En los Siete Reinos, “la Mano” es el consejero supremo del Rey. Comanda el ejército, legisla, juzga y soluciona las cagadas reales. Incluso, en ausencia suprema, ocupa el Trono de Hierro. En el Barça, el Rey es su propia Mano. Comanda al equipo, genera el inicio del juego, ejecuta la finalizaciones más efectivas y encima, no hay nada cuando la pierde. “Ya no se va de cuatro o cinco, como antes”, esta es una de las respuestas random al hablar de Leo Messi los últimos tiempos, solo superada por “es que camina por el campo”. Resulta tan sencillo, y evidente, rebatir este argumento, que da hasta cierta pereza explicarlo. Messi ya no transita por la frontal, ya no camina, ahora juega de Xavi y de Messi. Ha pasado de invento grandioso de Pep en el Bernabéu a interior derecho, que parece simplificarlo pero no hace más que ratificar un crecimiento futbolístico que resultaba imprevisible de preveer. O sea, tendría que hacer la jugada del gol al Getafe en 2007 para que su rendimiento tuviese el mismo envoltorio que cuando jugaba 35 metros más arriba y con un equipo que no se abría como el Mar Rojo a su paso. Vamos, ser Dios.

El sábado, en el Alfonso Pérez, el Barça sometió al Getafe. Lo sometió, en parte, porque el Getafe salió sometido y no opuso resistencia más arriba de su segunda línea. No fue el partido del Almería, ni siquiera la primera parte del último partido de Champions, pero llegó un tropiezo que llevaba tiempo pululando. Solo Leo, y un poco Neymar, habían maquillado las cosas para que se sostuviesen mediáticamente. Hubiese resultado impensable, hace no más de dos años, que el Barça prescindiese de su centro del campo. Y aquí podemos hacer un apunte importante, la posesión continua de nuestro lado, incluso ha ido in crescendo, pero el equipo juega peor y el equilibrio de juego depende de que el mejor del mundo juega en nuestro equipo. Incluso a veces, como ayer, no basta. Decía ayer durante el partido, en Twitter, que podemos asimilar a Leo como inicio de jugada, que podemos pensar en esto como nuestro presente, pero es imposible que el equipo le de tan poco. No vimos una ruptura, una opción de pase, un apoyo, ni siquiera una cobertura para evitar lo que cada vez ocurre más a menudo: una pérdida de Leo es una contra peligrosa, aunque sea cerca de la frontal del área contraria -Almería-.

No hay líneas suficientes para explicar los males del Barça, como no hay paciencia ni perspectiva para entender el carácter natural de ciertas cosas que pasan en el fútbol. A veces hay que simplificar, irse a análisis generales que explicaban momentos brillantes: el Barça defiende atacando, domina los partidos, el tempo, con la pelota. A día de hoy, el Barça ataca mal, muy mal, y una explicación sencilla y gráfica, es que Leo Messi se ha alejado del ataque. Gana muchos partidos porque sus tres delanteros están entre los 5 o 6 mejores futbolistas del mundo, pero no gestiona sus logros como equipo, ni exhibe talento colectivo donde resulta determinante, en el centro del campo. Xavi, Rakitic, Iniesta, Rafinha, incluso Busquets o Mascherano, han pasado por los interiores de un equipo que los aparta, los desplaza hacia fuera para que Messi gane los partidos. El Barça es un Reino donde el Rey hace de Mano, y lo hace casi perfecto, pero –afortunadamente- muchas veces no basta tener al mejor para dominar un deporte colectivo. Cuesta imaginar hacia dónde caminamos, es fácil ver donde estamos.

Defenderemos el muro hasta el último hombre, que probablemente seré yo” Leo Messi