Era invierno, principios de enero, y el por esas fechas casi diario cuenco de sopa, se tambaleaba entre mis manos temblorosas. Al descanso, el Eibar ganaba 0-1 en la Rosaleda. A pesar del intento por mantener la cautela, por no dar rienda suelta a la euforia, mi mente, ya desatada, viajaba rumbo a Barcelona. Hacia lo que sería sin duda, un cuarto de final histórico para el pequeño pueblo de Eibar. Pim, pam, pum. Y uno más, boom. Cuatro zarpazos casi consecutivos provocaron un despertar repentino, casi brusco. La resaca copera se alargó más de lo esperado, y los de Garitano no volvieron a la senda marcada, hasta que Diego Jiménez se inventó una volea extraordinaria frente al Noja. El resto de la historia ya la conocéis.

Los armeros llegan al Camp Nou con 9 puntos en el casillero, una buena media, y dejando buenas sensaciones tras haber sido competitivos en todos los partidos, incluso en escenarios imponentes como el Calderón o San Mamés. Así pues, y a pesar de que tras solo siete jornadas no se deban sacar demasiadas conclusiones, se puede decir que ya se ha superado el primer obstáculo. El siempre incierto estreno. El arranque. No habrán sido pocos los que han suspendido el examen práctico de conducir sin ni siquiera haber logrado salir a la calzada. Ya sea por no haberse colocado el cinturón, por haberse dejado el freno de mano puesto, o tras calar el motor una y otra vez debido a la histeria. El Eibar, ya circula a las órdenes del examinador.

Bajo palos, Xabi Irureta se ha ganado la consideración de ser uno de los mayores exponentes del grupo. Cabe destacar su valentía a la hora de salir a por los balones aéreos, siendo la movilidad, tanto dentro como fuera del área, uno de sus mejores virtudes. Xabi lleva grabadas las distancias de su perímetro y tiene por costumbre aprovechar cada milímetro cuadrado que tiene a su disposición. A estas alturas, ya no se nos acelera el pulso cuando al iniciar una contra, se acerca peligrosamente a la línea frontal del área con el balón aún entre sus manos. Si algo puede reprochársele en este inicio de Liga, son las pérdidas originadas por sus defectuosos golpeos en largo.

No es nada nuevo que a este Eibar se le caracterice por su seguridad defensiva, siendo la pareja de centrales compuesta por Navas y Albentosa, una de las más sólidas del campeonato. A pesar de que fuera el sevillano quien se ganara un contrato con la Real Sociedad, ha sido Alben el que más ha destacado en este inicio de liga. Sin embargo, el alcireño deberá recuperar su mejor versión después de que hiciera aguas frente al Levante. Por otro lado, dentro de las dificultades que se presuponen a la hora de crear peligro en el Camp Nou, el papel de los dos Raúles a balón parado debe ser vital. En cuanto a los laterales, Boveda parece fijo, mientras que Lillo podría entrar en lugar de un Abraham Minero que es duda por lesión. Esto implicaría que uno de los dos laterales derechos se ubicaría en el carril izquierdo por tercer partido consecutivo.

En este ciclo de ascensos, el doble pivote ha sido innegociable en el ya clásico 4-2-3-1 de Garitano. Una vez en la élite, no lo iba a ser menos, y la pareja formada por Dani García y Jon Errasti sigue sujetando al equipo. En un palabra, Dani es el pulmón. El de Zumárraga presiona y roba, pero sobre todo es al primero a quien buscan sus compañeros tanto a la hora de salir, como al recuperar, para que reciba, organice y distribuya, pasando así por su filtro cada inicio de jugada.

Es en la línea de tres cuartos donde más variantes presenta el conjunto azulgrana. Respecto al flanco derecho, tres hombres pelearán por un puesto. El incansable Ander Capa, un portento físico y el más frecuente de los tres hasta el momento, pero que al que le falta un punto de calidad. Dani Nieto, eléctrico y habilidoso, a la espera de otra chance tras no aprovechar su oportunidad frente al Villarreal. Y sobre todo, con ese punto de motivación extra que supone para un ex Barça B volver al Camp Nou. El tercero en discordia es Saúl Berjón, teóricamente extremo izquierdo, pero que podría volver a jugar por el sector derecho. El ovetense, máximo asistente de Segunda División la temporada pasada, parece tener todas las papeletas para ser titular, y si no es en la derecha, actuaría en su demarcación natural. Este cambio de banda, ha sido un cambio casi obligado por el excelente estado de forma de Javi Lara. Él fue el primero en llegar, y ha sido el primero en enamorar al aficionado. Lara, aparte de ser el responsable de cada lanzamiento a balón parado, es quien aporta la magia. En definitiva, un jugador diferente.

Por último, y completando esta línea de tres, se encuentra Mikel Arruabarrena. Me es complicado imaginar un once sin el eternamente cuestionado Mikel. Hay una estampa que se repite en cada córner. Mikel baja dando palmadas, palmadas fuertes, anima a uno y a otro, los activa, y se coloca en el primer palo con las piernas flexionadas, mientras estira de sus pantalones en una especie de tic. Es difícil de creer, pero considero esta escena casi tan necesaria para el grupo, como su trabajo de espaldas. Ya lo dijo Van Gaal un día: «En mi equipo el capitán debe jugar siempre«.

Al contrario que las demás líneas, la punta de ataque ha sufrido una completa renovación este verano. Esto se debe al quebradero de cabeza que le supuso a Garitano el no disponer de un hombre gol la temporada pasada. El gol cotiza muy caro en el mercado, y tras sudar tinta,  Fran Garagarza se las ha ingeniado para traer a tres nuevos delanteros, además, de perfiles diferentes. Ángel es quien más titularidades suma hasta la fecha, aunque el hecho de que no se haya mostrado especialmente incisivo, y sobre todo la erupción de Piovaccari hace quince días, hacen presagiar que el lombardo saldrá de inicio. En teoría, el serbio Lekić aguardará en el banquillo, en busca de más minutos tras su esperado de debut frente al Levante.

Cuenta la leyenda que el origen del color azulgrana en la elástica del Eibar reside en una donación de camisetas del FC Barcelona proveniente de la Federación Gipuzkoana de Fútbol. Los eibarreses, descosieron el escudo, lo reemplazaron, y hasta hoy hemos llegado. No han sido pocas las veces, especialmente en el extranjero, en las que he observado caras de sorpresa entre la gente, que al cruzarse con mi camiseta también azulgrana, se habían encontrado con un escudo que no esperaban. Quién sabe si seguirán con esa misma cara de desconcierto, cuando el sábado a eso de las diez, o quizás durante la mañana resacosa del domingo, averigüen qué ha hecho el Barça esta jornada. Y contra quien.