Se presenta el Barça en el Ciudad de Valencia como suelen hacerlo esos parientes lejanos a los que uno no ve a menudo y cuya presencia suele ser inoportuna e incómoda a partes iguales. Digamos que el conjunto granota no está precisamente en su mejor momento, es colista de primera y cuenta con un solo punto de nueve disponibles. Cierto es que no ha tenido un calendario fácil precisamente -recibió al Villarreal en la primera jornada y a continuación visitó La Catedral-, pero las dudas no vienen tanto por los resultados cosechados como por la manera en la que se han producido.

El Ciudad de Valencia no ha sido un campo especialmente fácil para el Barça, aunque sí de gratos recuerdos. En él volvió a ganar un título de Liga después de muchos años en 2005, y fue allí también donde logró la tercera Liga consecutiva del Barça de Guardiola en 2011. La temporada pasada ambos equipos se vieron las caras dos veces en el feudo valenciano con sensaciones y resultados muy distintos. En Liga el duelo acabo en empate a uno, con un Barça incapaz de batir a un Levante al que le bastó con plantar dos líneas de 4 delante de su portería. En cambio en el duelo de Copa del Rey que se disputó después, el Barça ganó 1-4 con solvencia gracias a los balones que fue capaz de filtrar Messi  a la espalda granota.

El verano de 2014 ha sido de grandes cambios para el Levante. Todo empezó con el culebrón formado por la no renovación de Joaquín Caparrós. Se habían mantenido conversaciones para su continuidad dos años más, todo parecía cerrado, pero en el club se enteraron de que el utrerano estaba negociando con el Granada y decidieron cortar por lo sano. Es en la decisión de contratar a Mendilibar como sustituto donde parece apreciarse un cambio de rumbo en la dirección deportiva del Levante. Durante las últimas seis temporadas el club se había caracterizado por mantener un guion más o menos fijo, llevado a cabo por entrenadores que de una u otra manera fueron adaptándose a él. Tres jornadas parecen pocas para evaluar este posible cambio de estilo, pero los primeros trazos apuntan a ello.

Aun habiendo cambios importantes en la plantilla -como la baja de Keylor Navas o la apuesta por el goleador Rafael Martins-, lo más significativo ha sido el cambio de roles que ha traído consigo Mendilibar. Jugadores que hasta ahora habían tenido un papel importante como Vyntra, Rubén García, Ivanschitz o El Zhar -los cuatro se encuentran entre los once más utilizados por Caparros la temporada pasada- se han visto relegados o bien a la suplencia o bien a directamente quedarse fuera de la lista de convocados.  Por su parte, Xumetra o el joven Camarasa han sido los grandes beneficiados de este cambio de papeles.

Pero el cambio con la llegada de Mendilibar no se ha limitado al baile de nombres, ni mucho menos. El equipo con Caparrós acostumbraba a formar con un 4-4-2 claro. Una línea de 4 atrás, generalmente retrasada y con poca implicación a la hora de salir con el balón jugado. En el mediocampo, el doble pivote formado por Diop y Simao Mate era la pareja más utilizada, ambos se prodigaban poco en ataque y vivían más pendientes de ganar segundas jugadas y tapar el centro. En las bandas, Caparrós demandaba mucho esfuerzo. Los hombres que las ocupaban sabían que no podían descuidar las ayudas a su lateral. Ivanschitz y Rubén García empezaron sin contar mucho, y acabaron teniendo mucho más protagonismo porque fueron mejorando en ese aspecto. Arriba, Barral era la referencia encargada de tratar de aguantar el balón para permitir la salida del equipo, mientras que Víctor -o el Zhar o Rubén García cuando jugaban de segundo punta- se encargaban de picar al espacio.

Antes de hablar de la propuesta de Mendilibar, hay que valorar que el Levante se ha encontrado con numerosas bajas en este inicio liguero. Ni Diop ni Juanfran han podido debutar aún, y se han ido añadiendo las bajas de: El Adoua, Nikos, Iván López, Gavilán y David Navarro. De hecho en el último partido, el centrocampista Camarasa tuvo que jugar como central improvisado. Así pues, faltaría saber si lo acontecido hasta ahora es la apuesta de Mendilibar como tal, o lo que se ha visto obligado a hacer por las circunstancias.

El Levante ha jugado con un 4-2-3-1, aunque lo ha hecho sin un XI fijo. Jesús Fernández es el guardameta titulara. Ha sorprendido con un gran rendimiento a pesar de los cinco goles encajados. En defensa, después de varias pruebas, Pedro López, David Navarro -si se recupera de la lesión que sufre- y Vyntra parecen fijos. El puesto de lateral izquierdo sería para Toño puesto que tanto Juanfran como Nikos parecen bajas seguras. El principal cambio del equipo tiene lugar aquí, puesto que Mendilibar es un amante de la línea defensiva adelantada. Esto ha provocado serios problemas en los 3 partidos puesto que además de que el equipo aún no ha interiorizado el concepto, ninguno de los defensores destaca especialmente por su velocidad. El adelanto de la defensa ha llevado consigo el del doble pivote.

Con Mendilibar el equipo trata de ser protagonista con el balón. Para ello se ha optado por introducir a Camarasa como acompañante de Simao Mate y además sustituir uno de los dos puntas por un mediapunta como Víctor Pérez -aunque en el Valladolid jugaba menos adelantado-. Las bandas han ido variando, aunque Xumetra es fijo en la derecha. Arriba la referencia empezó siendo Barral pero en el último partido jugo Rafael Martins -que ha sufrido una lesión muscular y no estará disponible para el partido del domingo-.

En definitiva, el Levante ha cambiado su dibujo y sus intenciones respecto a los anteriores años. Antes optaba por situar atrás su línea defensiva, utilizar un bloque de presión bajo, proteger la segunda jugada con un doble pivote fuerte y tratar de salir a la contra con espacios. Ahora, prefiere adelantar la presión muchos metros, intenta ser protagonista en campo contrario y busca una mayor posesión de balón. El problema radica en que al Levante esto no le sale “natural”. Sus centrales buscan continuamente la protección que supone estar cerca del área propia, sus hombres en el mediocampo tienen muchas dificultades para lograr combinaciones, el equipo entero no acaba de tener mecanismos para lograr convertir la posesión en peligro y además toda esta inseguridad se traduce en numerosas pérdidas de balón peligrosas.

Sirva el partido ante el Málaga como ejemplo. En varias ocasiones intentaron salir con el balón jugado, concretamente por la banda izquierda mediante el lateral Toño. Ni el hombre del doble pivote más próximo -Simao Mate- ni el hombre de banda izquierda -Morales- se ofrecían en posiciones hábiles para recibir. Esto provocó continuas pérdidas, bien por un mal pase, bien porque la posición para recibir no era buena. También sufrió especialmente con balones largos cruzados a la espalda de los laterales por la rapidez de los atacantes malacitanos. En resumen, el Levante se ha desordenado. Ha pasado de ser el estudiante que aprobaba gracias a tener unos apuntes limpios y bien ordenados, a ser un estudiante que no suele hacer los deberes y lo fía todo a la inspiración del día del examen.

Obviamente falta saber si Mendilibar continua en esta línea ante la visita culé. Viendo los antecedentes del técnico  vasco, es fácil creer que así será. Históricamente Mendilibar ha salido a buscar al Barça, lo hizo con el Valladolid, lo hizo con Osasuna y todo indica que lo hará con el Levante. A priori parece un contexto favorable para el Barça, dado que si el Barça de Luis Enrique fue capaz de crearle problemas al Athletic de Bilbao -con un central experto en corregir como Laporte, una locomotora como De Marcos y un centro del campo bien engrasado en cuanto a la presión del rival se refiere- gracias a los pases filtrados de vez en cuando por Messi o Rakitic  a la espalda, que no podrá hacer con el débil sistema defensivo del Levante…

Quizás un Levante más asentado, más convencido de lo que está haciendo y con más moral fuera una presa difícil, pero viendo lo tiernos que están los cimientos y la capacidad que ha tenido hasta ahora el Barça de Luis Enrique para encontrar los puntos débiles del rival y explotarlos, es difícil pensar que el Levante pueda darle un susto al Barcelona.