Son las segundas Navidades en can Barça sin Pep tras aquel período intenso y feliz en el que salvo algunas mínimas lluvias y granizadas, todo pareció y fue de vino y rosas. Con mucho trabajo día tras día. Primero Tito y ahora Tata Martino gestionan una plantilla veterana, sin apenas refuerzos para cubrir las necesidades estructurales del equipo y con muchos jugadores que lo significaron casi todo no hace tanto, lejos de su mejor nivel. En una vida en la que todo fluye sin intención de permanencia cabe buscar ciertos interrogantes más arriba de jugadores y entrenadores. Porque todos sabíamos que no iba a ser tarea fácil gestionar la mejor herencia a nivel cuantitativo y cualitativo en la historia del club pero algunos parecen empeñarse en demostrar que se puede hacer mucho peor que en el escenario más pesimista posible. Dicho queda. Sin embargo, volvamos a lo que ocurre en el césped. O mejor dicho, a lo que ha ocurrido en el inicio de estas dos últimas temporadas en el Barça hasta la llegada de las Navidades.

Estadísticas resumidas Barça de Tito vs Barça de Tata:

Tito (2012/13): 17 partidos. 16 victorias y 1 empate para un total de 49 puntos. 57 GF y 19 GC.
Tata (2013/14): 17 partidos. 15 victorias, 1 empate y 1 derrota para un total de 46 puntos. 49 GF y 12 GC.

Como complemento de la foto cabe añadir lo obvio. El Barça no compite contra sí mismo así que mientras que en 2012/13 Tito gozaba de una renta de 9 puntos sobre el Atleti y 16 (¡!) sobre el Real Madrid de Mourinho, en la presente temporada el Atleti de Simeone está empatado a puntos con los blaugrana mientras que el nuevo Madrid de Ancelotti está a 5. Además, todavía falta un enfrentamiento directo antes de terminar la primera vuelta: el Atleti-Barça de la jornada 19. Que ya podemos avanzar que se antoja, evidentemente, fundamental. Los de Simeone son uno de los mejores equipos del continente por méritos propios; difícil encontrar fisuras en un grupo que cree en el técnico argentino por encima de sus posibilidades y capacidades; un técnico que transmite energía, intensidad y pasión como pocos. El Madrid por su parte navega en busca de un rumbo más o menos definido y como el Barça, aunque por motivos distintos, sigue dejando algunas dudas. Pero su muy buena plantilla es incuestionable y estarán hasta el final peleando por todo seguramente.

Barça de Tito hasta Navidades

Incuestionable a nivel de resultados camino de la mejor primera vuelta de la historia, el primer Barça de Tito conoció tres fases:

1) Legitimación vía resultados hasta el tercer clásico. Tras perder la Supercopa de España ante el Madrid y, por tanto, no empezar de la forma deseable, Tito optó por simplificar las cosas en busca de victorias. Le dio toda la licencia ofensiva del equipo a Messi e instauró una especie de cuadrado en el centro del campo acompañado por dos alas bien abiertas en los extremos. Plan sencillo y algo rígido en el que la calidad y contundencia de Messi en el área se encargó de esconder las carencias de un equipo en el que asomaba una pésima transición defensiva arrastrada ya del año anterior.

2) El tercer clásico. Es la fase más breve pero la que funciona como bisagra y punto de inflexión para entender lo que luego sucedió. Ante la plaga de lesiones en defensa y algunas decisiones discutibles a nivel posicional, el Barça sale con mucha vida y confianza tras el empate a 2. Continúa sin conocer la derrota y de ahí en adelante sumaría de 3 en 3 hasta la visita a Anoeta al inicio de la segunda vuelta. En el clásico optó por juntar por primera vez como titulares a Busquets, Xavi, Iniesta y Cesc, siendo nuevamente Messi quién evitaría males mayores. Tito se siente con oxígeno y maneja cierta renta en la tabla sobre el máximo candidato a disputarle el título. Le tocaba dar, ahora sí, un paso al frente.

3) El mejor Barça de Tito. Fue una efímera etapa (finales noviembre-mediados enero), como casi todo lamentablemente en lo que se refiere a su figura como primer entrenador del equipo, pero ofreció un nivel y ritmo de juego muy alto e interesante desde el punto de vista de la propuesta exhibida. Con un Barça “muy de izquierdas” inclinando el campo a partir de ese sector, con un delicioso Iniesta que permutaba continuamente con Cesc y las incansables llegadas de Jordi Alba desde el lateral, el equipo jugó los mejores minutos de la temporada. Messi seguía convirtiendo en goles todo lo que tocaba y batiría el récord de ‘Torpedo’ Müller. Se podrá discutir que salvo el partido vs Atleti los rivales no fueron de grandísima entidad, pero no hay que quitar méritos a ello. En cuanto a ejecución y mecanismos colectivos, aquello fue lo más parecido que vimos a unos brotes verdes. ¿Por qué no se insistió en ello? ¿Era sostenible? Lo cierto es que a la primera duda y resultado adverso, se volvió a caer en los temores del pasado y confiar más en las jerarquías que los matices en busca de soluciones a viejos interrogantes. Y llegaría la recaída de Tito, la aparición de Roura en escena… Y todo lo que ya sabemos en un escenario tan difícil de evaluar desde fuera como cruel desde dentro. La máxima competición no perdona cualquier mínima descompresión. Aunque la Liga ya estaba virtualmente sentenciada en diciembre. 

Barça de Martino hasta Navidades

Sin apenas tiempo para planificar y organizar al equipo, dada la baja de Tito por enfermedad, llega el primer entrenador en más de una década que no ha bebido de los mismos manantiales que la escuela holandesa. Un técnico como Gerardo Martino, que había demostrado mucho poder de adaptación y competitividad en escenarios tan distintos como la liga y selección de Paraguay y su Newell’s campeón. Si, contemplado en perspectiva el Barça de Tito fue más el V año de Pep que el I del que fuera su segundo, cabía preguntarse lo mismo con Martino: ¿Será el año I del Tata o el VI de Pep? La pregunta, lejos de la malicia que pudiera uno ver, puesto que no hablo sino de fútbol, de corregir vicios y defectos que ya se advirtieron en 2011/12, ofrece una de las claves para entender la situación actual del Barça. Aún bajo el supuesto de que Tito hubiera podido continuar, no parecía que le iban a traer los refuerzos deseados y necesarios. Así que Martino, llegado como una solución ante un escenario de emergencia, no podía esperar más. Salvo Neymar y su ilusión, nadie más reforzaría al equipo. A pesar de que algunas cuestiones como un central, centrocampista y delantero, escaman. Y con razón. Como decía antes, habría que buscar respuestas más arriba de quienes terminan saliendo en las fotos de los triunfos y las derrotas.

En el primer Barça del Tata que estamos siguiendo en tiempo real no parece tan sencillo delimitar etapas puesto que el equipo se ha movido en cierta indefinición, amagando la interpretación –aunque lejos de una exquisita ejecución- de varios registros pero sin insistir demasiado en ninguna. Ha dejado visos de lo que puede ser pero en definitiva, llega a Navidades con algunas dudas bajo el brazo que no sabemos cómo enfocarlas de cara al futuro. Aunque pienso que al igual que hay que exigir como esperar, ser paciente, es la hora de que dé un paso al frente el rosarino y tome decisiones. Que busque ya sí asentar un plan. He aquí algunas de las claves de lo que ha ocurrido en con Martino:

1) Espíritu de supervivencia en Supercopa. El Atleti y Simeone no esconden nada y avisan de lo que les sigue esperando a sus rivales este año. Un cabezazo de Neymar y un prodigioso Valdés en la vuelta dan el título al Barça pero confirman que hay mucho camino –obvio- por delante.

2) Victorias sin brillo ni buen juego. En perspectiva, partidos como el del Levante, Real Sociedad, Celtic, Villarreal o lo más reciente, la segunda parte en Getafe, han sido más la excepción que la norma estos meses. El equipo no ha dado la sensación de tener muy claro qué debía hacer en el campo y ha podido ganar en muchos partidos gracias a la calidad y contundencia en ambas áreas: Valdés y Messi. Curiosamente lesionados desde hace ya varias semanas. Martino ha aceptado hacer muy largo al equipo en varios de esos encuentros, renunciando al control y organización a través del balón, buscando mayor ocupación de espacios en la parcela ofensiva y dando rienda suelta al contra-ataque. Jugadores como Cesc, Pedro o Alexis han destacado sobre manera y sus números así lo reflejan, mientras que hombres como Iniesta o Xavi, por distintas razones, acusan el contexto. El equipo en muchos tramos no ha dado la sensación de llegar a la victoria por la superioridad de su propuesta sino por simple incapacidad del rival, aprovechándose el Barça de sus errores y defectos. Tan pragmático como cuestionable.

3) Presión y repliegue. La manida presión se convirtió en una especie de mantra a inicio de temporada con la llegada del rosarino. Sin embargo, en pocos partidos ha parecido que hubiera una presión realmente colectiva y organizada, no siendo casualidad que cuando mejor ha presionado el equipo ha sido cuando más asentado ha estado en campo contrario. No solo es cuestión de predisposición y actitud, sino que la presión debe ser la consecuencia de, nunca su causa ni un elemento del análisis a considerar de forma aislada del resto del juego. En cuanto al repliegue, por mucho que sorprenda dado los años recientes en el Barça, ha sido una nota presente en determinados partidos, destacando sobre todo dos de ellos por las características tan distintas de los rivales: Ajax y Real Madrid. Curiosamente, ambos en el Camp Nou. Martino, para bien o para mal y guste o no, ha roto ciertos tabús que no han hecho sino evidenciar el debate sobre el estilo.

4) Riesgos. El Barça de Martino es un equipo que arriesga. Y mucho. Es capaz de exponer todo el sistema defensivo a merced de la calidad de los dos centrales y Busquets, proyectando muy arriba a los laterales y con interiores sin apenas retorno defensivo. Si a eso le sumas que sin organización ofensiva a través del balón no puedes recuperar arriba ni gozar de calidad en la pérdida, la consecuencia es evidente: claras ocasiones y espacios para el rival. Tanto Valdés como Piqué, Bartra o Busquets han dado auténticos recitales en corregir situaciones casi dramáticas. Aunque alguno de ellos no ha podido evitar salir en la foto. Algo comprensible cuando se juega mucho con fuego.

5) Jugadores lejos de su mejor nivel. No cabe duda. El equipo, con una media de edad cercana a los 28 años y con la misma columna vertebral que el mejor Barça de todos los tiempos, no se ha renovado apenas nada y muchos de sus entonces mejores jugadores están lejos de su mejor nivel. Aquí Martino ha confiado en las rotaciones sistemáticas para intentar dar entrada y confianza a todos aunque a la hora de la verdad parece que pesan algunos nombres sobre otros –no es extraño que así sea aunque sí discutible-. Solo así se entiende por ejemplo que Bartra no haya superado en la rotación a Mascherano como segundo central. Sin embargo, Martino sí que no engañó a nadie cuando dijo que contaba con todos y en este sentido, teniendo en cuenta las circunstancias, ha hecho disfrutar a todos los suyos con cuota de cierto protagonismo.

6) Neymar-Messi. Pongo juntos a los dos hombres sobre el papel más peligrosos en ataque ya que desgraciadamente apenas hemos podido disfrutar de ellos. Es una de las incógnitas en el equipo. Si bien Neymar está teniendo una adaptación razonable al fútbol europeo, algo lenta pero nada de lo que uno no pudiera imaginar, Messi demostró estar lejos de su mejor forma y finalmente se lesionó. A diferencia de sus predecesores, Martino no ha contado aún con Messi en buen estado. Y si hay un jugador que contextualiza por sí solo, ése es Leo. Para ver la mejor versión del Barça se necesita a un buen Messi. De Neymar, cabe esperar que mejore en capacidad resolutiva. El resto… Nada que no hubiéramos imaginado. Estamos ante un jugador que transmite algo muy especial.

En definitiva, Martino ha agitado el manzano e incluso en ocasiones ha estado cerca de arrancarlo de raíz. Se ha hablado a veces con razón y otras sin ella del estilo. Algo ha intentado cambiar el técnico argentino. Negarlo sería absurdo. Pero la plantilla y los recursos son los que son y algunas propuestas continúan siendo más razonables que otras. Por eso es la hora de dar un paso adelante y afianzar su plan. Con Elche y Atlético a la vista, eliminatoria de Copa ante el Getafe incluida, el partido en el Calderón se antoja clave. Puede ser el punto de inflexión que fue para la Liga de Tito el tercer clásico de la temporada.

El tiempo dirá que deparará el Barça de Martino pero hasta ahora hemos gozado de partidos puntuales que invitan a la esperanza, bastante competitividad y contundencia individual en líneas generales pero la ausencia de un plan claro y definido. El Barça debe ser un equipo reconocible pero imprevisible para sus rivales, no para sí mismo. Un equipo que sepa lo que quiere y cómo quiere hacerlo. Es fácil decirlo desde fuera y el sillón, soy consciente. Los desequilibrios estructurales en una plantilla veterana que lo ganó casi todo son más que palpables, pero la realidad es la que es y en base a ella hay que tomar decisiones.

¿Qué nos deparará el futuro?