Nunca estuvo tan marchito, nunca el final estuvo tan cerca. El Betis visita al FC Barcelona tras dilapidar el lunes el que parecía su último recoveco de esperanza. La fe ya se abraza a lo utópico. Aun así, qué duda cabe que si algo ha logrado Gabi Calderón desde su llegada al Real Betis es hacer creer a sus jugadores, o que al menos dignifiquen el escudo en cada encuentro. Es por ello que hay que esperar un Betis que ofrecerá una mayor resistencia que la de sus huesos, un equipo que intentará despedirse peleando y mostrando que en los últimos meses su fútbol fue y es otra cosa. El rival y el escenario, poco propicio para ello.

Gabi Calderón y su discurso revitalizador cambiaron el rostro al Betis. Desde lo anímico levantó un equipo competitivo, algo que durante un tiempo dejó de ser. Además, ése espíritu renovado propició un rendimiento de la plantilla más cercano a lo esperado. El problema es que no ha existido un marco táctico para encauzar éstos aspectos positivos. Se ha podido ver un Gabi Calderón móvil en lo táctico pero muy poco efectivo. Meses después los problemas del plantel siguen siendo los mismos, y en algunos casos, con determinadas decisiones, las deficiencias no solo no han desaparecido sino que se han potenciado. Véase la destellante debilidad bética en los sectores exteriores como ejemplo.

A día de hoy el Betis se acoge a la generosidad defensiva de su plantel y a N´Diaye para asegurar cierta tenacidad, y a su notable potencial ofensivo para perforar la meta contraria. Todo ello sin un plan establecido. Simplemente dejándose llevar por la inercia futbolística. Y claro, así es realmente complejo potenciar a jugadores que pueden marcar las diferencias. Que los hay.

Betis y seguridad exterior cada vez parece más un oxímoron. La mayoría de los planteamientos rivales giran en torno a éso, y es de esperar que el Gerardo Martino haga lo mismo. Las bajas, y unos laterales con escasa calidad defensiva hacen de los sectores laterales la principal debilidad bética. Los azulgranas poseen muchos y potentes recursos para dañar dicha circunstancia. Incluso en caso de rotaciones, un jugador de la velocidad y la habilidad de Tello podría hacer importantes estragos. Además, el buen rendimiento defensivo que están exhibiendo N´DIaye y Lorenzo Reyes por dentro invita aún más al Barcelona a acudir a los carriles exteriores para disfrutar y penalizar las ventajas existentes.

En las últimas semanas el Betis ayuna balón. Su cuota de posesión se ha reducido muy significativamente, siendo un equipo que viene adoleciendo de continuidad en su juego. Los delanteros quedan demasiado lejos. Aun así, ésta problemática frente al FC Barcelona no debería ser tan condicionante pues el Betis no dispone actualmente de recursos para mantener una posición de calidad frente a los azulgranas, por lo que es fácilmente predecible que Gabi Calderón apostará por un discurso en el que el contragolpe se erija como máxima ofensiva. Descabellado no es, los verdiblancos cuentan con recursos interesantes para ello: Juan Carlos, Vadillo, Baptistão o Rubén Castro. Más Molina ejerciendo como hombre referencia para las salidas directas.

En caso de que el Betis se arme de valentía y decida presionar al Barcelona arriba se trataría de una decisión con importantes contraprestaciones. Los verdiblancos cuentan con centrales lentos y poco hábiles al espacio; sufren en cada carrera hacia atrás, en cada pase filtrado. Y claro, los de Martino poseen una gran facilidad para ello. La decisión de Gabi Calderón en éste sentido podría ser muy condicionante.

En lo futbolístico, éste es el Betis que visita el Camp Nou, aunque hay un factor, el anímico, que se presenta capital. El equipo andaluz viene de un soberano varapalo – uno más -, y la respuesta a él lo condicionará todo. Es éso lo que puede cambiar lo que se espera como una tarde cómoda para los locales en un partido trampa.