A pesar de las dudas y de la irregularidad mostrada durante gran parte de la pasada temporada, finalmente se consiguió el objetivo de la permanencia. Se podría decir que este hecho obligó a la continuidad de un técnico, José Luis Mendilibar, que seguramente no contaba con la confianza necesaria para seguir en el cargo, ni por parte de la directiva, ni por gran parte de la afición rojilla. Prueba de ello es que, tras tres jornadas y cero puntos en el casillero, el entrenador vizcaíno fue sustituido por el navarro Javi Gracia. El curso casi no había empezado y ya llegaban las prisas. Pero hablemos de lo que pasa en el campo, que es lo que nos gusta, y veamos qué ha cambiado en Osasuna tras este prematuro relevo en el banquillo.

Si tuviéramos que definir en tres conceptos el juego con Mendilibar, probablemente estos podrían ser: presión, centros laterales y finalización rápida. Concretamente, una de las cosas que más destacaban con el técnico anterior era la altura de la línea defensiva, que prácticamente colocaba en el centro del campo. Este aspecto fue duramente criticado, pero la verdad es que tenía cierto sentido. Mendilibar sabía que su equipo tenía problemas en ataque posicional, de modo que crear ocasiones de gol con cierta regularidad prácticamente se convertía en una utopía. La defensa adelantada permite robar más arriba, con la portería contraria mucho más cerca, de forma que en dos o tres toques se puede finalizar. De esta forma, Osasuna estaba más cerca del gol. Pero casi todo en el fútbol tiene una contrapartida, y cualquier pérdida de concentración en el centro del campo combinada con los espacios que quedaban a espaldas de la defensa, daba como resultado un pase relativamente sencillo que terminaba con un delantero sólo frente a Andrés. Esto, en un equipo con tantos problemas para hacer gol y tradicionalmente basado en la solidez defensiva, es difícilmente sostenible. Evidentemente no fue el único motivo de los malos resultados, pero quizás sí el más destacable, al menos sobre el terreno de juego.

1

Línea defensiva con Mendilibar

Javi Gracia, por su parte, tiene un plan ligeramente diferente para este equipo. Lo primero que llama la atención es que ahora Osasuna defiende más atrás, normalmente con dos líneas de cuatro muy juntas, con un jugador más descolgado y Oriol Riera arriba, en una especie de 4-4-1-1. Esto ha dotado al equipo de una mayor solidez, pero como todo está interrelacionado, retrasar la línea defensiva también afecta a la manera de atacar. Como ya no se recupera el balón tan arriba, el equipo se ve obligado a salir jugando desde abajo, y así llegamos a otro de los aspectos que destacan con el nuevo entrenador. Se aprecia claramente una tendencia hacia un juego más asociativo, y se está trabajando bastante en la creación de superioridades desde el inicio de la jugada. Esto sobre el juego en sí, pero además Javi Gracia ha logrado que los jugadores se vuelvan a atrever, muerdan, lleguen un segundo antes, en definitiva, ha recuperado la confianza del grupo y en fútbol, la cabecita es tanto o más importante que las piernas. La victoria en Málaga, sin duda, les sentará fenomenal para afianzarse en la idea y seguir creciendo.

2

Defensa posicional con Javi Gracia

Pasemos ya al partido que nos ocupa. ¿Cómo puede hacer daño el equipo rojillo al conjunto del Tata Martino? O mejor dicho, ¿puede el equipo rojillo hacerle daño al Barça? Ya vimos hace un par de jornadas cómo el Almería hacía sufrir al equipo azulgrana, con balones largos a Soriano, que las ganaba prácticamente todas y a partir de ahí, a jugar en campo culé y hacer daño con Aleix Vidal y Suso por los costados. Algo así podría intentar Osasuna. Pese a que, como hemos comentado, con Javi Gracia se intenta sacar la pelota jugada desde atrás, el equipo navarro no está preparado para superar la presión de los puntas azulgranas con plenas garantías y el riesgo a una pérdida mortal en esas zonas hace pensar que no se apostará por esta opción, al menos de una manera continuada. Por eso creo que se podría intentar algo similar a lo que vimos en Almería, pero en este caso con Oriol Riera en el papel de Soriano.

Partiendo de esta premisa, se plantean dos variantes interesantes. Una primera opción sería colocar a los jugadores exteriores rojillos a pierna cambiada, para dar continuidad al juego en largo sobre el punta, de modo que reciban orientados hacia el centro con su pierna buena y liberen la banda para las incorporaciones de los laterales. Sabemos además que los interiores del Barça tienen problemas con su espalda, y suelen quedar bastantes espacios a los costados de Busquets, por lo que este movimiento podría resultar complicado de defender. Sin embargo, con Javi Gracia los atacantes de banda vienen actuando a pierna natural (al contrario que con Mendilibar por cierto), seguramente para buscar una mayor profundidad por fuera y atacar mediante centros laterales el área de Valdés, por lo que me decanto más por esta segunda opción.

Respecto al esquema, ya hemos mencionado que con Javi Gracia el conjunto de Pamplona viene actuando habitualmente en un 4-4-1-1 en fase defensiva posicional, con dos líneas muy juntas, como en los partidos frente al Levante o en Málaga. En lugar de eso, para este partido creo que la referencia correcta puede ser el Vicente Calderón. Allí se pudo observar una variante en forma de 4-1-4-1, metiendo un jugador entre las dos líneas de cuatro para controlar mejor los espacios entre líneas. Teniendo en cuenta que el Barça siempre mete mucha gente por dentro, creo que es lo que veremos. Sin ir más lejos, esta temporada hemos visto varias propuestas como esa que han puesto en problema al equipo del Tata, como el propio Atlético en la supercopa. Con esta disposición, además, los dos interiores gozan de una mayor libertad para salir a presionar más arriba, sin tanto riesgo de dejar descubierta su espalda, por lo que podrían trabajar más intensamente sobre los interiores del Barça.

3

ATM-OSA. 4-1-4-1 en fase defensiva

En cualquier caso, el sábado Osasuna no peleará solamente contra el FC Barcelona. Como si este hecho por sí sólo no fuera suficiente, el conjunto rojillo tendrá que lidiar también con dos problemas que vienen siendo recurrentes y que el cambio de entrenador, de momento, no ha conseguido paliar, seguramente porque dependen más de la propia composición de la plantilla que del trabajo del cuerpo técnico. Hablamos de los errores defensivos, más habituales de lo deseable, pero sobretodo de la falta de gol. Las opciones de los locales de sacar algo positivo del partido pasan por acertar en una de las pocas ocasiones de las que dispondrán, ya que dejar al conjunto de ¿Messi?, Neymar, Alexis, Cesc, etc. a cero se antoja complicado. Seamos realistas, el equipo del Tata es superior y la lógica nos dice que lo normal es que impongan su discurso y se lleven los tres puntos de Pamplona. Pero lo cierto es que ganar en El Sadar nunca ha sido tarea sencilla, y si Osasuna es capaz de recuperar la esencia de este mítico estadio, habrá partido.