ÚLTIMA PARADA ANTES DE BERLÍN

El Barça vuelve a unas semifinales de Champions tras el break producido en la temporada pasada con Martino, cuando finalizó el récord histórico de presencias seguidas en esta ronda: 6. Sus rivales serán el Real Madrid, el Bayern de Múnich y la Juventus de Turín, posiblemente los tres equipos más fuertes del Viejo Continente en la actualidad.

El equipo blanco, vigente campeón de Europa, es el rival del morbo por motivos obvios. Además, ha sido el conjunto que alcanzó el pico más alto de juego -y durante más tiempo-, en lo que va de temporada, y eso siempre lo vuelve peligroso. Sin ir más lejos en los enfrentamientos directos contra los culés este curso, ganó con holgura el primer partido y dejó buenas sensaciones en el segundo. Su defensa, y sobre todo, su defensa sobre Messi, son de primerísimo nivel, así como su capacidad de retener la pelota, su ataque posicional, activando todas las zonas calientes del campo, y su contraataque. El debe que arrastran está en cierta debilidad mental, en una alarmante falta de puntería, en la portería, y en el estado físico: Modric apunta a que se perderá la ronda, y Bale y Benzema no llegarán en las mejores condiciones. ¿Mejor a dos partidos o en la final? Difícil predecirlo y los precedentes no ayudan a decantarnos: en el último pasó el Barça y en el penúltimo el Real Madrid, con idénticos resultados: 0-2, 1-1.

El Bayern de Múnich es un rival de difícil análisis. Toda la temporada, y la anterior, caminamos entre lo que es y lo que podría ser. Las bajas han condicionado en diversidad de ocasiones el planteamiento de un Pep que ha inculcado su idea al colectivo sin haber alcanzado aún el floruit deseado: sin ir más lejos, contra el Oporto jugaron más germanos que nunca para alcanzar las semifinales. Sus señas de identidad son claras: posesión de balón con gusto y eficacia como acostumbran los equipos de Pep, pero una endeblez defensiva casi endémica que señala a los centrales pero subyace en toda la estructura. ¿Es más preocupante el despliegue ofensivo del conjunto Bávaro o las concesiones que deja atrás? De nuevo, la calibración no es fácil. El Barça ha sufrido toda la temporada contra equipos que le han buscado y que le dividieron la posesión de pelota, y eso el líder de la Bundesliga lo garantiza, pero también es cierto que uno no se imagina como éstos podrán parar a Messi, Neymar y Suárez. El 5-0 global que les endosó el Real Madrid el año pasado está tan presente como el 3-4 del Bernabéu donde Lío acogotó a Alonso. Aquel día el tolosarra defensivamente jugó solo; Lahm y Thiago tampoco prometen ser los más feroces escuderos.

Por último la Juventus de Turín, quizá el rival más deseado por su periplo alejada de la élite: 12 años sin jugar unas Semifinales de Champions. Sin embargo, lleva tiempo reposando a fuego lento un proyecto coherente -varios Scudetto seguidos y las semifinales de Europa League el curso pasado lo atestiguan-, que ahora puede dar un paso definitivo. Allegri, viejo conocido del Barça, ha modificado la estructura de Conte y ahora la Vecchia Signora luce segura un 4-4-2, donde Pirlo ha perdido mucho protagonismo -aunque sin olvidar la defensa de 3 si es necesaria-. La Juve centra su amenaza en el vértigo de dos puntas eléctricos como Morata y Tévez, y en el empuje de Vidal y Pogba -el primero en un estado de forma guadianesco, el segundo duda para este enfrentamiento-. En defensa, sin ser el paradigma de la potencia defensiva, presenta unos números muy serios: menos de 0.5 goles por partido en Serie A y un único gol recibido durante los cruces Champions. Pueden ser el tapado… si el veterano Andrea lo permite.

Estos son los rivales de un Barça que aunque suene a tópico, depende de sí mismo: el Almería le desarboló mientras que el PSG o City estuvieron de rodillas casi desde el pitido inicial. Los culés son un equipo camaleónico e impredecible, sin capacidad para controlar ni cerrar los partidos, pero con una vitalidad, un físico, y una delantera que les hacen favoritos para todo. La propia Champions puede ir en su rescate: según Berlín se acerca el pie de todos se encoje y las dudas aumentan. El riesgo se multiplica y por tanto no se asume. Y si el rival no da un paso adelante, siempre gana Leo Messi. Queda un pasito; queda un mundo.