¿A quién quieres más, a mamá o a papá? ¿A tu hijo mayor o tu hija pequeña? Si hubo una gestión brillante desde el minuto uno, dentro del excepcional manejo de dinámicas de grupo que se realizó el año pasado, esa fue la del puesto de cancerbero. Comenzando por la adquisición de los inquilinos de los dorsales 1 y 13, continuando por la gestión de tiempo de los mismos, sin dejar de lado la elección de las competiciones donde ambos, cada uno a su manera, serían decisivos. La portería es sin duda un puesto muy especial y con estos dos protagonistas nos encontramos este año en una tesitura paradigmática; fácil y a la vez difícil de resolver.

Podríamos pensar que la lesión en la pasada pretemporada del ter Stegen habría forzado a que debutara directamente Claudio Bravo en Liga y a partir de ahí se fue dirimiendo en qué competición iría jugando cada uno de una forma natural. O podríamos también pensar que dichas competiciones en las que fueron respectivamente titulares, encajaban tanto con sus virtudes en el puesto, como con el potencial a medio plazo que podrían ofrecer ambos.

Cuando hablamos del meta chileno, hablamos de un portero experimentado. Con casi diez años de bagaje ya en la Liga y a pesar de lo especial que puede resultar la portería azulgrana, Claudio no se asustó ante el reto de defender la misma. Sobrio, con buen juego de pies y, como buen sudamericano, muy bueno en el uno contra uno. Ha sido un guardameta que ha dado puntos este año en Liga, pero que sobre todo a dotado de seguridad y regularidad la meta azulgrana. Algo harto difícil teniendo en cuenta la alargada sombra de su anterior inquilino.

Marc es otra cosa, empezando por la edad. Apuesta personal del defenestrado Andoni Zubizarreta. Era un guardameta que el club llevaba siguiendo años. De la excepcional cantera alemana, donde este puesto se está cuidando con extrema paciencia y un método de trabajo que debería de ser exportado a otros países, Marc-André es una de las mayores promesas para acabar sustituyendo en la selección alemana al eterno Neuer. Llama extraordinariamente la atención su excepcional juego de pies, que le permite salir de la presión rival con una claridad pasmosa. No anda exento de agilidad y reflejos, lo que le hacen uno de esos porteros con capacidad para evitar goles cantados, o lo que es lo mismo, convocar al equipo a que crezca y crea en sí mismo desde la base.

Dada su juventud tiene varios aspectos mejorables desde el punto de vista técnico; como la necesidad de potenciar el bloqueo del balón, así como su dominio del área. Características importantes por la forma de juego del Barça y que sin duda irá mejorando con el tiempo dado que la cabeza, ese gran aliado o enemigo, según el caso, del deportista de élite, aquí parece bastante bien equilibrada y ambiciosa. Precisamente esta ambición que le hará trabajar y mejorar a lo largo de su carrera profesional, pudieran ser su peor enemigo dado que él siempre ha considerado que debería de jugar más. Y por tanto este año continuará reclamando más minutos.

Cada una de las facetas de ambos guardametas, se hacían fuerte en las competiciones donde se hicieron indiscutibles; el teutón con una capacidad para marcar el paso en las distintas eliminatorias del equipo, tanto en Copa, como en Champions. Su fuerte personalidad y su capacidad para sacar el balón jugado, ha hecho que el equipo no tema especialmente a la presión que, sobre todo en campo ajeno, el Barça ha podido recibir por parte del rival de turno. El chileno por otro lado ha sido la regularidad personificada, algo que no es baladí si del torneo de la regularidad precisamente hablamos. Trofeo Zamora, no hay más que añadir.

Dos porteros condenados a convivir juntos, respetarse, trabajar en uno frente al otro cada día y reconocer en el “rival” los excepcionales logros de este equipo. Pero por supuesto, buscar también el éxito personal. Uno en la madurez de su carrera, el otro con la natural ansia de inmediatez del joven que se sabe llamado para el éxito. Ahora la decisión está en el tejado de Luis Enrique; seguir manejando las carreras de dos porteros excepcionales cuyas carreras profesionales tuvieron el año pasado ese punto de convergencia. Del asturiano depende hacia donde se dirigen las mismas. A nosotros, sea cual sea la decisión, sabemos que estamos en buenas manos -y pies- , por lo que solo nos queda disfrutarlo…