Primer plato fuerte de la temporada 2014-2015. El FC Barcelona de Luis Enrique pone a prueba las buenas sensaciones y el conjunto de señas de identidad perdidas en los últimos años ante un rival que también quiere calibrar hasta dónde puede llegar en el presente ejercicio: el Villarreal CF de Marcelino García Toral. Ambos conjuntos tienen algunos elementos comunes, sobresaliendo sin duda, el hecho de que son dos equipos de autor. La intensidad, el esfuerzo, el trabajo táctico coléctico y la meritocracia son, más allá de palabras y semántica, conceptos que para sus técnicos son innegociable. Por cierto, dos entrenadores que ‘mamaron’ lo que es el fútbol en el seno de uno de los clubes históricos españoles: el Sporting de Gijón.

El preparador amarillo afronta su tercera campaña al frente de los villarrealenses, segunda completa, con la ambición de consolidar y mejorar lo visto en su regreso a la máxima categoría. Partiendo del discurso institucional, en el que lo primero y primordial es lograr la salvación, más aún tras el amargo trago del descenso de hace tres años, no se puede ocultar que el deseo, no obligación, una vez se logre aquella, es pugnar de nuevo por los puestos nobles de la tabla clasificatoria.

Teniendo en cuenta, a priori, el estatus superior en que se encuentran, cada uno por distintos factores, FC Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, la última plaza que otorga la posibilidad de disputa la Champions League, a través de una previa, así como las de Europa League quedan muy abiertas. Es decir, muchos equipos optan a ella, desde Athletic de Bilbao, Sevilla, Real Sociedad, Valencia, el propio Villarreal y quién sabe si algún outsider o conjunto revelación.

Para afrontar este ejercicio el Villarreal no ha variado en exceso el patrón, la idea de juego propugnada por Marcelino; lo que sí se han producido son variaciones en las piezas de las que dispondrá el preparador de Villaviciosa. En realidad, el número de bajas y altas han sido casi las mismas con el objetivo de ganar en competitividad y fondo de armario, pues el propósito del técnico es convertir cada semana en un reto para todos sus futbolistas: nadie puede sentirse titular indiscutible, todos tienen que esforzarse, pues quién no lo haga corre el riesgo de perder su rol.

Ello no significa que se mantienen los pilares de una plantilla joven, pero no exenta de experiencia. En la lista de ‘fijos’ sobre quienes se sustenta el equipo base y el juego, siguen Musacchio, quién pese a los cantos de sirena del Tottenham seguirá, como mínimo un año más vestido de amarillo, Bruno, Cani y Giovani Dos Santos.

En cuanto a las caras nuevas/fichajes la lista la forman: Asenjo, quién tras su cesión desde el Atlético pasa a ser propiedad del Submarino amarillo; Cheryshev (Real Madrid, cedido); Rukavina (Valladolid); Jonathan Dos Santos (FC Barcelona); Espinosa (FC Barcelona B); Vietto (Racing Avellaneda); Víctor Ruiz (Valencia CF, cedido); Gerard Moreno (regresa de su cesión al RCD Mallorca); Hernán Pérez (regresa tras cesión y no ejecutar opción de compra Olympiacos); y los jóvenes Marín, Nahuel, Sergio Marcos, Israel Puerto, Pablo González y Aitor Fernández, quienes alternarán el filial con el primer equipo, especialmente, los dos primeros, joyas de la factoría de la Ciudad Deportiva amarilla e internacionales en categorías inferiores de la selección española.

Han abandonado el club: Farinós (retirado tras el cierre de mercado invernal de 2014); Óliver Torres (regresó al Atlético quién lo cedió al Oporto); Joan Román (regresó tras cesión al FC Barcelona B); Perbert (Istanbul Basaksehir); Pantic (Córdoba, cedido); Aquino y Jonathan Pereira (Rayo Vallecano, cedidos); De Guzmán (Nápoles, tras dos años cedido en el Swansea); Lejeune y Pablo Íñiguez (Girona, el primero, tras haber estado a préstamo en el Brest francés, libre; el segundo, cedido) y Edu Ramos (Albacete, libre).

Precisamente, la presencia de hasta cuatro jugadores con pasado culé – el citado Giovani Dos Santos, su hermano Jonathan, llegado este verano, junto al manchego Javier Espinosa y Manu Trigueros- también otorga la nota curiosa, y si se quiere, de ‘morbo’ en el choque de este domingo, sin olvidar que los duelos entre amarillos y azulgrana acostumbran a ofrecer espectáculo, buen juego, goles y momentos históricos, especialmente para los locales, pero también para los visitantes cuando han jugado en El Madrigal. Quién no recuerda el debut como locales de los amarillos en el destierro en Mestalla; el empate a 4-4 con Víctor Muñoz y Serra Ferrer en los respectivos banquillos; el espectacular 3-0 el año de la primera Liga ganada por los culé con Rijkaard; el 3-1 cuando los amarillos fueron subcampeones del campeonato doméstico; o el 1-2, donde el equipo dirigido entonces Pep Guardiola dio un paso importante para su primera Liga.

Marcelino, tácticamente, es un ‘camaleón’. Su dibujo habitual parte de un 4-4-2, pero como ya demostró la pasada campaña, precisamente, ante el conjunto culé, es amante de plantear variantes. Así, en el Camp Nou se decantó por un 4-5-1 en defensa, que en ataque pasaba a ser un 4-2-3-1 o 4-3-3. En El Madrigal, el día después del fallecimiento de Tito Vilanova optó por un 4-3-1-2 con un triángulo en medio campo para cerrar pasillos interiores, regalando las bandas y limitando la participación de Messi. Pese a ello, precisamente, tras ir 2-0, sendos centros al área de Dani Alves, sin presencia de rematador azulgrana, se convirtieron en dos autogoles de Musacchio y Gabriel, que permitieron una remontada inesperada por lo que se vio en los 90 minutos.

El preparador amarillo, siempre partiendo de una idea propia que ya se ha interiorizado entre plantilla, directiva y aficionados, algo distinta a la de los años más gloriosos, con Manuel Pellegrini al frente del banquillo, disecciona perfectamente a los rivales e intenta aprovechar sus debilidades para potenciar las virtudes y el talento de sus futbolistas. Intensidad, presión -en distintos niveles, según sea el rival o momento del choque-, asociación cuando se requiere, transiciones vertiginosas, orden táctico… son algunas de las características que plasman cómo es el Villarreal actual.

Al mando de un conjunto de jugadores jóvenes, con hambre, ambición, deseo de ser futbolistas…este domingo, tras lograr la clasificación para la fase de grupos de la Europa League el pasado jueves noche, el Villarreal busca acumular su cuarto partido oficial con triunfo y cerrar un verano inmaculado, sin derrotas y solo tres goles en contra, que en el fondo es la continuación de un más que notable fin de temporada anterior, tras una segunda vuelta complicada, donde en ciertos momentos, se bajaron prestaciones tanto en juego como en resultados.

Si bien, históricamente, el FC Barcelona se la ha dado mejor al Villarreal que el Real Madrid, en términos de resultados totales -local y visitante- esa tendencia se ha invertido, si nos ceñimos a los partidos disputados en El Madrigal. Así, para remontarse a la última derrota barcelonista hay que remontarse a la campaña 2007-2008, la del subcampeonato de Liga amarillo.

En principio, a expensas de conocer la lista de convocados, más allá de planteamiento táctico, el once que puede plantear el Villarreal es una incógnita, pues ante tanta riqueza y buen estado de forma de muchos jugadores, existen varias posiciones que cuentan con más de un candidato para ocupar una plaza como titular. Sin embargo, vamos a apostar desde estas líneas, con el riesgo que supone, por el siguiente: Asenjo; Mario, Musacchio, Gabriel, Jaume Costa; Bruno, Trigueros, Cani, Cheryshev; Gio y Vietto.

Como cierre del mes de agosto, y casi del verano, El Madrigal abrirá sus puertas el domingo para un partido que promete y mucho. Aunque ya se sabe, luego el balón y los futbolistas pueden dictar lo contrario. Lo que sí se se puede asegurar es que el primer gran test de la temporada concitará muchas miradas. No es para menos, los contendientes así lo merecen.