NEYMAR, 10 PRIMEROS MESES (II)

Si ayer en la primera parte detallamos el contexto en el que Neymar llegó al Barça hace casi un año y las diferencias y similitudes con otros compatriotas que vistieron la camiseta blaugrana, hoy nos vamos a centrar exclusivamente en lo futbolístico. La evolución de Neymar en el equipo desde el comienzo de temporada hasta ahora. 10 meses después de su firma, a punto de disputar la primera gran final con el Barça -Supercopa al margen-. Porque de finales ya tiene cierto bagaje nada despreciable pese a su juventud (Sudamericano sub-20, Libertadores, Paulistão, JJOO, Recopa Sudamericana, Confederaciones). Y es que en él siempre hemos observado precocidad. Un chico que ha ido quemando fases muy rápido.

He distinguido hasta hoy 4 fases de Neymar en el Barça.

1ª etapa: Neymar, revulsivo

Tras su llegada como técnico, Gerardo Martino mostró una predisposición tremendamente pragmática que se loó en su momento. Parecía querer apostar por mantener la esencia del modelo que tantos éxitos había dado al club al tiempo que clamaba por recuperar una serie de aspectos que en los últimos tiempos el equipo había ido dejando y abandonando. Recuperar viejos hábitos. Tarea no sencilla pero encomiable dados los recursos y plantilla manejada, no demasiado versátil y con varios perfiles sin cubrir. En cualquier caso, el ex de Newell’s apuntilló durante el primer tramo de temporada el habitual 1-4-3-3, siendo Alexis y Pedro quienes acompañarían de titular a Messi. Esto relegó a Neymar a la suplencia, permitiéndole entrar como sustituto de garantías en las segundas partes, en algunas de las cuales funcionó como auténtico revulsivo.

Es una primera etapa del brasileño casi como jugador número 12 y en la que incluso fue decisivo marcando el gol del empate en el Vicente Calderón que a la postre daría la Supercopa de España. Su primer título con el Barça tenía su firma. Martino apostaba por Alexis en derecha y Pedro en izquierda, siendo este el flanco que reservaría a Neymar para ir cogiendo minutos y confianza. Y, ciertamente, la gestión de los minutos del brasileño fue muy razonable para un recién llegado del que se esperaba mucho pero al que no adjudicó rápidamente de responsabilidades. Lo alejó de toda presión posible y creo sinceramente que el futbolista respondió. Con paciencia pero tesón. Además, el Tata empezó a enseñar muy pronto esa especie de rotaciones cuadriculadas en las que repartía meticulosamente los minutos. De manera que Neymar llegaría a ser titular en algún partido, especialmente fuera de casa.

Un Neymar que desde la izquierda intentaría generar ventajas en el 1×1 llegando muchas veces la línea de fondo, o en asociación, acercándose a Iniesta, Cesc y Messi. El brasileño buscaba su espacio vital y dejaba a las claras que no se mostraba tan cómodo en un rol de ‘extremo chincheta’, tan pegado a la cal. Desde izquierda tenía salida natural en conducción hacia portería y mayor facilidad para armar el remate. Su retención de pelota le permite desde ahí atraer a contrarios al borde del área para buscar el desborde o el pase definitivo, demostrando que necesita poco para producir mucho.

2ª etapa: La lesión de Messi

Esta segunda etapa tiene en realidad un punto de inflexión que es el Clásico, pero su contexto está marcado por los problemas musculares de Messi. El argentino había iniciado la temporada con muchas dudas en cuanto a su estado físico y su ejercicio incluso se puso en duda para el primer Barça-Madrid de finales de octubre (jornada 10). Daba la sensación que no parecía del todo recuperado de la lesión anterior y su rendimiento no era tan explosivo como antes. No obstante, Martino decidió alinearlo en el Clásico y lo situó escorado a la derecha, dejando a Cesc como falso 9 y a Neymar en la izquierda. En el primer gran partido de la temporada Xavi, Iniesta, Cesc, Messi y Neymar eran de la partida. Y sería el brasileño quién abriría la lata. Como ocurriera en la Supercopa, volvía a ser decisivo en un partido de gran trascendencia. Mientras que Messi, por su parte, no tardaría lamentablemente en confirmar lo anunciado pero no deseado. Ante el Betis en el Villamarín tuvo que decir basta y se estimó un tiempo de recuperación entre las 6 y 8 semanas. Total, hasta 2014 no volveríamos a ver a Leo Messi. Ya un mes antes, en medio de los problemas del argentino, Neymar tuvo oportunidad de cambiar la banda izquierda por el carril central, ejerciendo de falso 9. Y especialmente destacado sería su partido ante el Valladolid en el Camp Nou. Tanto en movilidad como personalidad, bajando alturas para recibir la pelota y bien tejer el ataque con sus compañeros bien arrancar con esas conducciones vertiginosas que se aceleran con el paso de los regates a una frecuencia muy alta.

Tras el obligado y largo parón de Leo para recuperarse de la lesión, el escenario cambia radicalmente. Un escenario que en términos ideales del Barça 2013-14 debía tener un ataque donde gran parte de sus esperanzas recayeran en la relación Messi-Neymar. Pero de repente, tras todo lo sucedido, el ex del Santos se encontraba como el hombre de mayor talento arriba. De ahí a final de año, el brasileño alternó entre la banda izquierda y el falso 9, originándose uno de aquellos bonitos debates que siempre sobrevuelan en can Barça. ¿Dónde debe jugar Neymar? ¿Mejor en izquierda, mejor falso 9? ¿Por qué bajar a Cesc si está funcionando muy bien arriba?

Lo justo sería reconocer que el rendimiento de Neymar fue bueno y ciertamente solvente, tanto partiendo de izquierda –la posición que más ocupó- como sus tramos partiendo del carril central en ataque. Se hablaba –hablamos- y con razón, de la mano de Martino en su adaptación y lo bien que parecía haber encajado el brasileño en un contexto totalmente nuevo. Con un idioma futbolístico tan diferente. Incluso el equipo, a pesar de algunas dudas y tramos de juego irregular, parecía en dinámica creciente, sumando a pesar de la poca brillantez en muchos partidos y sin llegar a dominarlos del todo. El Barça de Martino competía pero no convencía ni enamoraba demasiado. Una tónica que se alargaría en los meses venideros.

3ª etapa: Desaceleración y lesión

Una quinta tarjeta amarilla en diciembre impidió que estuviera en Getafe y pudo adelantar sus vacaciones en Brasil. Sin ánimo de pretender profundizar demasiado en el tema, este sería el primero de los capítulos extradeportivos que salpicarían al jugador día tras día. Hasta desembocar todo ello, no lo olvidemos, en la dimisión del presidente Rosell tras las presuntas irregularidades en su traspaso. Tras las Navidades, al brasileño le costó entrar en ritmo y regresó tocado. Messi poco a poco iba poniéndose a tono, con la Copa del Rey como excusa en el horizonte para demostrar que el mejor regresaría. Que fuera preocupaciones. Pero justo en esa tesitura se llegaría al segundo partido más importante de la Liga tras el Clásico. Tocaba visitar el Vicente Calderón y como los dos cracks en ataque no estaban a punto, ambos iniciaron el encuentro desde el banco. Pedro, Cesc y Alexis repetían como titulares un partido más tras sus buenas actuaciones. Sin embargo, al margen de Iniesta –que solo jugaría los primeros 45’- nadie creó peligro en los visitantes durante la primera parte y ya en el segundo acto Messi y Neymar infundieron algo más de miedo en el muro defensivo perpetrado por Simeone.

Precisamente unos días después y en la citada Copa del Rey, Neymar, algo ansioso por volver a brillar se lesionaría, haciendo saltar todas las alarmas al ver en las repeticiones su tobillo de goma. Ocurrió en Getafe a mediados de enero. El objetivo marcado estaba claro: recuperarlo para que estuviera disponible frente al Manchester City en 1/8 de Champions. Unos días antes de la ida justo reapareció en casa ante el Rayo saliendo desde el banquillo y marcando un soberano golazo. Ante el City llegamos al tercer partido marcado en rojo del calendario. Y Martino apostó igual que el día del Clásico por alinear juntos a los mejores centrocampistas, aunque como no estaba Neymar de inicio, varió ligeramente el dibujo empezando por el movimiento más importante: Iniesta partiendo del extremo izquierdo. Un dibujo que había ensayado ya con bastante éxito en Anoeta en la vuelta de semifinales de Copa. No era algo nuevo –Tito ya lo había usado en un tramo la temporada anterior, con cierta brillantez cabría añadir-, pero la clave de ello era que se intentaba apostar por controlar el partido mediante la posesión. Lo que muchos bautizan como “posesión defensiva”.

Sin embargo la realidad del Barça si algo ha demostrado estos dos últimos años es que ya no es capaz de gobernar como antes ni dictar el tipo de partido que se juegue. Es más, se encuentra realmente cómodo en transiciones y en el cuerpo a cuerpo. Permite oler sangre al rival pero a él le encanta olerla en campo enemigo igual. Volviendo al Etihad, esa noche Alexis fue el elegido para ocupar la derecha. Un flanco que ocuparía Neymar en el tramo final de partido y con grandes resultados. Hemos de detenernos aquí ya que por primera vez en la temporada el brasileño ocupaba esa demarcación en el campo y su ejercicio sería decisivo en el marcador ya que junto a Alves lograron explotar la superioridad numérica en el carril derecho. Un Alves que sería el autor del 0-2. Neymar se movió con inteligencia, ofreciendo apoyos continuamente a Messi y su lateral y enseñando algo muy interesante de cara al porvenir: desmarques de ruptura a la espalda del lateral izquierdo.

Llegados a este punto, surge un nuevo debate. Ya decimos que estamos en can Barça y esto es habitual. ¿Debe jugar Neymar en izquierda o en derecha? Ya no es si en izquierda o falso 9 –con Messi sano no hay debate que valga- sino que la posición del brasileño es en realidad una consecuencia del debate que flota aún más arriba: ¿Barça de los centrocampistas o con dos extremos?

4ª etapa: ¿Derecha o izquierda?

Etapa actual. Martino decidió repetir planteamiento ante el City en el Camp Nou pero ya situando a Neymar en derecha. El brasileño mostró imprecisiones en el primer control –uno de sus mayores defectos por pulir todavía- y en algunos pases que mermaron la calidad de la pérdida, pero su voluntad y buenos movimientos sin balón estuvieron fuera de toda duda. Cuajó un partido interesante en una posición que le resultaba menos cómoda que el lado izquierdo, tanto a la hora de orientarse la conducción como el disparo. Hay que tener en cuenta que desde su lesión se sentía menos protagonista y no estaba jugando del todo bien, a diferencia de la primera vuelta, y que todo el ruido mediático alrededor de su fichaje era incesante. Es comprensible e inevitable que sintiera cierta ansiedad y ganas de demostrar su valía. ¡Cómo para que no te afecte!

El Tata, mientras el Barça navegaba en un río de juego cada vez más irregular, habiéndose dejándo puntos importantes por el camino, llegaría al Bernabéu con la posibilidad de decir casi adiós al título o reengancharse. El rosarino no vaciló en repetir el esquema de la vuelta ante el City, creo más por sensaciones que convencimiento ya que repito, el Barça no es dueño de su destino sobre el campo, o al menos no lo es en la medida en que podría serlo –sobre el papel- con los jugadores alineados. El Barça sacó los 3 puntos del feudo madridista en un partido de muchas ocasiones que el Madrid podría haberse llevado. Neymar, partiendo de la derecha pero con mucha libertad de movimientos, supondría de nuevo algo de losa en transición defensiva, ya que sus pérdidas condicionaron más si cabe el débil lado derecho que sin balón formaban Alves y Xavi, socorridos además por el peor de los centrales esa noche –Mascherano-. Sin embargo, el brasileño sería decisivo –nuevamente en un partido importante-, desencadenando la jugada clave previo desmarque a la espalda de central y lateral. Otro de esos movimientos buenísimos que había anunciado ante el City y que tan importantes parecían para satisfacer las precisas diagonales de Messi. Un Messi que marcaria 3 de los 4 goles en el Clásico.

Con el debate sobre la mesa acerca del sistema de juego y la posición del joven delantero, Martino seguía rotando arriba a todos salvo a Messi, saliendo con el 1-4-3-3 más ortodoxo en la competición doméstica. Hasta que llegada la eliminatoria ante el Atleti en 1/4 de Champions volvió a acudir al llamado “Barça de los centrocampistas”. Sistema que como hemos resaltado estaba dando más resultados que buen juego y sensaciones. En la ida, jugada en el Camp Nou, Neymar ocuparía otra vez la derecha como punto de partida, mostrándose muy incisivo y con ganas. Parecía no haber dudas de que la Champions, a pesar de su todavía inexperiencia en Europa y defectos por corregir, estaba hecha a su medida. Los mejores aparecen en las grandes ocasiones, y con un Messi maniatado como tácticamente solo han sabido ejecutar maestros como Mourinho o Simeone, Iniesta y Neymar fueron los encargados de poner el picante sobre el marco de Courtois. Un Courtois que no podría evitar el gol de Neymar tras asistencia de Iniesta en una jugada prodigiosa por el pase y el desmarque. Jugada que se produciría en los mejores minutos blaugranas de la eliminatoria, cuando ya remando a contracorriente tras el espectacular tanto de Diego Ribas, Martino sacó a Alexis por Cesc, desplazando a Neymar a izquierda y regresando al manual del 1-4-3-3. El equipo recuperaba rápidamente la pelota en campo contrario e intentó lograr más de un gol, pero el gigante belga lo evitaría.

Para la vuelta, celebrada hace menos de una semana, se filtró que el entrenador argentino seguiría erre que erre con su fórmula de juntar a todos los centrocampistas, pero con un matiz: Messi en derecha y Cesc como falso 9. Sea como fuere y más allá de las intenciones por parte de Martino, la realidad es que si había plan ni siquiera lo sabemos porque el Atleti destrozó por completo al Barça, que aún así se mantuvo vivo hasta el final por la falta de puntería rojiblanca. Pero no iba a ser el día y la derrota fue de justicia. Una derrota en la que un joven de 22 años en su primera Champions League volvería a demostrar orgullo y calidad, siendo el único gran agitador de un ataque que echó de menos las mejores noches de Messi, Iniesta y compañía. El colectivo no carburaba empezando por la nula salida del equipo y de cada balón mediamente en condiciones que recibían los atacantes –casi nunca de cara ni en ventaja- debían hacer mil y un malabares. Como los del propio Neymar dejando un cañito sobre Tiago para la eternidad. Detalles que hablan por sí solo del gran talento que amasa un futbolista que no deja indiferente.

15 de abril. Neymar ante su primera gran final con el Barça. Ya hemos visto que ha sido protagonista en todos los partidos importantes del Barça. Algo que no debe pasar desapercibido. Porque más allá de cifras* y todo el huracán mediático a su alrededor, y aunque todavía no haya terminado la temporada, los primeros 10 meses de Neymar como blaugrana se pueden calificar como notables. Con todo lo sucedido y entendiendo el contexto de lo que hoy es el FC Barcelona, su rendimiento está siendo bueno. Tiene aspectos que mejorar desde el punto de vista individual y todavía la relación dentro del campo con sus compañeros no es la mejor -sobre todo con Messi hay mucho margen de conciliación-, pero es algo razonable que forma parte del período de aclimatación a un nuevo mundo, compañeros e idioma futbolístico. Y no tengo dudas, lo mejor todavía está por llegar.

Y sí, esto es can Barça. ¿Dónde debe jugar Neymar en la Final de Copa? ¿Cómo debe encarar Martino el partido?

* Estadísticas resumidas de Neymar:

Liga: 9 goles y 8 asistencias en 1616 minutos de juego (18 titularidades, 6 suplencias, 12º jugador más utilizado)

Champions: 4 goles y 3 asistencias en 776 minutos de juego (9 titularidades, 1 suplencia, 5º más utilizado)

Copa del Rey: 1 gol en 118 minutos (2 titularidades)

Supercopa de España: 1 gol en 121 minutos (ida suplente, vuelta titular)

Fuente: whoscored & ceroacero