que pasa alrededor del club del Turia. Carácter, le sobra. Carisma, también. ¿Será suficiente?

La gestión de la plantilla

Djukic va a manejar una plantilla amplia. El equipo esta temporada competirá en Liga, Copa y Europa League, y por lo apuntado hasta la fecha, no parece que tenga intención de renunciar a nada. Será importante, pues, no sólo el número, sino también el rendimiento de los jugadores para que las rotaciones del técnico no cuesten puntos o eliminatorias. En este sentido, Luciano Candel nos señala algunos nombres que deben ser importantes para que el entrenador ché aumente el número de jugadores que integrarán su núcleo duro: «Viera, Victor Ruiz o Guardado deben dar ese salto de calidad al equipo para que se pueda rotar correctamente todos los jugadores y poder llegar lo más lejos posible en las dos competiciones del KO.»

Con esta idea se ha reforzado el Valencia esta temporada, incorporando a Javi Fuego, Oriol Romeu, Helder Postiga y Dorlan Pabón, unos nombres que habrá que sumar a los jóvenes canteranos que consigan asomar la cabeza en el primer equipo. Sobre el último en llegar, el colombiano Pabón, Candel nos comenta que «Djukic buscará sus desmarques de ruptura a la espalda de la defensa ya que no será excesivamente importante su ayuda en el juego combinativo debido la presencia de 3 centrocampistas en la elaboración de la jugada.»

Si bien será necesario para competir en las tres competiciones, gestionar una plantilla larga es algo a lo que Djukic no está acostumbrado y no será fácil. Ya este verano, antes de que todo arrancara, el serbio tuvo que resolver algún conato de incendio: «El del Valencia es un vestuario difícil como se ha podido comprobar durante la pretemporada donde hasta 3 jugadores han llegado a decir públicamente que si no juegan se irían«, advierte Candel. Todos sabemos que la de Valencia no es una plaza precisamente fácil.

Su ideal futbolístico

A Djukic le gusta que sus equipos tengan el balón, que quieran ser protagonistas llevando la iniciativa del juego. Elige la pelota como el mejor medio posible para expresar su idea, y a partir de ahí lo construye todo. Ésa es su gran apuesta. Además, la idea tanto en Valencia como en Valladolid reúne muchas similitudes, ya que en Mestalla se ha encontrado un equipo con jugadores de un perfil parecido que en el José Zorrilla. Los fichajes que ha realizado este verano, refuerzan, en buena medida, la apuesta del entrenador.

Entrando más en materia, en el club blanquivioleta desarrolló un 4-2-3-1 muy dinámico, basado en unos principios de juego muy claros: salida desde atrás a través de los centrales, amplitud ofensiva a cargo de los laterales, el delantero encargándose de dotar al equipo de profundidad, un doble pivote para sostener al equipo y libertad total para los mediapuntas para dirigir el ataque.

Del Valladolid de Djukic destacaban varias cosas. El serbio implantó un dispositivo de salida muy fluido, trabajó la simbiosis entre los laterales y los extremos como una buena fuente de ventajas y encontró en Manucho como el mejor recurso posible para competir ante los rivales que le superaban en calidad técnica. Ébert, extremo derecho, se erigió como principal estrella de un conjunto en el que también destacaban Oscar, mediapunta, y Rukavina, lateral diestro.

En el Valencia, por su parte, la idea se mantiene. Djukic junta mucha gente por dentro, con los laterales abriendo por fuera a través de sus incorporaciones al ataque y el delantero centro generando espacios para los centrocampistas a través de sus arrastres y desmarques de ruptura. Un equipo que quiere ser protagonista con el balón y llevar la iniciativa del juego y que ha identificado en la figura de Éver Banega como la máxima estrella del conjunto. Partiendo desde la mediapunta Éver se siente cómodo, tiene libertad total de movimientos y manda como el que más, marcando el ritmo del partido y los tiempos del juego.

Respecto a la temporada anterior con Valverde, Djukic ha cambiado pocas cosas, porque la idea es muy parecida, según nos cuenta Luciano: “Ambos son entrenadores marcados por un mismo patrón de juego y parece que ese estilo seguirá durante este año en Mestalla”. Como el actual entrenador del Athletic Club, Djukic es muy meticuloso a la hora de “estudiar al rival, la forma de contrarrestar y combatir su juego, basando la fortaleza del equipo en el bloque”. Una temporada que, pese a no haber comenzado con buen pie, parece que puede dar muchas alegrías a los aficionados chés porque, a pesar de la marcha del txuri-urdin, el Valencia sigue teniendo entrenador.

El trabajo con la cantera

No hay duda de que Djukic es un técnico ambicioso. No sólo por la propuesta futbolística de sus equipos, sino también por su concepción de lo que debe ser un entrenador. No le vale con pasar por un club, dejar unos buenos resultados, un recuerdo bonito y listos. Miroslav ambiciona dejar huella. Quiere ser la semilla, el primer paso.

«Desde su llegada a Valladolid, Djukic siempre tuvo una idea en la cabeza: Implantar en todas las categorías del club una misma filosofía, dotar a todos los equipos de la entidad de una misma personalidad reconocible» nos cuenta Dani Rivera, que añade: “al estilo de lo que ha hecho el Barcelona durante estos años, así cualquier jugador joven con proyección no tarda en asentarse en el primer equipo porque la base siempre es la misma”.

En Valladolid no le dio tiempo, por en Valencia lo volverá a intentar (y con más razón, ya que Mestalla siempre pareció su destino final). Por eso, no es de extrañar el protagonismo que han tenido los jóvenes en la pretemporada ché. Tanto los que ya formaban parte del primer equipo como Michel, Bernat o Paco Alcácer (que tras la llegada de Pabón, podría salir cedido), como otros llamados desde el Mestalla para formar parte de la concentración del equipo en Alemania, como Gayá, Mario Arqués, Héctor Pizana o Fede.

Nos cuenta Luciando Candel que «todos ellos han gozado de minutos durante los 7 partidos de pretemporada, destacando la confianza que ha depositado en Fede que fue titular en el primer partido de esta temporada ante el Málaga» o sobre Salva Ruiz, de quién nos asegura que «gozará de minutos tras la salida de Cissokho al Liverpool.«