El próximo domingo 5 de abril el FC Barcelona visita Balaídos con el objetivo fundamental de mantener la distancia de cuatro puntos sobre su eterno rival, el Real Madrid. Y Luis Enrique volverá a la que la temporada pasada fue su casa y donde tan buen recuerdo ha dejado. Que se lo pregunten a Eduardo Berizzo, que pese a estar realizando una buena campaña, ve como el recuerdo del técnico asturiano pesa como una losa sobre sus espaldas. Y es que Lucho, a pesar de haber estado sólo una temporada, ha dejado una profunda huella en Vigo. El domingo la afición celtiña le mostrará su cariño.

Para el Barça, el encuentro frente al RC Celta de Vigo, parafraseando uno de los más conocidos tópicos futbolísticos, se puede considerar como un partido trampa; por tres motivos. En primer lugar por el parón de selecciones que tanto daño hace a los grandes clubes. En segundo lugar por la proximidad de la eliminatoria de Champions League frente al PSG, que puede hacer que los jugadores no tengan la mente puesta en el partido de Vigo. Y en tercer lugar porque su rival, el Celta, tiene la permanencia prácticamente asegurada -toco madera- y jugará completamente liberado y sin presión. Y calidad tiene de sobra para poner en aprietos a los culés. Por lo tanto, Luis Enrique haría bien en trabajar la activación mental de los suyos; y estoy seguro de que lo hará.

Como decía anteriormente, el Celta se encuentra en una posición muy cómoda en la tabla, doce puntos por encima del descenso. Quién lo diría, tras una trayectoria muy irregular que lo llevó a estar diez jornadas sin ganar y con buena parte de la afición cuestionando al entrenador argentino. Sin embargo, el equipo ha vuelto a la senda de los buenos resultados, sobre todo tras las brillantes victorias frente al Atlético de Madrid y Deportivo de la Coruña. Su último encuentro fue su visita a Valencia, donde se impuso a un Levante al que se mostró muy superior.

¿Pero qué Celta veremos frente al Barça? Es difícil meterse en la cabeza del técnico celeste, pero me imagino que la principal preocupación que tendrá en estos momentos Eduardo Berizzo será la de cómo frenar la transición ofensiva azulgrana. Conseguir perder la pelota de tal forma que Neymar, Messi y Luis Suárez no tengan opciones de correr.

El técnico argentino viene alternando dos sistemas que matiza en función del rival. Por un lado está su conocido 4-3-3 y por otro lado está su 5-3-2. El primero es el sistema más utilizado hasta la fecha, con un pivote y dos interiores en mediocampo. Sin embargo, en las últimas jornadas ha venido realizando una serie de modificaciones para adaptarse a sus rivales. Cuando busca que su equipo sea más ofensivo, cambia un interior por un media punta y el equipo se forma en una especie de 4-2-3-1. Este cambio lo precipita Orellana, que pasa de jugar en banda derecha a moverse entre líneas por todo el frente de ataque, haciendo que el equipo se agite más, que se vuelva más agresivo, más impredecible. Ése fue el caso del partido contra el Levante, con Augusto y Khron-Dehli en el centro del campo y una línea de tres con Nolito y Santi Mina en banda y Orellana por dentro. Arriba Larrivey. Si por el contrario, quiere que su equipo tenga un acento defensivo más marcado, Berizzo forma su 4-3-3 con dos pivotes y un interior, y con Orellana partiendo de la banda derecha pero buscando continuamente posiciones centradas para hacer superioridad por dentro. Éste es el esquema que empleó frente al Atlético de Madrid, con Augusto y Radoja guardando mucho su posición, con Khron-Dehli más liberado, con Orellana entre líneas generando opciones de pase y la banda derecha por completo para el lateral pero sin apenas sumarse al ataque. El Celta trabajaba mucho la salida de balón, creando siempre superioridad por dentro y arriesgando el pase cuando estaba bien asentado en campo rival. El Atlético apenas fue capaz de contraatacar y el partido fue casi un monólogo local.

El 5-3-2, en cambio, es un sistema que el equipo ha formado en contadas ocasiones y motivado por las bajas. No creo que Berizzo elija esta opción pero, por si acaso, apuntada queda. Fue el sistema empleado, por ejemplo, contra el Villarreal para frenar a sus dos delanteros. Pero teniendo en cuenta que el FC Barcelona juega sólo con un punta, y que basa su ataque posicional en la superioridad por banda, emplear este sistema sería algo ilógico.

Por lo tanto, si tuviera que apostar por un sistema lo haría por el 4-3-3 que el equipo formó contra el Atlético de Madrid, dejando la posibilidad de meter a Santi Mina en banda como revulsivo en caso de necesidad. Por lo tanto, una defensa de cuatro formada por Hugo Mallo, Cabral, Fontás y Jony. Un centro del campo con Augusto Fernández y Radoja, formado un doble pivote, y con Khron-Dehli con libertad absoluta. Arriba Nolito en la izquierda, Orellana en la derecha pero con libertad también para moverse por posiciones centradas, y Larrivey en punta.

Si Berizzo ha tomado buena nota del partido del Málaga en el Camp Nou, sus opciones de victoria pasan por no permitir que Messi y Neymar regateen. Para ello, debería trabajar en sus jugadores la defensa pasiva a los cracks azulgrana. No meter el pie, esperar a las ayudas en posiciones más centradas y taponar las opciones de pase. Por la derecha, Hugo Mallo, Orellana y Radoja trabajarán sobre Neymar, y por la izquierda, Jony, Nolito y Augusto o Khron-Dehli trabajarán sobre Messi.

Si este exigente y difícil trabajo defensivo tiene éxito, las opciones del Celta en ataque pasan por conseguir dar continuidad a su transición ofensiva. Tras el robo es fundamental que el equipo sea capaz de mantener el balón. Para ello será muy importante el trabajo de Larrivey. El argentino no es un prodigio técnico, pero es capaz de recibir de espaldas y jugar de cara. Que esté atinado en lo técnico es clave para dar continuidad al juego -y aquí me entra la duda de la opción de Charles, que técnicamente es más preciso que el argentino-. Los receptores de esos balones serán Nolito, Orellana y Khron-Dehli. La tentación de acabar la jugada por lo espacios que puede haber en el campo del Barça será muy fuerte, pero es fundamental que tengan la mente fría y se frenen. Que junten al equipo y se ordenen en ataque. Como dijo Guardiola -hablo de memoria-: si eres vertical tu rival también será vertical. Por lo tanto, al Celta no le conviene convertir el encuentro en una sucesión de transiciones, ya que saldrá claramente perdiendo. Su partido está en la capacidad que tenga para hilvanar sus ataques posicionales, asentando al equipo en campo contrario y preparando la pérdida de la pelota. Para este ataque posicional, será muy importante la superioridad que va a generar el Celta por dentro. A Augusto, Radoja y Khron-Dehli es muy probable que se les una Orellana entre líneas, lo que dificultará mucho la presión. No creo que los tres delanteros azulgrana presionen con mucha agresividad, por lo menos no durante todo el encuentro. En esos momentos es donde el Celta debe aprovechar para dormir el encuentro y alargar sus posesiones asegurando mucho el pase y con varios jugadores por detrás del balón para proteger la pérdida. Ahí estará la clave del encuentro. Y, claro está, en la defensa lateral del ataque de los de Luis Enrique. ¿Serán capaces?