BERLÍN SE ESCRIBE CON BE

Pase lo que pase el próximo 6 de junio la temporada de la Juventus es histórica. Aun perdiendo, el doblete que se conquistó el 20 de mayo en Roma ha convertido el año bianconero en un año de sueños e ilusión. La plantilla que dirige Massimiliano Allegri tendrá un recuerdo bonito en la mente de los aficionados de la Juventus. Más aún, si en Berlín se alza el trofeo en manos de Gianluigi Buffon. A lo largo de mas de cien años de historia hay varios equipos de la Juve que se han hecho su hueco en la historia bianconera. Con Platini y Boniek se ganó la primera Copa de Europa en la aciaga tarde de Heysel y bajo el mando de Lippi la Juventus fue uno de los equipos más temibles del continente durante los años 90. Por no hablar de equipos legendarios como el del Quinquenio de Oro, el del Trío Mágico o los múltiples éxitos europeos de los años setenta y ochenta. La escuadra de Allegri ya es uno de ellos. Si gana el triplete igual puede ser el mejor equipo de la historia del club. Pero ninguno será más importante para la Juventus que aquel equipo que disputó la temporada 2006-2007.

En 2006 la Juventus fue acusada dentro del proceso conocido como “Calciopoli” de amañar las designaciones arbitrales para obtener tratos de favor en los partidos. Fue despojada de los scudetti de 2005 y 2006 y se la descendió a la Serie B con una penalización de 30 puntos -que fue rebajada a nueve puntos tras recurrir-. El palo deportivo fue durísimo. Aquella plantilla estaba siendo entrenada por Fabio Capello y a pesar de haber caído en cuartos ese mismo año, era, sin duda, uno de los equipos más fuertes de Europa y un firme candidato a conseguir la Champions. En Italia, los dos últimos años la Juve había arrasado con un estilo un tanto feo pero con absoluta comodidad. Bajar a la B supuso el desmantelamiento del equipo que ya de por si era de un grandísimo valor, pero que el Mundial conquistado ese mismo año por Italia revalorizó aún más con jugadores como Zambrotta o Cannavaro. Poco a poco, las grandes estrellas fueron dejando claro que abandonaban el barco. Zambrotta y Thuram se fueron al Barcelona, Cannavaro al Real Madrid, Ibra al Inter… La Juve se quedaba sin su “equipazo”, sin Champions y tendría que jugar en segunda en vez de codearse con la aristrocracia europea.

El palo económico fue terrible también. No se perdieron grandes contratos pero marcó el inicio del declive del Calcio y los equipos italianos dejaron de competir en beneficios con el resto de grandes ligas europeas. En la temporada 2005-2006 la Juventus ingresó 251 millones de euros. Fue el tercer equipo en ingresos, tras Madrid y Barcelona, y a tan sólo ocho millones de euros del club catalán. Este año las previsiones en el club turinés indican que se conseguirán alcanzar los 300 millones de beneficios, todo eso en un año espectacular de rendimiento deportivo culminado con la final de la Champions. Madrid y Barça llegan ya a los 500. El retroceso económico marcado por el Calciopoli es evidente.

Pero hubo algo peor que el descenso deportivo y los problemas económicos que causó. El golpe a la moral y la dignidad de la Juventus que supuso la serie B. Si el descenso hubiera sido por los designios de la pelota el palo hubiera sido gordo pero tras un año de penitencia el descenso se hubiera quedado como un desagradable recuerdo y una chanza recurrente para los rivales. Duro pero perfectamente asumible. El escándalo del Calciopoli lo que produjo fue, además, un descrédito hacia el club. Sólo la afición estuvo a la altura desde el principio. A las acusaciones de fraude le siguió una sucesión de direcciones a cada cual más desastrosa hasta que llegó Andrea Agnelli, actual presidente del club,

Al Calciopoli le siguieron años de desastrosa gestión institucional que propiciaron cinco horribles años en lo deportivo. El nombre de la Juventus fue manchado y pisoteado y sólo la afición desde el primer momento tiró de orgullo y defendió a muerte los colores y el escudo. La gente, desde el sur de Italia hasta Delle Alpi pasando por cada juventino perdido en el mundo, y los integrantres de la plantilla que bajo las ordenes de Didier Deschamps jugaron la temporada más triste de la Juventus, fueron lo único salvable de la época más negra de la Juventus. Porque Ibra y compañía se fueron corriendo del barco que se hundía. Otros, se colocaron la camiseta, levantaron la barbilla y respondieron como sólo los valientes responden cuando el tema se pone complicado.

Primero fue el gran capitán, el caballero incapaz de abandonar a una dama. Alessandro Del Piero se quedaba y tras él, Pavel Nedved también hizo pública su decisión de jugar en la B con su rutilante melena y su espléndido Balón de Oro, ambos tan brillantes que ni la segunda división opacó su esplendor. Otros como Trezeguet o Camoranesi se quedaron medio obligados pero cumplieron con sobrada profesionalidad. También dio muestras de lealtad, Gianluigi Buffon en una decisión que fue tan loable como loca. Era el mejor portero del mundo de aquellas y pudiendo bailar con la mas guapa mientras se llenaba los bolsillos decidió irse con su Signora porque sí, porque los hombres y las mujeres a veces dan la palabra y la cumplen.

Otros vinieron de urgencia o tuvieron su primera oportunidad en serie B como Giovinco o Marchisio. El caso es que desde los jugadores y desde la grada se mantuvo en pie a una Signora herida. Con tanto orgullo y tanta rabia que si no te fijabas no te dabas cuenta de que la paliza había sido terrible y la Juventus andaba cojeando un poco.

Han pasado 9 años. Un suspiro, como quien dice. La Signora se planta altiva en Berlín, con su orgullo y su soberbia, más guapa que nunca, sonriente, ilusionada. Ya no cojea y las cicatrices las tapa con un vestido de impecable gestión y una masa social tan fiel y leal como siempre. Berlín, pase lo que pase, es un premio para el juventinismo. Sin aquellos héroes de la B, encabezados por el gran Didier Deschamps, esto no sería posible. Tampoco sin cada uno de los juventinos que cada cual en su rincón besó el escudo el día que bajamos a la B. Berlín se escribe con B. Berlín es nuestro premio. Fuimos héroes, podemos volver a serlo.