Con el promedio de edad más bajo que la autora de este artículo consigue recordar (apenas 20 años de media) el nuevo Barça B se enfrenta por cuarta temporada consecutiva a la Liga Adelante. La plantilla no es del todo nueva pero sí lo es el equipo. Del que acabó siendo el XI titular más utilizado la temporada pasada, sólo quedan tres jugadores. Curiosamente, los únicos tres que también formaron parte de la plantilla del Barça Atlètic que logró el ascenso a Segunda A (Planas, Ilie y Masip).

Equipo exageradamente joven y con poco rodaje en una división tan dura como esta. Si el verano pasado se nos hacía insufrible con las bajas de algunos de los titularísimos (Montoya, Bartra, Muniesa o Dos Santos), este mercado estival ha sido aún más duro. Ni más ni menos que 16 bajas entre las que se encuentran los nombres de Deulofeu, Rafinha, Sergi Roberto, Luis Alberto, Oier Olazabal o Cristian Lobato.

Esta es, más que nunca, una temporada de cambio en el Barça B.

RENOVACIÓN DE PLANTILLA

Durante el curso pasado se especuló mucho con la posibilidad de que el equipo tuviera solamente dos porteros. Se cuestionó la necesidad de tener un tercero en un filial en el que la metodología del entrenador no permite a éste tener minutos y en un club en el que el primer equipo ya cuenta con tres hombres para la portería.

La secretaría técnica puso fin a estos rumores fichando a Ortolà para suplir la baja de Oier, que fue el primer portero del curso pasado aunque segundo en minutos debido a lesiones, sanciones y convocatorias con el primer equipo. El ex del Villarreal, fichado pensando más en el futuro que en el presente, es y será el segundo portero si Eusebio, tal y como parece, no apuesta por las rotaciones como hizo en su primer año. En cualquier caso, Bañuz, que ya fue el portero con menos minutos la temporada pasada, parece que sigue sin contar demasiado para el técnico vallisoletano.

En defensa las bajas de Lombán, Balliu y Muniesa (que jugó la recta final de la temporada pasada con el filial) hacen que la línea defensiva sea inédita en cualquiera de sus variantes.

Durante todo el verano Eusebio ha declarado en diversas ocasiones la necesidad de fichar a un central, pero tal y como ha pasado con el primer equipo, mientras la afición ha estado a la espera hasta el último momento, la secretaría técnica no ha parecido tan interesada en ello como el entrenador y los culés. Por contra, sí que ha cedido a tiempo a dos centrales que subían del juvenil y que, visto el panorama, hubieran resultado útiles para el equipo.

Con todo, el Barça B cuenta únicamente con tres centrales puros (uno de ellos reincidente en las lesiones) y Planas, que podría reconvertirse si fuera preciso. Las lesiones y las sufridas convocatorias de selecciones (dos de los tres centrales son internacionales), podrían hacer que incluso Ilie ocupase esa posición como ya hizo antaño. En principio, con todos los efectivos disponibles, el eje central tendrán que disputárselo entre Sergi Gómez, Bagnack, Ié y Planas, mientras que el lateral izquierdo será casi con toda seguridad para Grimaldo cuando se recupere completamente de su lesión. En lo que al lateral derecho se refiere, Patric apunta a titular indiscutible y la dramática lesión de Justé hace presagiar que Campins (fichado originalmente para el Juveni A), entrenará e irá convocado habitualmente con el equipo.

Las bajas en el centro del campo también son pesadas, ya que Sergi Roberto, Rafinha, Luis Alberto y Gustavo Ledes fueron cuatro de los once jugadores más utilizados la temporada pasada. Pero en cambio, los refuerzos para la medular sí parecen suficientes y variados: desde Samper, Calvet y Babunski, ascendidos del Juvenil A, hasta el codiciado Denis Suárez, pasando por la veteranía de Edu Bedía.

Si bien es cierto que Eusebio aprecia mucho el regular rendimiento de Ilie, no sería de extrañar que en no demasiadas jornadas Sergi Samper se hiciera con la titularidad de forma definitiva. Lo que sí se vislumbra claramente es que Espinosa tendrá al fin la oportunidad que lleva tiempo reclamando y que Suárez –teniendo en cuenta la insistencia y el dinero que el Barça ha puesto en su fichaje- será su compañero. Pese a ello, ni la inteligencia táctica de Calvet ni la creatividad y técnica de Babunski van a ponérselo fácil a ninguno de los dos.

Dongou y Sandro, dos enfermos del gol, intentarán que la baja de Deulofeu no sea tan notable en los números como lo será en el juego. Con dos únicos extremos disponibles (Joan Román y Dani Nieto) no es de extrañar que alguno de los dos ‘9’ antes mencionados acabe jugando en banda en más de una ocasión. Aunque siendo la delantera la línea con menos efectivos, es esperable que se acabe buscando en Adama Traoré la verticalidad de la que carece el equipo y en Tony Sanabria aún más gol del que Dongou y Sandro prometen.

MÁS Y MEJOR

Aunque poco vimos de la pretemporada y cinco jornadas de liga pocas son para sacar conclusiones definitivas, lo cierto es que en lo visto ya se intuye más motivo para la esperanza que en las dos últimas campañas.

Eusebio, que ha cambiado detalles rutinarios y ha decidido que concentrará a los jugadores el día anterior a los partidos en casa, también ha dado un paso al frente en lo que al juego del equipo se refiere. O eso parece.

En campañas pasadas, veíamos en el Barça B a un equipo con conceptos poco claros y más alejado que nunca del primer equipo. Un equipo carente de mecanismos y de juego colectivo. La calidad de los jugadores pesó mucho en las buenas clasificaciones y lo cierto es que era imposible esperar menos de dos de las mejores plantillas que ha tenido el filial culé en su historia. Con dos años más de experiencia, Eusebio parece haber encontrado alguna de las teclas que hacía falta pulsar para darle otro ritmo al colectivo.

En las primeras jornadas hemos visto al equipo mucho más unido, buscando conjuntamente la profundidad y llegando mucho y con peligro a área rival. De la misma manera, la presión parece presentar cambios y lo que antes era un ejercicio casi individual, ahora está mucho mejor orientada a recuperar colectivamente en zonas que beneficien al equipo. Si bien es cierto que en defensa se siguen cometiendo errores de bulto, las pérdidas son menores a las que estábamos acostumbrados, aunque muchas igual de graves y evitables.

Los interiores (que actúan casi de mediapuntas en fase ofensiva) bajan mucho a ayudar a Ilie y a ofrecer alternativas en la salida del balón. Anteriormente, cuando el rival ejercía una presión muy alta, el portero de turno optaba por sacar directamente en largo buscando a los interiores, que al no ser portentos físicos, solían perder muchas de las batallas aéreas. Ahora con Gómez, que aún tiene algunas carencias notables pero que si de algo sabe es de levantar la cabeza y elegir bien la dirección del balón, las pérdidas en esta fase previa se han visto casi erradicadas.

Por lo que respecta al centro del campo, lo cierto es que el Barça B de los últimos años si de algo no se puede quejar es de los futbolistas que ha tenido en plantilla, pero esta temporada estamos viendo una asombrosa facilidad de los interiores (Espinosa como gran destacado) para superar la medular rival y abrir pasillos por dentro. Algo que Joan Román -más cerrado- e incluso Patric, que tiene por delante a Dani Nieto, aprovechan para internarse. Esta también será una baza muy importante cuando Grimaldo se recupere, ya que su vocación claramente ofensiva está mucho más orientada a jugar por dentro que no al desdoblamiento de su extremo.

Además, acostumbrados como estamos a un filial de -muy- falsos nueves, resulta casi emocionante ver la soltura de Dongou y Sandro desmarcándose y dando profundidad al ataque. De momento, ninguno de los dos ha estado especialmente inspirado de cara a portería, pero simplemente su manera de fijar rivales y permitir que el equipo se organice o la tranquilidad al recibir y tocar de espaldas, abren al equipo todo un nuevo abanico de posibilidades.

Las reticencias y la desconfianza, tras dos años irregulares y muchas veces sufridos, siguen existiendo en los habituales al Miniestadi, pero muchos parecen hoy más esperanzados que ayer. En los últimos dos años, una de las quejas más escuchadas entre la afición ha sido su escasa confianza en los jugadores más jóvenes. Para bien o para mal, Eusebio se está viendo obligado a utilizar a los juveniles recién ascendidos en todos y cada uno de los partidos, así que lo que parecía una jugarreta de la secretaría técnica al no traer a otros dos fichajes, se puede convertir en la alegría de todos los que confiamos en un Barça B mucho más formativo que resultadista. La competitividad, en cualquier caso, también vendrá de la mano de los más jóvenes. El técnico vallisoletano, en un intento por contradecir a los que le acusan de de déficit de ambición y de mentalidad perdedora, se ha atrevido a declarar que las aspiraciones del equipo pasan por el primer puesto en la clasificación. No es eso lo que la afición espera, pero temerario o no, parece que algo está cambiando en el Miniestadi.