Eran esperadas las rotaciones en un partido entre Champions y Luis Enrique movió sus piezas pero solo en ciertas zonas: el costado izquierdo de la defensa y el centro del campo. Atrás, junto a los imprescindibles Alves y Piqué, se situaban Bartra y Adriano y en la zona central vestían de corto la segunda unidad de mediocampo, el Masche, Rafinha y Xavi. Por su parte David Moyes iba con sus jugones particulares, coronando el dibujo con un inspirado Canales y un siempre peligroso Carlos Vela. Y los txuri urdines cuajaron un partido serio y competitivo, dejando entrever que este equipo puede tener hechuras de primer tercio de tabla clasificatoria.

Comenzó el Barça acartonado, como si le costara volver a la actividad tras el subidón del pasado miércoles. Lentitud y dificultades en la circulación. Además, la Real planteaba varias dificultades al juego culé, que arrancaban en una presión hombre a hombre en salida de balón. Ahí los blaugranas lo pasaban mal. Masche quedándose en tierra de nadie, Rafinha y Xavi esperando y los laterales algo retrasados. Cuando se lograba conquistar campo rival los de Moyes cerraban con dos líneas muy juntas y poco basculantes, que llenaban de minas la zona central. Otra vez se dejaban las bandas libres, aunque en esta ocasión, con la participación de Adriano en la izquierda, cada equipo regalaba una. Empate técnico.

El solucionador esta vez fue Alves, cuajando unos primeros 45 minutos espléndidos. Es curioso lo de Dani y permitidme que me extienda un poco en la explicación. Meses atrás, cuando el rol del brasileño era ser carrilero y asumir toda su banda, las opiniones sobre su aportación eran unánimes -la mía la primera-. Errores continuos, pérdidas, centros a ninguna parte, boquete a su espalda… No parecía un jugador de primer nivel. A medida que el plan de Lucho fue cambiando, la gráfica de Alves dibujó una línea ascendente. Se convirtió primero en el socio de Leo, que ahora se acunaba en su banda, luego añadió el registro de ser un interior clave en la mejoría de la transición defensiva culé. Y ya en las últimas semanas a todo esto se ha añadido una mayor seguridad defensiva, ejercer en ocasiones de carrilero e incluso mejoría abismal en sus centros, siendo la segunda vía de anotación culé. Vamos, que en la actualidad juega de “pared de Leo”, interior y lateral. Un 3 en 1 que desatasca.

A medida que los minutos pasaban el Barça iba subiendo de revoluciones pero sin forzar la máquina. Ritmo cada vez más alto, recuperación tras pérdida y las ocasiones aparecían así como la inmensa figura de Gerónimo Rulli aguantando el cero en su portería. Ya comentábamos en la previa que el argentino debe ser uno de los pilares de la futura Real y de la propia selección Argentina. Con grandes reflejos y una colocación siempre perfecta desbarataba una y otra vez los disparos blaugranas desde dentro del área. El culé estaba entre el “ya caerá” y el “tanto fallar y ya verás…”, esa dicotomía tan futbolera pero el equipo en ningún momento mostró ansiedad con el 0 a 0 en el marcador, fue fiel a su plan. Hay confianza en lo que se está haciendo.

En la parte menos positiva de estos 45 minutos hemos de hablar del sector izquierdo defensivo azulgrana. Marc Bartra emana energía por los cuatro costados en cualquiera de sus acciones. Todo es exuberancia y hasta un cierto punto de suficiencia, exhibiendo condiciones para dominar la posición. Pero la realidad es que todo eso positivo que tiene Marc acaba difuminado por la poca seguridad que transmite, los riesgos -innecesarios- que asume y los errores infantiles en zonas peligrosas. Vamos, que en mi opinión sigue siendo el Bartra que con 19 años jugaba en el B, y eso a estas alturas es un problema. Adriano es el otro “señalado” puesto que hasta el minuto 30 de la primera parte no entendió que su obligación hoy era jugar en banda, y aparecer a la espalda de Carlos Martínez. Cuando lo hizo el Barça por fin ocupó todo el ancho del campo si bien sus incursiones generaron muy poco. Adriano hasta hace poco era el comodín de la plantilla, ahora mismo no tengo muy claro que esté para pertenecer a la baraja de cartas.

Arrancó el segundo tiempo con tablas en el marcador, y la posibilidad de que los nervios y la ansiedad comenzaran a adueñarse del equipo. A los 5 minutos, una comba de Leo desviada por un defensor vasco permitió a Neymar batir -por fin- a Rulli. El Barça se avanzaba en el marcador y era el momento de rematar el partido -eso decía la teoría-. Pero ocurrió todo lo contrario. Si en la primera parte los de Moyes salieron en contadas ocasiones hasta las inmediaciones de Bravo, tras el gol de Ney agarraron el balón y la troupe de tocones realistas comenzó la función. Hay mucha calidad en ese centro del campo y así lo demostraron durante casi media hora. Posesiones largas, de banda a banda e incluso con recepciones a la espalda de Mascherano -y de Busquets, su sustituto-. Realmente ocasiones vascas claras no existieron pero sí lograron generar cierta intranquilidad tanto a la grada como a los blaugranas, que se precipitaban una y otra vez a la hora de aprovechar los espacios. Poco inteligente estuvo el Barça en ese tramo.

En el último cuarto de hora Xavi -intrascendente hoy- fue sustituido por Iniesta y Rafinha por Pedro. El Barça pasaba a un 1-4-2-3-1 que está siendo un recurso utilizado por Lucho con intención de controlar el partido. Se cierra -esta vez sí- con doble pivote, Leo por delante en la posición de mediapunta, Suárez arriba como boya y las dos bandas con mayor recorrido y responsabilidades defensivas. Se pretende poner el candado a la zona central a costa de exponer las bandas pero con Iniesta como integrante de doble pivote, asegurando mayor calidad en la salida de balón y primer/segundo pase. Así que al Mascherano pivote y Busquets interior hemos de sumar esta variante.

Y para cerrar el partido Pedro remató de manera acrobática un balón rebotado dentro del área permitiendo a los blaugranas respirar con tranquilidad hasta el pitido final. Temporada complicada la del canario que ha carecido de continuidad alguna, tanto en el arranque de Liga por las apuestas del míster por Munir y Sandro, como al final de la misma, cuando Los Nucleares han devorado registros. Es difícil para un titular durante años y fijo en la selección nacional asumir un papel tan secundario, y más cuando sus apariciones no han supuesto ninguna incidencia para bien a nivel colectivo. Y en este escenario, que parece que será el que se encontrará el próximo curso, es en el que Pedro debe decidir su futuro.

Tres puntos más que sumados al empate del Madrid en el Bernabéu dejan el primer match ball en el Calderón la próxima semana. Pero antes hay que pasar por Munich, con un marcador favorable e inmejorables sensaciones, pero no nos olvidemos que delante estará un grande de Europa y un entrenador que ya nos demostró que nada es imposible.