Le preguntaban ayer al Tata en la rueda de prensa previa al partido de hoy, que qué le parecería comenzar el partido empatado a puntos con el máximo rival. Martino, siempre prudente, pero también realista en sus declaraciones, comentaba que primero había que tener en cuenta que quien estaba arriba con ellos no era el Madrid y sí el Atleti, y segundo que había que ver si el partido se comenzaba empatado o… de otra manera. Esto contrasta con otra noticia, que no por estar acostumbrados a ella, deja de ser menos noticiable; el Barça llevaba hasta la fecha 22 partidos seguidos ganando en Liga en el Camp Nou.

En estas se presentaba el Villareal de Marcelino en Barcelona con su ya prevista línea 4-5-1 con repliegue intensivo tal que si bien trababa en la medida de lo posible el juego azulgrana, tampoco facilitaba la capacidad de jugar el balón de los amarillos.

Por su parte el Barcelona recuperaba una presión alta tras pérdida y recuperaba un centro del campo con Iniesta y Song de interiores. Al que había que sumar un Busquets imperial en la lectura, tanto defensiva como ofensiva.

Arriba Ney y Alexis abiertos, con Cesc ejerciendo del manido falso 9, o lo que es lo mismo, cuando del de Arenys se habla, chico para todo en la frontal, generando continuamente líneas de pase o bien, cuando retrasaba su posición, inventando las mismas.

Después de unos primeros minutos donde la recuperada presión alta obtenía sus frutos, la pelota se movía con velocidad y cuando quizá el ritmo empezaba a decaer, llegó el penalti por mano del Villareal en el área y el primer gol de Neymar en la noche de ayer.

Un Neymar que parece haber adquirido ciertos galones tras la exhibición del miércoles contra el Celtic; todos los saques a balón parado eran ejecutados por el brasileño, cuya habilidad en el golpeo implica que los córners y faltas laterales no se sacan, se centran, pequeño gran matiz.

Si hubiera que elegir un jugador clave que condiciona toda la transición del equipo de Tata Martino, ese es Sergio Busquets. Quizá no haya un solo jugador en la plantilla que se le parezca en su capacidad de lectura de la jugada. Decir Busquets es decir, anticipación, y no me refiero a la capacidad de adelantarse al jugador rival, sino la capacidad de leer la jugada un par de segundos antes que nadie en el campo. A mí me recuerda mucho a la habilidad para la interpretación de la situación del legendario jugador que era Pep Guardiola.

Después del gol, el Villareal aplicó un aspecto más en el juego no visto durante la primera media hora. Cierto tipo de presión para dificultar la salida de balón azulgrana, solventada con facilidad por la zaga. Una línea defensiva compuesta por los, hoy por hoy, dos jugadores más en forma del centro de la defensa y llamados a ser la pareja de zagueros en el próximo lustro, fichaje de un central top mediante: Bartra en el perfil derecho y Piqué en el izquierdo. Y hoy sí, dos laterales con una altísima proyección ofensiva que implicaba que los “extremos” azulgranas, el chileno y el brasileño, hoy combinaran juego interior y exterior de forma continuada.

Cuando un equipo rival se parapeta de esta forma en el Camp Nou suele implicar dos situaciones, una por equipo:

Por un lado, para ese equipo replegado, la portería rival se pierde en el horizonte, el oasis que es el área rival se vuelve casi imperceptible, con la dureza mental que eso implica.

Pero luego está la otra vertiente, para el equipo de casa también puede generar un problema; el once puede caer en cierta modorra que horizontalice su juego, haciéndolo predecible y también duro desde el punto de vista intelectual. Se hace en ese momento imperativo remitirse a, al menos, un jugador que revolucione el partido, y este año, mientras se recupera el mejor futbolista del planeta, ese jugador que hipnotiza, centraliza y llega, por fin, a girar al equipo rival, lleva el once a la espalda.

Del Villarael ya no sorprende la calidad de un Giovani dos Santos referencia en punta en el Submarino, sobre todo hoy con la baja de Cani y de Bruno. Dos jugadores fundamentales para el equipo y que sin ellos el plan de Marcelino, aun siendo bueno, cobra menos sentido o, mejor dicho, se realiza con balas de fogueo.

En la segunda parte, el tempranero gol del central argentino Musacchio a la salida de un córner, además de hacer notar que sigue siendo una asignatura pendiente de este equipo la defensa a balón parado, implicó un nuevo despertar en el partido. Gasolina para las filas amarillas y reactivación de la velocidad en las líneas de pase por el lado azulgrana.

No se puede discutar que Xavi sigue siendo un jugador utilísimo para este equipo, y su salida al campo en el minuto quince de esta segunda parte por un Alex Song que por fin parece jugar en su verdadera posición de interior, provocó que el equipo se instalara en la frontal rival. Probablemente hablamos de un jugador que ya ha marcado la historia más brillante de este club, pero que además puede todavía ofrecerse como el mejor primer recambio de la Liga; si de poner al equipo en la zona de tres cuartos final se trata, o si por el contrario la necesidad fuese tratar de esconder y guardar al balón. Xavi, hoy por hoy, para media hora de clínic, te da.

Mientras Marcelino mandaba a Uche al campo, toda una declaración de intenciones para no perderle la cara al partido, aunque sin cambiar un ápice su disposición de dos líneas de cuatro y cinco hombres juntas y cercanas ambas a la frontal. Pocos problemas para un Barça, hoy sí, bastante resolutivo en defensa.

Al igual que podemos destacar cierta debilidad en el juego aéreo de Marc Bartra, jugador que se encargaba de defender a Musacchio en el gol del Villareal, también podemos indicar la capacidad de anticipación del central, que incluso se marca una jugada solo digna de jugadores con un alto nivel de confianza, saliendo de atrás driblando rivales con la majestuosidad de un auténtico Kaiser.

Fuera por esa jugada, por ese ya mencionado Xavi en la frontal, o por el empuje mostrado por el equipo que sabía que hoy no podía dejar escapar ni un solo punto, volvieron los mejores minutos del Barça en el partido y consecuentemente el gol de Neymar tras cesión de Alexis precedida de un magnífico pase de Cesc Fàbregas.

Poco a poco el partido fue muriendo con una mayor sensación de que podría llegar el tercero del Barça que una remontada del Villareal, y sobre todo con una muy buena noticia en la banda izquierda, no sólo por la continua y acertada proyección de Jordi Alba, que hoy sí estaba realmente de vuelta y liberaba ora sí, ora también que los borceguís de Ney se llenaran de tiza, sino porque eso podría implicar la reactivación de un Iniesta que de momento sigue siendo un “sí pero no”.

Finalmente nos fuimos a la cama líderes y pensando en acabar el año pareciéndonos cada vez más al Barça que busca, con tanta imaginación como mano izquierda, el Tata Martino.