Es imposible negar la disciplina es un rasgo que –como el talento- es algo que se adquiere a lo largo del tiempo, del esfuerzo y del sacrificio. Ser disciplinado, quizás te quite algo de fantasía, pero a cambio te da un resultado (casi) seguro de éxito en aquello que te propongas. Por ello, los alemanes muchas veces sean considerados (despectivamente) como “cabezas cuadradas” o “máquinas” y no se les recompense por ello. Millones de sacrificios pueden parecer en vano, pero en realidad siempre tienen un propósito mayor al que la gente percibe como objetivo final.

El caso del actual Bayer Leverkusen es una cosa similar a la que se comenta en el anterior párrafo; es decir: orden marcial y disciplina mezclado con algo de fe en lo que creen hacer bien. Gran parte de “culpa” de que el Leverkusen sea el equipo que es hoy en día, la tiene el finés Sami Hyypiä. El espigado y rubio central escandinavo terminó sus días en el Bayer Leverkusen y se instaló en Alemania para forjarse una carrera de entrenador. Así lo hizo tras retirarse en 2009, a la edad de 36 años; nada más retirarse pasa a ser el técnico de los sub-19 del  Bayer Leverkusen. De ahí, pasaría la selección de su país –solo 8 partidos-, a las órdenes de Mixu Paatelainen. El despido fulgurante de Robin Dutt –tras encajar una dura goleada ante el Barça en Champions League-, le abre las puertas del primer equipo en abril de 2012. Mientras obtenía su licencia para ejercer la labor de entrenador, formó equipo con Sascha Lewandowski; éste figuraría como técnico titular, pero la voz cantante la llevaría Sami. Así pues, transcurre toda la temporada 2012-13 en la que el Leverkusen consigue meterse como tercer clasificado, lo que supone acceso directo a la Champions tras las cuatro plazas otorgadas a Alemania, en perjuicio de Italia, años atrás. Una vez obtenida la licencia de entrenador para ejercer en toda competición posible, Hyypiä ejerce como máximo responsable (en solitario) de la plantilla a comienzos de esta temporada. Como técnico es concienzudo y es igual de frío a la hora de analizar los pros y contras de su equipo. De hecho, su apodo (capitán frío) no puede ser más inherente a la personalidad del finlandés.

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En contraste con su técnico (ordenado), el Bayer Leverkusen empezó a darse a conocer construyendo el tejado ante que las bases. Estas bases son de todos conocidas: la final de la Copa de la UEFA de 1988 ante el Espanyol de Javier Clemente. Esa remontada supuso un espaldarazo en la popularidad de un club, que había pasado de puntillas a lo largo de la historia de la Bundesliga. La empresa Bayer (a priori, la que unió a diferentes aldeas para conformar una ciudad a mediados del siglo XX) puso dinero para hacer que el equipo de los trabajadores (históricamente) pudiese aspirar a lo más alto en el estado teutón.  Jugadores como Bernd Schuster, Ulf Kirsten o Rudi Völler, aportaron su grano de arena para su consolidación en los noventa. A comienzos del año 2000, el excéntrico y “cabra” (conocido así por ser ex técnico de su máximo rival, el Colonia) Christoph Daum lo llevó un paso más allá. Le dio fama internacional en Europa, pues había clasificado al equipo por primera vez para la Copa de Europa/Champions League. Los escarceos con la cocaína que tuvo el entonces técnico, le hicieron dimitir en 2001 del cargo, heredándolo Klaus Toppmöller (buen jugador del Kaiserslautern de los 70 y entrenador de equipos de 2º división). Durante esos años, el Leverkusen pasó a denominarse “Neverkusen” por su fatalidad en los tramos finales de las competiciones a las que optaban. Sin embargo, lejos de derrumbarse, eso le hizo mejorar económicamente en una Alemania futbolera destrozada por los dispendios cometidos anteriormente. Fueron los mejores, pese a no lograr ningún título, en la mediocridad general: fue un soplo de aire fresco. Recientemente, Jupp Heynckes estuvo dos años en el club, intentando devolverle esa grandeza que parecía pérdida, tras el fracaso del mítico jugador del Bayern, Bruno Labbadia, al cargo del primer equipo. El ex técnico del Athletic, le dio esa sobriedad tan característica en sus métodos, e hizo jugar bien a un equipo al que habían devuelto la ilusión de poder volver a competir a los grandes. Es así como el Leverkusen volvió a ser importante en Alemania: su regularidad. Hyypiä hizo lo propio tras Robin Dutt. El Bayer ya tenía a su técnico para un periodo a medio-largo plazo. Este club se construye en la seriedad, en su trabajo de cantera, en sus fichajes (generalmente) a un coste medio y la promoción del conjunto o bloque más que las individualidades. Pese a todo, siempre hay estrellas emergentes y jóvenes jugadores que destacan por sus actuaciones, aunque Hyypiä siempre mantiene un mismo discurso. Se puede decir que Hyypiä es una especie de “Cholo” Simeone, pero más frío y con menos méritos que el Atlético de Madrid.

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Hablando de solidez, el once del Bayer Leverkusen es un ejemplo claro de ello. Su once comienza por Bernd Leno. El joven portero (que era novato cuando llegó de los filiales del Stuttgart en la misma temporada de la goleada del Barça en Champions) se está asentando como uno de los grandes, de la nueva hornada de guardametas germanos. A sus 22 años tiene la cabeza bastante amueblada y no se deja llevar por la euforia de sus grandes actuaciones. Es quizás –junto a Neuer y ter Stegen- uno de los que mejor dominan los uno contra uno frente a rivales; además destaca por su agilidad felina (cosa que le hace realizar paradas casi imposibles) y unos reflejos (casi) innatos, así como buena colocación, amén de su regularidad,  dominio del área pequeña (especialmente en el juego aéreo) y su juego con los pies.

Delante de Leno, Hyypiä coloca una línea de cuatro defensas. Quizás sea la línea que más rota de todas y la que menos garantías ofrece esta temporada. En el lateral derecho –tras el fichaje de Carvajal por el Real Madrid- hay dos caras nuevas esta temporada: Roberto Hilbert y Giulio Donati; el primero de ellos es un lateral-carrilero experimentado en la Bundesliga (estuvo en el Stuttgart campeón de hace unos 5 años) y es conocido por su equilibrio, experiencia y buen hacer. Por su parte, Giulio es un jugador de un perfil similar a Carvajal: joven, sin experiencia en la élite y por hacer. Dani supo hacerlo tan bien, que el Madrid le “rescató” por 6 millones de €uros, así que se espera mucho de Donati que –hasta el momento- no ha demostrado tener la misma fiabilidad y regularidad que Carvajal; una tercera vía para el lateral derecho es Gonzalo Castro. En el lado contrario, Hyypiä también consigue tener hasta tres opciones. La principal es la de usar al joven Sebastian Boenisch como lateral zurdo. Boenisch recuerda mucho al ex “aspirino” Kadlec. Es un zurdo que, al igual que el checo, posee un gran golpeo de balón con la pierna izquierda. Algo que le permite llegar al área rival y mostrarlo con frecuencia; además es disciplinado en lo táctico. Si tiene que adaptarse a jugar con ataduras, cumple a la perfección. Ante la lesión de Boenisch, el técnico tiene dos soluciones: una es la del joven lateral heleno Konstantinos Stafylidis; el griego (al igual que Donati) fue un fichaje con vistas más a la formación y futuro inmediato que presente; la tercera opción es Emre Can. El centrocampista llegado del Bayern Múnich en busca de las oportunidades que no iba a tener en el Bayern. El cuadro bávaro se ha asegurado su recompra si lo considera oportuno. Can es un jugador con una calidad técnica exquisita y presencia física; dotado para el robo limpio, no duda en ir al choque si cree que es la mejor opción. Además, se incorpora con bastante frecuencia al ataque y, como Boenisch, presume de un gran golpeo de balón –algo que ya se ha podido dejar notar en alguna ocasión a lo largo de esta temporada- . La pareja de centrales presenta más variaciones. Por un lado está Omer Toprak; el central de origen turco es un fijo para Hyypiä. Es seguro, contundente, no se complica cuando más complicado (por redundante) está la circunstancia de juego. El puesto que ha levantado más ampollas en la crítica (así como en la afición) es la suplencia de Wollscheid y la titularidad de Emir Spahic. El bosnio llegó del Anzhi ruso (a dónde fue cedido por el Sevilla), para ser un jugador de rotación. La lesión de Wollscheid le ha permitido ser titular, pero la tendencia a auto expulsarse o a jugarse amarillas por ir al límite, han creado incertidumbre y dudas en las alineaciones del Leverkusen. Wollscheid es un central mucho más elegante (también más lento) en el trato de balón y asegura buen juego aéreo, además de ir al choque sin ningún tipo de problemas. La lesión le ha apartado de la titularidad y en cierta manera, eso lo ha notado para mal el entrenador del Bayer.

En la medular, Hyypiä ha impuesto a 3 jugadores con la intención de abarcar más terreno y alargar el equipo, para buscar ese juego más vertical y arraigado en el riesgo para no abusar de la horizontalidad. El Bayer Leverkusen no abusa nunca de juego o pase corto, porque si lo hace, pierde toda capacidad de sorpresa posible. Cuánto más horizontales sean, menos peligrosos son. En este contexto, Reinartz es el mediocentro titular; se trata de un jugador con unas condiciones físicas espléndidas para dificultar el trabajo de los mediapuntas rivales. Con el tiempo, su capacidad para salir con el balón desde atrás hacia los costados y en largo, le ha hecho más imprescindible, si cabe, dentro del esquema “aspirino”. Eso sí, es lento pero no teme al choque y suele ganar los primeros rechaces por alto. En el apoyo se encuentran Castro Bender y Rolfes: dos puestos para tres jugadores de un corte parecido. Castro es junto a Rolfes, los que más peso tienen en el equipo, así que quienes se turnan el puesto en los interiores son Rolfes y Lars Bender. Rolfes es un jugador mucho más pesado, lento, pero con mayor capacidad para organizar en ataques más lentos. A ello, se le debe sumar su capacidad de llegada. Mayor capacidad de llegada y en general, de trabajo, es Lars Bender. Sin embargo, las continuadas lesiones o sanciones, así como según que contextos de partido, se turnan en el once titular. Castro está siendo titular indiscutible; se trata de un jugador con varios usos y en todos, rinde: lateral, extremo e interior por la derecha, Gonzalo es puro sacrificio, entrega y aprovechamiento de espacios gracias a su velocidad; también tiene un gran golpeo de balón, lo que le permite también atreverse a chutar a puerta con frecuencia. En la suplencia además de Bender o Rolfes, está Can (usado como lateral zurdo), Hegeler (que en el XI parte como extremo derecho posicional). Otros jugadores menos usados son Levin Oztunali, Dominik Kohr o Jonas Meffert.

En la delantera hay bastantes variantes. Al jugar con un 4-3-3 y preferir un juego más vertical, el coreano Heung Min-Son cobra importancia como referencia del equipo. Generalmente parte desde cualquiera de los costados (generalmente en la izquierda), pero su capacidad para aparecer en el juego del equipo es bastante grande. Rompe al espacio, arrastra jugadores consigo cuando está sin balón y define con bastante sangre fría. Es un jugador joven pero muy completo: no solo sabe pegarle con las dos piernas –amén de ser preciso en la definición -, a eso hay que sumarle su descaro y facilidad para encarar, su bastante buena técnica individual (algo que le hace zafarse de los rivales), su habitual juego asociativo entre líneas y la facilidad para conducir el balón sin perder velocidad –ni mental, ni física- por ello. Es un jugador que puede hacer mucho daño al Barça, si el Bayer acelera o genera contragolpes. Quizás, su mayor pero resida en esta influencia; si Son no aparece, el Bayer se diluye. Por otro lado, la delantera la completan habitualmente Kießling y Sidney Sam. El “11” alemán, es un gran rematador al primer toque, además de ir bastante bien de cabeza. No es nada torpe con el balón en los pies. Tanto es así, que interviene más en el juego de lo que debería: sabe jugar de espaldas y retener el balón para que sus compañeros le apoyen en las transiciones ofensivas. Se maneja bien con la pierna derecha. No obstante, no hay que dejarle nunca el lado zurdo, porque le pega bastante bien con la izquierda para ser diestro. El otro extremo es Sidney Sam; si Min Son es un jugador que puede acelerar el ritmo de su equipo, Sam es quien más se aprovecha de ello. El jugador alemán –de origen norteamericano- está muy dotado físicamente y es quien mejor aprovecha el juego de espaldas de Kießling, así como la velocidad que le imprime Son. También el vértigo que los centrocampistas del Bayer le ofrecen; además del aprovechamiento de espacios, se trata de un jugador que le pega muy bien con ambas piernas. No es desacertado decir que es uno de los jugadores más en forma del equipo. Sin embargo, los problemas con las lesiones le han lastrado en los últimos dos años. Otros delanteros son Derdiyok y Robbie Kruse –los dos llegados este año-. Derdiyok vuelve a la que fue su casa temporadas atrás; es delantero del mismo perfil que Kießling, con más movilidad y mucho menos acierto que el 11. Robbie Kruse, por otro lado, es un suplente que casi siempre responde; llegó este año del Fortuna Dússeldorf y es una especie de perfil de Min Son por su perfil y con Sidney Sam por sus características: velocidad, buen chut y aprovechamiento de los espacios.

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En el aspecto táctico, el Bayer Leverkusen es un equipo al que le cuesta ejecutar una salida en corto. Por esta razón, suele abusar de los envíos transversales o que, cruzan líneas de pases. Son muy directos y verticales.

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En su salida de balón, el Leverkusen opta por ejecutar salidas en largo intentando traspasar líneas rivales. Ante la imposibilidad de salir en corto –amén de no tener un jugador que sepa clarificar esa salida de la presión rival- buscan al más lejos. No se empeñan en salir en corto, al contrario: abusan de este hecho. Esto genera arriesgar mucho balón y perderla rápidamente, pero tiene su lógica: el Leverkusen juega así porque es la única que conoce. Cuando hay que tocar y organizar más, le cuesta. Está potenciada una salida en largo y la ejecutan (generalmente) bien. No necesita tener cantidad de balón, ni ejecutar esos pases. Algo que choca o contrasta con lo que el Barça o el Bayern han ejecutado con Guardiola. Quizás suene algo más familiar con Martino y es por esto, que jugar a esto, puede perjudicar al club catalán. En el caso de la imagen es una salida, en la que los centrales terminan rifando el balón, pero la mayoría de los casos son más exitosos.

Una ocasión de gol creada en tres toques. Al no encontrar ningún hombre al que iniciar y tener todas las zonas ocupadas con una presión algo más agresiva y unas líneas más adelantadas del rival, optan por el pase que rompan esas líneas y los jugadores, están acostumbrados a ese movimiento.

Siguiendo con los aspectos con balón, la esencia vertical se puede transmitir a través de la siguiente imagen:

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En la imagen se puede observar que hay hasta tres figuras de apoyo (retrasar, a su derecha y a escasos metros), pero el jugador –en este caso, Rolfes- apuesta por jugar más en largo. Los dos delanteros que se ven en la imagen, marcan el desmarque en ruptura. La jugada termina con la intercepción del defensa, pero no se puede obviar la intención que este equipo, no busca un sentid más horizontal a su posesión, sino todo lo contrario.

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Otro de los aspectos a destacar del equipo alemán es el balón parado. Hyypiä coloca a los jugadores más altos (generalmente los defensas y/o medioscentros e interiores) y perfilan la segunda jugada o el rechace, como la principal acción para buscar la finalización tan rápida como sea posible.

Los movimientos sin balón, son casi tan importantes como con balón y esto, en el Bayer, cobra mayor importancia si cabe: están especializados en esperar, robar y transitar. Se ha visto anteriormente que, con balón es vertical o directo, sin él, tras recuperación tampoco es muy diferente. No obstante, marcan mucho las posiciones. El 4-3-3 hace que haya más territorio que abarcar, amén de necesitar la ayuda de los extremos para que el equipo no sufra en costados o en zona interior –debido a la basculación de los medios para esa ayuda-.

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En la imagen se puede observar como el 4-3-3 está muy marcado. Esa acumulación en zona interior, índica el trabajo que hace Hyypiä por diferenciar los roles y conservarlas. Con el movimiento, quizás éstas se desordenen, pero los jugadores tienen claro cuáles son sus roles, amén de qué cubrir cuando no se tiene el esférico.

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En estas imágenes –a las cuáles acompañan un vídeo – se puede identificar uno de sus principales movimientos defensivos: uno de los centrales sale a ocupar la marca del mediapunta rival, es entonces cuando el mediocentro ocupa ese hueco que deja el central. Esto evidencia el trabajo que Hyypiä ha realizado con el equipo; especialmente en el tema de la ocupación de espacios.

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El Leverkusen es un conjunto bastante solidario. Las marcas y ayudas defensivas son frecuentes, refrendando así, visto en las anteriores imágenes. En ese desmarque del rival, acuden hasta tres jugadores para cerrar al rival; dos lo hacen de forma directa y un tercero apoya la defensa en esa zona del campo. La jugada termina con el Leverkusen despejando la acción a saque de banda.

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En estas últimas dos imágenes, es posible darse cuenta como el equipo se adapta según el rival. En la primera imagen, ante el Bayern Múnich, no solo se adapta el esquema (pasa a un “extraño” 4-4-2), sino que además junta las líneas y defienden con más hombres. En la segunda imagen, el rival es diferente (Hamburgo) y es cuando –no solo 3 sino 4- van a presionar la salida del balón del rival. Esto solo pone de manifiesto cómo el equipo se adecúa al frío entrenador del Leverkusen.

Defectos del Leverkusen (aspectos que puede explotar el PSG):

.- El Leverkusen es un equipo muy lento. a la hora de defenderse y salir, es cuando más explotan sus virtudes. Darle o cederle el balón, puede ser algo positivo en determinadas fases del encuentro, porque los alemanes –queda claro – que no son muy duchos a la hora de construir o elaborar juego.
.- Ser precisos en los pases y situar a uno de los interiores detrás del mediocentro. Dividir atenciones de la marca alemana; ensanchar el campo, en definitiva para poder encontrar zonas de superioridad.
.- Apoyos laterales: Can es un defecto ahora mismo como lateral, pese a que pueda parecer bueno para robar y atacar ese espacio, es una debilidad. La vuelta de Boenisch no es que mejore excesivamente ese costado, pero sí es más fiable defensivamente.
.- Inutilizar o encimar a Rolfes o Reinartz: ahí el trabajo del mediocentro puede ser algo a destacar para inhabilitar aún más al Leverkusen. También las ayudas del propio MC a los centrales para que Kießling no les fije. Por la derecha le cuesta atacar más, así que se debe cerrar la banda izquierda e impedir que Son participe.
.- Meter hombres altos en las jugadas a balón parado: el PSG no es el equipo más alto del mundo, pero sí que pueden trabajar los rechaces para impedir que tiren desde media distancia.

Por capacidad de influencia con balón, dominio y gestación del partido, el PSG parte como favorito ante el Leverkusen. No obstante, los alemanes son un equipo ordenado, sólido y capaz de aplicar el martillo pilón llegado el momento. En Europa nunca hay que confiarse y ante el Leverkusen, menos.