A LA SOMBRA DE LEO Y NEYMAR

Las sensaciones son mucho en casi todo. Afrontar un acontecimiento importante o inmediatamente trascendente en tu vida, necesita sensaciones positivas. El domingo culmina la, probablemente, semana más complicada para este equipo desde que comenzase el proyecto en verano. La lectura del XI de Luis Enrique parte de ahí, contextualiza bien las opciones más reales que tenía este equipo hoy. Sale con una intención clara, potenciar la zona más determinante, la única que hoy es élite en este equipo, la punta y el espacio que estos estiran para orientar el partido.

Por aclarar, ya no debería ser necesario, aparece un viento del desierto cada vez que intentamos ver juego de posición de calidad. Pero tampoco Luis Enrique parece anteponer eso como fin necesario. La sensación, ya del XI, es de correr, de cargar el área y complacer la propia intención de un rival que vino a que no le metieran cinco y no exigió darse la vuelta y sufrir lo más mínimo. Duró el Elche lo que tardó en desahogarse un poco, en conceder más espalda. El Barça juega a borbotones, incluso roza la ansiedad por cargar muy arriba. Los interiores son un complemento, atípico y opiáceo para este club, para la búsqueda de un contexto que da lo buenos que son Messi y Ney. El Barça buscó que hirviese su zona, para golear y llenar el vacío de juego con intención y talento individual.

En poco más de media hora liquidó el Barça el partido y la eliminatoria. Suárez, primero, asiste a Neymar para el 1-0 y, ni cinco minutos después, se vistió de red para hacer un golazo, el segundo. Me paro en Luis Suárez porque es uno de los puntos calientes del traqueteo de este equipo. Da la sensación de que el robo de espacio le exige unos esfuerzos mayúsculos para manejarse y, ni siquiera, ser uno más. En este apartado, Rakitic es la peor noticia. Aunque su rol hoy se ajustase al partido, Rako “se puso por ahí”, solo ajustando su posición táctica. Su homónimo en la izquierda, elaboró el interior que intentó aprovechar Neymar en su mejor versión. Cuando juega, Roberto ofrece más que los otros experimentos de Luis Enrique, pero es peor que ellos. No parece que sea opción a esperar. Leo, de penalti, provocó el pitido del descanso con 3-0.

Y con Leo devuelto al centro se reanudó el partido. Rota la eliminatoria, revuelto, con un rival entregado y ya ni siquiera intentando salir con las menos tiritas posibles. Un pase subterráneo de Leo habilitó a Alba para poner el cuarto e ir abriendo las ventanas para el domingo. Cuesta desconectarse unos minutos mirando el partido y recapitular las fases de juego reconocible y equilibrio colectivo que iban hasta entonces. Hasta que Neymar alteró el volumen de la tele con el 5-0 tras tres minutos de búsqueda fallida. Cambios: Adriano por Alba, Pedro por Neymar y Samper por Piqué. Así fuimos consumiendo lo que ni siquiera el árbitro quiso alargar concediendo solo un minuto de añadido.

Era la antesala de un choque con el equipo de Europa que más impedimentos te pone para ganar, y al menos hay que ir bien vestidos. Goles y muestrario de calidad de dos monstruos. Partido correcto en general, ajustado al plan más sencillo posible del que salir bien parado. Poco indicativo del momento en el que está el equipo, un rival sin exigencia, un planteamiento cogido con pinzas, puede ser el embrión que intenta enseñar Luis Enrique –guste o no- pero de momento no parece consistente ni siquiera para él.