…replicó que, aún siendo los aspectos mecánicos de una tarea sencillos, no se seguía de ahí que pudiese llevarse a cabo careciendo de toda sensibilidad

 Heinrich von Kleist – Sobre el teatro de marionetas

 

 

Es un hecho cierto que Alexis Sánchez carece de las condiciones técnicas de sus compañeros más elogiados pero no faltaremos a la verdad si afirmamos que para cumplir las tareas encomendadas al chileno hace falta poseer en grado sumo condiciones que rara vez reúne un mismo jugador. El problema es que le hemos visto fallar goles tan cantados, tropezar con el balón mientras intenta bicicletas y resbalarse en maneras tan cómicas que no es fácil distinguir la virtud sin citar la carencia. Es por este doloroso impacto visual que cuando se le reconoce algo a Alexis suele ser el esfuerzo, como si el talento solo pudiera medirse con el balón en los pies. Pero tal juicio es tan sesgado como el que haría una persona que, en un teatro de marionetas, atendiera solo al baile del muñeco sin reparar en el maestro que les da vida. Los movimientos de la marioneta pueden resultar torpes, cómicos, incluso desmadejados, pero los gestos de las manos que sostienen los hilos son breves y precisos: el titiritero maneja su instrumento de trabajo con la seriedad con la que esgrime el cirujano su bisturí. Entonces, ¿a qué debemos prestar más atención a la hora de enjuiciar la labor del artista? ¿A las manos del hombre que mueve los hilos o al monigote que se retuerce en mil aspavientos? ¿En qué consiste la naturaleza del talento?

Voy a comentar una jugada por completo intrascendente para intentar resaltar el trabajo silencioso de Alexis; no los goles ni las larguísimas diagonales, solo aquellos movimientos que ejecuta constantemente para mejorar las opciones de sus compañeros. La siguiente captura corresponde a una jugada que tuvo lugar en la primera parte del Barça-Osasuna.

BAR OSA Alexis entre central y lateral

Conduce el balón Jordi Alba, justo en el momento en que se la entrega a Xavi, en posición de interior zurdo. Iniesta está rodeado de contrarios en tres cuartos; el central y el lateral zurdos atienden a Alexis y el lateral derecho de Osasuna se mueve hacia Pedro. Aún queda un central libre para ayudar en donde pueda hacer más falta. Por otra parte, tres hombres obstaculizan que la jugada pase de nuevo por Busquets, en el círculo central.  La disposición defensiva del Osasuna es, en este punto, perfecta, bien entendido que el Barça aún no le está exigiendo nada.

Esta es la jugada completa.

En apenas diez segundos vemos que Alexis ocupa tres posiciones. En el inicio de la jugada está entre el central y el lateral, como si fuera el componente diestro de un teórico doble nueve. En cuanto Xavi recibe el balón, Alexis amaga con un desmarque de ruptura que hace retroceder varios pasos a los defensas (merece la pena deleitarse con la potencia del gesto de Alexis en 00:14, que expulsa a los defensores de la zona como si estos hubieran recibido un golpe físico) y exige atención al central libre, favoreciendo así una situación más desahogada en la izquierda. El amago de Alexis o, mejor dicho, la credibilidad del mismo, contribuye a fijar la defensa del Osasuna y ofrece un apoyo que Xavi pudo haber utilizado para hacerle llegar al balón a Messi, previa combinación vía Iniesta.

BAR OSA Alexis ofrece apoyo

BAR OSA Alexis ofrece apoyo

Xavi, en cambio, prefiere insistir por izquierda y para cuando Jordi Alba se la cede a Pedro, Alexis ya está situado entre centrales, ejerciendo de nueve puro.

BAR OSA Alexis hacia los dos centrales

Alexis logra, en diez segundos, fijar a su marca, concitar la atención de tres jugadores, ofrecer un apoyo y cargar el área. Sin duda el contexto no era excesivamente complicado pero impacta el crédito que los defensores del Osasuna concede a sus movimientos. En un equipo que cada vez se escalona menos –en parte porque no lo necesita, no conviene negligirlo- y ha perdido movilidad, es un auténtico lujo contar con un jugador que puede estirar al rival al mismo tiempo que amenaza su espalda. ¿El déficit técnico de Alexis oscurece su soberbia lectura del espacio? ¿Será capaz el Barça de recuperar un juego de posesión tan perfecto que haga innecesario el concurso de un jugador que ha sustituido muchas dinámicas de creación de ventajas a partir de la pura actividad individual? Plantearnos esa cuestión nos obliga a reflexionar sobre el futuro del modelo del Barça, concepto pendular que alimenta interpretaciones enfrentadas. Hay quien piensa en el modelo como una aspiración a la excelencia en el juego posicional que necesita mutar y nutrirse de savia nueva para conservar su esencia. Por otra parte, emerge cada cierto tiempo una visión estrecha de esta filosofía que convierte la noción de estilo en imperativo absoluto y sospecha de las ideas ajenas, incluso de las que solo se apartan del camino para rodear los obstáculos. Creo que esta contradicción influye en que rara vez se le conceda a jugadores como Alexis Sánchez el privilegio de formar parte del «estilo» pese a que son cruciales para darle aire al modelo en sus peores momentos e impedir que se hunda por su propio éxito.