El Barcelona no supo usar a Cesc Fàbregas”, José Mourinho en recientes declaraciones hablando de su mejor jugador blue.

Alexis tiene una calidad estupenda”, Arsene Wenger tras el triunfo del Arsenal sobre el Sunderland con dos goles del chileno.

Mi futuro está aquí, definitivamente” Alex Song tras la victoria ante el City con exhibición incluida del camerunés.

Tres casos a cual más espectacular y que llaman la atención sobre un hecho ya constatado; lo difícil y complicado que se hace triunfar en el Barça viniendo de fuera, tengas la calidad que tengas. O no… vayamos caso por caso.

Este artículo no va a analizar el por qué del “fracaso” en el Barça de cada uno de estos jugadores que han decidido volver y alguno debutar, en la Premier League. Pero sí resulta muy curioso como los tres están, apenas comenzada la competición, ya triunfando y siendo piezas relevantes en sus respectivos clubs.

Que la contrastada calidad de José Mourinho y la lectura clarividente de este deporte que tiene Cesc Fàbregas, estaban condenadas a encontrarse, es algo que hoy todos parecemos tener claro, pero hace tan solo un año, parecía completamente remoto.El portugués ha vuelto a confiar las riendas del juego en el de Arenys, tal y como hicieran en otro de los equipos de la capital londinense.

En el Chelsea Cesc vuelve a ser ese centrocampista todoterreno con peso en el inicio de la jugada, pero con llegada arriba y último pase, que demanda la jugada. Con la inestimable ayuda de Matic, jugador tototerreno con un fuerte sentido del equilibrio táctico, y que cubre las espaldas del cuatro en cada una de las cabalgadas de este hacia la línea de tres cuartos.

Una vez allí, o a veces sin necesidad de rondar las inmediaciones del área, Fàbregas es muy capaz de poner el último pase, sobre todo al espacio a Diego Costa y decantar un partido en apenas una acción.

Incluso si lo considera necesario, Mourinho puede descargar de obligaciones defensivas a Cesc, instalarlo en la mediapunta y cerrar atrás con Obi Mikel y Matic, como ya hiciera el pasado fin de semana frente al Manchester.

Pero Cesc ahora se siente mucho más que ese asistente puntual, es el ritmo de juego. En el Chelsea se juega a lo que él quiere, con la inestimable ayuda arriba del hispano brasileño ya mencionado, y de un Eden Hazard que sigue creciendo para llegar a ser el jugador diferencial en Europa que prometía en sus comienzos.

Cesc vuelve a sonreír en Stamford Bridge como ya lo hacía no hace tanto en el Emirates, y su sonrisa canaliza todo el fútbol en la Islas, seguro que ni él mismo imaginaba un retorno a Londres así.

Ocho goles, tres asistencias. No se puede decir que Alexis Sánchez haya aterrizado mal en el norte de Londres. Probablemente cuando Arsene fichó al chileno este verano, buscaba una pieza que no tenía en el tapete. Un jugador no exento del fútbol asociativo que tanto gusta al alsaciano, pero que a su vez sabía imprimir velocidad al juego, desborde, desmarques en profundidad, presión, intensidad… y sobre todo nunca desentenderse del juego, nunca hacer aflorar ese estado ausente que parece invadir de vez en cuando la hierba del Emirates, cual bruma de una mañana londinense.

Lo que quizá no esperaba Wenger es que con Alexis se iba a encontrar con un jugador que interpreta el fútbol de ataque como pocos y por lo tanto también iba a brillar en la ausencia de espacios que promueve el a veces lento discurrir del Arsenal por su necesidad de juntar líneas en cada ataque organizado. Digamos que el nueve es capaz de inventar esos espacios hasta cuando no los hay.

Recepciona, ya sea en bandas ya sea entre líneas, se gira y ahí comienza todo, ahí se precipita la pausa gunner, para acelerar el juego y crear ventajas. Ventajas, espacios, timing que en la Premier tienen un rédito muy especial; significan manifiestas ocasiones de gol.

Y si esas ocasiones son rematadas por ese acelerador del juego, miel sobre hojuelas. Habremos encontrado al socio perfecto. Ahora dicho socio puede ser la referencia arriba, o puede jugar al lado de otro “extraño elemento” como Welbeck.

No sabemos si Wenger buscaba un líder de su nuevo proyecto, pero desde luego no puede negar que ha encontrado la referencia más consistente a su discurso. El intérprete que más le acerca a la victoria. Olvidados quedan aquellas memorias selectivas que le recordaban antes un resbalón que un gol que daba el triunfo ante el máximo rival.

Una rabona, Alex Song se adornó de un gesto técnico de cierto grado de dificultad, en su último partido con el West Ham frente al todopoderoso City. Algo que no pasaría de mera anécdota, en este caso en particular nos indica el grado de confianza que ha recuperado a las órdenes de Sam Allardyce.

Ha recuperado a toda velocidad las sensaciones que tenía cuando se encontraba a las órdenes de Arsene Wenger. Vuelve a ser ese interior con la calidad técnica necesaria y la lectura de la jugada que le permite tomar la mejor decisión en cada momento y ejecutarla con precisión.

Llegada, último pase, disparo de media distancia, características que ya le vimos con la elástica gunner pero que intuimos que quizá habría olvidado tras su paso por la Ciudad Condal. Nada más lejos de la realidad, en el West Ham Alex vuelve a sentirse pieza fundamental, no un jugador bajo sospecha. De hecho es el líder del proyecto, algo que quizá el jugador necesitaba.

Tres ejemplos de cómo el entorno, la situación, las circunstancias marcan el devenir de estos jugadores con una capacidad futbolística de máximo nivel, pero que en el Barça no pudieron ofrecer su mejor versión. Alguno dirá que la Premier permite, por el propio contexto de su juego, huecos, espacio, capacidad de desarrollar un fútbol sin ambages. No le faltaría razón, pero sobre todo ha otorgado a estos tres jugadores la capacidad de volver a creer en sí mismos, de pensar que son importantes. En definitiva, volver a sentir que no se les había olvidado competir en este deporte, ni jugar muy, pero que muy bien al fútbol.