MESSI JUEGA, EL BARÇA CARBURA

Parecía una extensión del partido de Málaga. Espeso y un tanto apático, la peor versión de este Barça de Luis Enrique volvió a aparecer durante la primera media hora de partido, incapaz de penetrar el muro levantado por el Granada. Como en la primera parte en La Rosaleda, el balón era azulgrana y se jugaba en campo del equipo andaluz; sin embargo, no se movía lo suficientemente rápido como para desequilibrar a su rival. Incluso El Arabi, al séptimo minuto de partido, había enviado un trallazo al travesaño tras un nuevo despiste de Mathieu. Los problemas en ataque estático se sucedían, hasta que Neymar, pillo, interceptó un pase atrás de Héctor Yuste, encaró al defensa y al portero y envió el balón al fondo de las mallas.

Como parece ser norma en este inicio de curso, el Barça se adelantó en el marcador en una rápida transición tras recuperación de balón. Hasta el gol, el equipo azulgrana evidenció los mismos problemas para generar ocasiones. El Granada, bien plantado con un 4-4-2 bien estrecho, regaló las bandas como acostumbran a hacer los rivales para la entrada libre de los laterales, inocuos en algunos partidos, protagonistas en el encuentro de ayer. La acumulación de hombres por dentro dificultó la conexión con Messi, que participaba poco y en zonas alejadas de su radio de acción. El argentino bajaba a recibir o caía en banda para entrar en contacto con el balón, y cuando lo hacía lo soltaba rápido, ávido de encontrar posiciones más ventajosas que lo llevaran a situaciones de gol.

Tras el primer gol el Barça ganó paciencia, pese al incómodo despliegue del Granada al contraataque, bien controlado por Mascherano y, sobre todo, Mathieu. El francés estuvo rápido en las correcciones y se mostró eficaz en las situaciones de emergencia ante El Arabi y Success. A falta de dos minutos del descanso, Messi recogía un balón en la banda derecha, buscó línea de fondo y, centrando con la diestra, encontró a Rakitic, que llegó perfecto para cabecear a gol. Tan sólo un minuto después, Xavi conectó con Leo entre líneas, el ‘10’ aceleró en conducción y esperó al desmarque de Munir para mandarle el pase en profundidad. El portero Roberto pudo llegar a tiempo para desbaratar la ocasión, pero la pelota llegó en pies de Neymar que, en carrera, disparó de primeras con el portero en el suelo, ya batido.

Las dos grandes acciones de Messi mataron el partido y dieron como resultado el divertimento azulgrana de la segunda mitad. El Granada se hizo largo y ahí el Barça encontró espacios: Xavi pudo subir un escalón, Alves estiraba a la defensa y Messi revoloteaba libre por todo el campo. En este escenario, ‘La pulga’ se dio un auténtico festín: asistió a Neymar en el cuarto gol tras combinar con Xavi; marcó el quinto de cabeza tras centro de Alves, luego de un cambio de orientación precioso del de Terrassa; y, finalmente, produjo en solitario el último gol tras recuperar una pelota en la presión.

Hasta ahora, las actuaciones de Messi reflejan el estado de forma de este primigenio Barça de Luis Enrique, que continúa profundizando en su propuesta futbolística para sacar adelante los partidos. Tras superar la cifra récord de los 400 goles, al argentino parece no preocuparle demasiado las estadísticas siempre y cuando ayuden al colectivo. La cifra de asistencias en este curso– 6 en 6 partidos, la mitad que en toda la temporada pasada– bien lo atestiguan. Sin embargo, las sensaciones en el juego de este Barcelona incitan a una mejora colectiva. El martes, el PSG será una buena prueba.