La revisión de un partido se puede enfocar desde un punto de vista puramente analítico, de la interacción de los elementos de un equipo, o más enfocado al rendimiento de esos elemento en sí, como se suele decir, al final el fútbol es de los futbolistas. Se mire por donde se mire, la primera parte del Barça fue horrenda tanto a título individual, como en la interacción de dichos elementos; el sistema, si lo había, no creaba ventajas en casi ningún espacio del terreno de juego.

Luis Enrique dejaba de partida en el banquillo a tres de sus cuatro mejores futbolistas: Suárez, Neymar y Piqué. Una cosa es hacer rotaciones y otra es igualar una contienda de forma gratuita. Alguna voz autorizada del Barça podría hablar que esta semana se han pasado más tiempo en los aeropuertos, que entrenando. O que el césped del “Juegos Mediterráneos” no ha visto el agua en unos cuantos días. O… y probablemente todo sería verdad, pero las excusas son solo puentes de un solo sentido que se tienden hacia el fracaso.

Si de enderezar el rumbo se trata lo primero es asumir ciertas circunstancias. La primera de ella es que hay jugadores en el club culé que, quizá, y dejo la duda en el aire por no ser más tajante, no tengan hoy nivel Barça. Era frustrante ver como enfocan un uno contra uno Bartra en relación a Mascherano, por ejemplo. Y ojo, con Javier hablamos de un jugador cuya posición natural no es la de central, y sin embargo plantea dichos duelos individuales con el rival, con la inteligencia de no medirse en campo abierto con jugadores más poderosos físicamente, como era hoy el caso de Thievy o Thomas. Mientras Marc perdía su sitio y habilitaba dichos duelos en campo abierto, generalmente perdiéndolos, claro.

No quiero decir que el gol del Almería, que viene precedido de un balón robado a Leo Messi en la frontal almeriense, tras una jugada en la que el argentino se quedó sin líneas de pase y fue obligado a poner a prueba su maradoniana destreza, fuera culpa del joven central azulgrana. Pero, y ahí viene lo preocupante: ¿dónde se encontraba el mediocentro del equipo? Que Sergio Busquets está empezando a resultar más un problema que una solución para este equipo, empieza a resultar evidente. Pero no carguemos las tintas en el Ciutat Badía, que al final no deja de simbolizar los problemas, esperamos coyunturales, de este equipo.

Los interiores hoy tampoco es que fueran el lógico punto de apoyo en la transición. Comenzaron algo abiertos, con Rakitic en su lado natural, el derecho, y Rafinha a la izquierda. Pero ambos demasiado fijos, inmóviles y sólo cuando se habilitaron sus movimientos por todo el terreno de juego, algo que incluso en muchas fases del partido implicó un interesante intercambio de posiciones entre ambos, podríamos decir que los interiores ejercieron como tal.

Pero vayamos con la delantera. Si los problemas en el medio campo provocaron que, como casi siempre últimamente, Leo retrasara su posición, algo que por habitual no impide dejar huérfana la zona de ataque. El problema es que este hecho se magnifica si las inmediaciones del área rival están ocupadas por dos pesos pluma como son hoy Pedro, que ya no está, o Munir, que todavía tiene que llegar. Cartas marcadas.

Y así se fueron al descanso, con una losa mucho más pesada que la del gol en contra; dudas, dudas en el sistema y dudas en la capacidad de los jugadores. Por lo tanto algo habría que cambiar. Empecemos por los jugadores, los ya mencionados pesos pluma salieron para dar cabida a Neymar y Luis Suárez. A partir de ahí otro partido. Sistema fundamentalmente asimétrico, con un Ney muy pegado a la cal, pero con un Suárez abarcando mucho más espacio cercano al área rival. Empujando literalmente a los centrales andaluces a su propio área y realizando movimientos de nueve que hacía tanto tiempo que no se veían en los azulgrana. Caídas a banda, normalmente derecha, cuando correspondía. Jugar de espaldas para dejarla de cara, cuando tocaba. Combinar con el centro del campo a uno o dos toques, si era menester. E incluso girarse y disparar con el instinto del goleador en el momento oportuno. Un verdadero clínic dio hoy el uruguayo en dicha segunda parte.

Un detalle que no podemos dejar pasar es la salida de Xavi Hernández. A media hora para el final del encuentro, cuando todavía el Barça perdía por un gol a cero y, aquí está el detalle realmente relevante, el veterano jugador sale al campo como mediocentro sustituyendo a Busquets. Es decir, ante un rival que hacía de sus cabalgadas desbocadas a portería rival su leitmotiv, Luis Enrique quita a su -no- tapón en el centro del campo, para meter al egarense, que todos sabemos lo que puede llegar a sufrir sin el balón en su poder. La apuesta es claro, necesitamos el balón y una distribución coherente desde la base y a partir de ahí, las contras rivales se minimizan. Principios básicos del juego del Barça desde que algún que otro holandés pasara por el Camp Nou hace ya algunos años. Que no quiere decir que eso sea la piedra filosofal, pero sí nos da cierta información sobre, como decíamos, el estado actual de una pieza fundamental en los últimos años, como es el cinco azulgrana.

Dos centros del uruguayo, como ya hemos dicho, el futbolista clave del partido, y probablemente el jugador que mejor pone balones de la plantilla, hicieron el resto. Tres puntos fundamentales para intentar aplacar ciertas sombras que se cernían en las cabezas de todos los protagonistas. Y a otra cosa, solo esperamos que los que tomen las decisiones hayan sacado conclusiones relevantes hoy. La esperanza es que arriba, como sabemos, se mueve la que es probablemente, mejor tripleta atacante de planeta. Por tanto “solo” se trata de activarla y protegerla con inteligencia.

No quiero dejar pasar la oportunidad para recordar que el lateral derecho de una plantilla con, supuestamente, tres jugadores para ese puesto, fue el zurdo Adriano. No es baladí y nos habla de lo bien y coherentemente construida que parece estar esta plantilla… irónicamente hablando.