Tal y como sucedió la temporada pasada, al Barça le está costando arrancar. Y no es por un tema de puntos, no; eso es inmejorable. Ayer cayó un nuevo récord, el de mejor inicio de la historia del club, con siete victorias consecutivas en siete partidos. Los problemas, por lo tanto, son puramente futbolísticos. Esto, sumado a que hay algunos futbolistas que aún no están en su mejor momento de forma, da como resultado un partido con diversos tramos de juego irregulares.

Entrando más en materia, el Barça de Martino se enfrentaba al Almería de Francisco, un equipo joven, atrevido, a pesar de ser un recién ascendido. A los rojiblancos les gusta de presionar arriba e incomodar a sus rivales, aprovechar sus puntos débiles y llegar a portería cuántas más veces, mejor. Por parte azulgrana, el ‘Tata’ apostó de nuevo por la asimetría y, siguiendo la política de rotaciones, dio descanso a Xavi y Neymar. En el campo, Bartra formó eje de la zaga con Piqué, Fàbregas e Iniesta partían como pareja de interiores y Alexis y Pedro acompañaban a Messi en la delantera.

El Almería se presentó con un ajuste táctico personificado en la figura de un veterano conocido como Fernando Soriano, que destacó en sus labores tanto con balón como sin él. Cuando el Barça tenía la pelota, el centrocampista presionaba a la misma altura que el delantero centro, y obligaba a Busquets a incrustarse entre los centrales para crear la superioridad numérica en salida. El de Badía dejaba vacía la zona de mediocentros para ejercer como líbero, pero los interiores– Cesc e Iniesta– no bajaban el consiguiente escalón y estaban demasiado lejos de los centrales, que tenían que arriesgar mucho, ya fuera a través de un pase o una conducción, para conectar con los centrocampistas.

Ese espacio entre la defensa y los hombres entre líneas lo aprovechaba a la perfección el Almería, quién desarrollaba todo su peligro desde ahí. Cuando recuperaba el balón, intentaba conectar con los hombres de los costados– preferiblemente el derecho, dónde Suso– y enfilaba hacia la portería. Si, por el contrario, el Barcelona lograba batir líneas– aunque no sucedía muy a menudo–, al momento de la recuperación jugaban directo sobre Soriano, que aguantaba perfecto y daba esos segundos a su equipo para que saliera al contraataque, a pesar de los intentos de presión azulgrana.

A los veinte minutos de juego, sin embargo, Messi inició un slalom partiendo desde el extremo derecho, combinó con Pedro, que le devolvió de primeras, y engaltó un zurdazo en el que poco pudo hacer Esteban para evitar el gol. No obstante, la misma jugada supuso una cruz para el argentino, ya que se lesionó el bíceps femoral y, a la espera de que lo confirmen las pruebas médicas, no volverá a los terrenos de juego hasta que se regrese del período de selecciones.

Martino dio entrada a Xavi en lugar del ’10’ para que Cesc ocupara el falso ‘9’ y Xavi hiciese acto de presencia en la desocupada zona del mediocentro. A pesar de ello, el Barça perdió aún más, si cabe, el control del partido, y se fue al descanso con la cabeza puesta en la incertidumbre de la lesión del argentino que en el encuentro mismo.

En la segunda parte, sin embargo, todo cambió. Xavi agarró el timón del partido, y el Barça empezó a jugar. Enlazó posesiones largas que le permitieron dominar posicionalmente al rival y, en una internada de Adriano en el área, Fàbregas asistió al brasileño desde el extremo izquierdo para que el brasileño sentenciara el encuentro, celebrando así sus cuatro partidos seguidos como titular completando los noventa minutos, algo que no había sucedido desde que el lateral recaló en el Barça en verano de 2010.

A partir de ahí, los azulgranas se hicieron dueños absolutos del balón y dominaron como antaño solían hacer, aún con Messi lesionado en el banquillo. El segundo gol aportó la tranquilidad necesaria para adormecer el partido y elegir mejor a la hora de generar ocasiones de gol. Y, a pesar de que en los últimos diez minutos el Almería apretó más y mejor, el Barça siempre se encontró cómodo y los tres puntos nunca se vieron en peligro.

El Barcelona, pues, encadenó su séptima victoria consecutiva en Liga con rachas irregulares de juego, pero mejorando poco a poco las sensaciones que había dado la semana anterior. Con el paso de los partidos, irá cogiendo velocidad de crucero y aquellos jugadores clave que aún están fuera de forma irán apareciendo más a menudo, hasta que consoliden lo mejor de su repertorio en beneficio del colectivo. No obstante, su puesta a punto deberá acelerarse porque estas primeras semanas de octubre no estará Messi y, a finales de mes, llega el Madrid. Y es que tampoco no somos los únicos que lo ganamos todo.