No es fácil encarar la crónica del partido de ayer, para nada. No por la derrota y la eliminación, sino por la impotencia que siente uno al intentar explicar lo ocurrido en el Calderón.

Si una cosa no se le podía reprochar al FCB esta temporada era que en los partidos denominados grandes, ante rivales de alto nivel, había sabido competir. No los 90 minutos pero sí en buena parte de ellos, logrando resultados óptimos y siendo bastante fiables. Eso ocurrió hasta ayer, donde fue superado, manejado, vapuleado y destrozado -me quedo sin adjetivos- por un rival sin parte de su columna vertebral -Diego Costa y Arda Turan-. Simplemente los once que estaban en el terreno de juego y el director de orquesta ubicado en el banquillo fueron mejores, mucho mejores. Y cuando la derrota es por superioridad manifiesta poco más se puede añadir.

Hoy se pondrán los focos sobre nombres y con razón. Jugadores, cuerpo técnico, responsables deportivos, directiva… Pero el problema de ayer, extensible a gran parte de la temporada, es estructural y los cuatro grupos de “actores” citados anteriormente tienen parte de responsabilidad.

El Cholo tenía claras dos cosas en el arranque de partido. Obligaría a Pinto a jugar en largo cada saque de portería -como en la ida- y que cualquier defensa o centrocampista con espacio y tiempo para jugar el balón debía hacer un desplazamiento por alto a la zona de Mascherano. De la misma manera, Courtois en los saques en largo. Únicamente con eso, el Atleti logró en 20 minutos un gol de Koke, 3 tiros a los postes, 3 llegadas más con peligro y que el Barça pisara una sola vez el área rojiblanca. Apuntar a la diana de Masche era sencillo, puesto que ni Alba por físico ni Bartra por estar con la marca de Adrián o Villa podían acudir al rescate. Ahí Busquets no se decidió ni a incrustarse entre centrales ni a barrer la segunda jugada, se quedó entre dos aguas, sin que ningún interior facilitara al de Badía la toma de decisiones. Y desde el banquillo, «ni mu». Tengo la impresión que ni Piqué hubiera sido capaz de solventar esto, aunque sí hubiera otorgado mayor jerarquía a la zaga, blanda y poco contundente en el área grande propia. Villa, Adrián y Raúl García hacían lo que se les antojaba. Suerte tuvo el FCB que Diego Costa no fue ni convocado por problemas físicos.

El desplazamiento en largo de Pinto era unidireccional. Balón medio a banda izquierda hacia Alba que logró controlar 4 veces en ventaja o bien largo hacia Neymar que no ganó ninguno. Pírrico bagaje. Ante este panorama esperado, la opción Alexis como receptor hubiera sido la adecuada puesto que es el único capacitado para ello. No se contemplaba otra opción en el juego.

Esta temporada la salida de balón del FCB está siendo deficitaria, incluso con signos de cierta dejadez. Ahí los del Manzanares no exigieron demasiado pero las pérdidas en campo propio fueron un goteo continuo durante el partido. Busquets baja a la base y es primer receptor. Xavi el siguiente, intenta escalonar. Y stop, no hay nada más, excepto apariciones de Iniesta en banda izquierda. Ni circuitos laterales, ni ofrecimientos de extremos, ni rupturas de centrales, nada. El más absoluto vacío.

¿Y el plan de Gerardo Martino de inicio? Lo ignoro pues no existió puesta en escena más allá de la primera ocasión que tuvo Messi. El Barça consigue hacer llegar el balón a Alves con espacio. Cesc, situado de nueve, fija en el segundo palo a los centrales y Leo llega desde atrás al primero solo, rematando cerquita del palo. ¿Se buscaba eso? ¿Que el argentino apareciera? Nunca lo sabremos.

Discurría la primera parte en el contexto de Simeone. El Atleti lograba salir y no necesitaba mucho más que orden defensivo para cortocircuitar a su rival. Únicamente Neymar lograba pequeñas victorias en su zona a través de decisiones personales alejadas de la rutina culé. Junto con Pinto, el brasileño fue de lo más destacable a nivel individual pero por los motivos que sean sigue sin estar en plena sintonía ni con sus compañeros ni con él mismo. El triángulo Neymar Iniesta y Alba quedó en un punto pegado en la banda. El del lado derecho -Alves, Xavi y Messi- ni eso.

En la segunda parte Simeone decidió dar un paso atrás e intentar finiquitar el encuentro a la contra y ocasiones tuvo para ello pero el Atleti cometió un par de errores consecutivos que le pudieron costar un gol. Concedió espacios tras pérdida y dos veces llegaron los culés en manada al área de Courtois, manejando diagonales de ruptura con pasador liberado. Pero fueron eso, dos veces y no más. Tiago lo leyó perfectamente y logró que el equipo no se partiera. Importantísimo el portugués, como ya nos contaba Guille Celma en la previa.

Pasaba el tiempo y Martino quiso cambiar pronto, cosa poco habitual. Al banquillo un Cesc intrascendente y desesperante. Al campo Alexis en banda derecha y de 9, puesto que fructuaba entre ambas de una manera casi aleatoria. Ninguna incidencia en el devenir del partido. El siguiente intento fue la entrada de Pedro por un nada diferencial Iniesta. El generador de ventajas hoy no apareció y era el momento de hacerlo. Esto llevaba en teoría a Messi al interior aunque en la práctica campó por donde pudo dentro de la maraña en que se convirtió el equipo. Tampoco ocurrió nada. El tercer cambio quedó en el limbo.

Ante una inferioridad manifiesta, los blaugranas optaron por un recurso lícito que puede llegar a dar réditos pero que en las botas de estos futbolistas resulta sonrojante: el balónazo al área. Centros laterales sin llegar a línea de fondo, balones frontales, envíos en largo al bulto… Un sin fin de despropósitos. Además, se aplicó la receta sin el ingrediente principal, que es disponer de altura dentro del área. Bartra, único perfil adecuado sobre el campo, seguía en la línea defensiva.

En estas situaciones donde un equipo está a un gol de empatar la eliminatoria, los últimos minutos suelen ser un infierno para el que va en ventaja. Ni el Atlético sintió nervios ni presión alguna ni el Barça acosó y murió con todo. El partido expiró en un carrusel de faltas, tarjetas y córners en el campo visitante. Impotencia.

Pasó a semifinales de UCL el mejor equipo en 180 minutos. Solo queda felicitar a sus jugadores por su entrega e inteligencia y a su entrenador por el trabajo que ha logrado diluir a Messi y resto de acompañantes y conformar un equipo con todas las letras. La Copa de Europa le debe desde hace muchos años algo al Atlético de Madrid. Igual Luis Aragonés, que seguro que ahora tiene mano allá arriba, convence al que hay que convencer.

¿Y ahora qué? El cuerpo que se le queda al aficionado culé tras el partido no ayuda a pensar en el futuro inmediato. En poco más de una semana se viene una final de Copa y la Liga sigue abierta. Se debe seguir adelante, no queda otra. Y una vez acabe la temporada, que pase lo que tenga que pasar, que tendría que ser mucho, sanción FIFA mediante.