LOS PILARES DE LA TIERRA DEL TRIPLETE

El resultado de 4-0 que reflejaba el marcador del Nuevo San Mames no dejaba lugar a dudas. Un equipo, el local, fue superior al Barça en todos los aspectos del juego y en cada una de las zonas del campo. Durante el partido -a partir del minuto 30-, me pareció más interesante seguir los comentarios en twitter que el propio juego, e intentar entender cómo el aficionado culé puede pasar en un par de meses del éxtasis al “nada vale”. Es un ejercicio arriesgado, puesto que con la inmediatez a la que obligan las crónicas en Rondo Blaugrana y sin poder revisionar de nuevo el encuentro, intentar poner en perspectiva los comentarios generalizados en la red puede llevar a equívocos -propios-. Pero como los cementerios están llenos de valientes, ¡allá vamos mis muchachos!

El primer “run run” surgió cuando se conoció el once de Lucho para la ida de la Supercopa de España. Cambio de centrales, lateral izquierdo, centro del campo y extremo izquierdo respecto a Tbilisi. Un total de 5 incorporaciones, lógicas si tenemos presente que hace menos de 72 horas se disputó otra final frente al Sevilla, con prórroga y vuelo de retorno de varias horas. Disponer de una plantilla de 25 jugadores debe servir para esto, administrar esfuerzos y más cuando el título se disputa a doble partido. En este sentido, nada que reprochar a Lucho. Luego podremos hablar de nombres propios, que lo haremos, pero a priori comparto la idea inicial del míster.

Aunque muchas veces nos olvidemos, existe un rival y ayer lo fue con todas las de la ley. Intensidad, generoso en el esfuerzo, con las ideas muy claras y mucha mucha hambre. Valverde buscó cortocircuitar al Barça en la zona central y lo bordó. “Encima de ellos” les debió repetir una y otra vez antes del partido, “y en cuanto exista recepción de espaldas, ayudas, nos cerramos sobre el balón”. Y así fue, los interiores -Sergi Roberto y Rafinha- eran una y otra vez cazados en la trampa bilbaína. Nunca -y digo nunca- dispusieron de alivio alguno de sus compañeros de banda -laterales o extremos-. Y esto nos enlaza con el punto quizá más importante de todos.

Muchos quedaron sorprendidos del descalabro en Bilbao. Yo, personalmente no, e intento explicarme. Ayer el Barça fue el mismo del final de la 14/15, con otros jugadores -cierto-, pero mismo espíritu e idea. Laterales poco profundos, mediocentro estático, interiores que no vienen a la línea del MC, el 9 fijando y extremos abiertos esperando a que les permitan participar en el juego y sean activados. Este sistema -o idea de juego- se sostuvo la temporada pasada gracias al cumplimiento de una serie de premisas por parte del equipo: intensidad, excepcional estado físico, activación y alto grado de acierto técnico. Estamos en pretemporada, nos guste o no, y conseguir que esos 4 puntos converjan un 14 de agosto se antoja casi imposible. Las Supercopas no son “objetivo” y la preparación no ha ido encaminada a ello. Por contra, el Athletic Club sí tiene algo importante por lo que pelear -además de la susodicha Supercopa- como es la clasificación a la fase de grupos de la Europa League. Pero que nadie entienda que estoy reduciendo esto a la preparación y condición física, ni mucho menos. Es un elemento importante en el análisis, pero hay más.

Cuando tu idea ha dejado de sostenerse sobre los 4 pilares que la temporada pasada te llevaron a lo más alto, llega el momento en que dos factores te permitan sobrevivir a un nivel de exigencia alto. El primero es el sistema. Cuando ves factible que el rival te presione arriba, preparas una serie de mecanismos que te permitan superar las líneas rivales, minimizar las situaciones de riesgo y conseguir ventajas. Como ejemplo, hasta el minuto 44 con Pedro, no hubo un movimiento diagonal a espalda del interior que aprovechara el espacio que existía a los costados de San José. Es una situación puntual, como es la salida de balón ante presión o el posicionamiento cuando ter Stegen manda un balón diagonal cruzado. Momentos que permiten el reordenamiento colectivo y se convierten en un punto de partida para organizar tu sistema ofensivo o defensivo. ¿Es un palo a Luis Enrique? ¿Soy un ventajista? No y no -eso creo-. Lucho sabe mil veces más que yo y seguro que estoy equivocado, pero no estoy haciendo más que repetir lo que ya escribí el curso pasado. Este Barça es demoledor pero liviano, capaz de destrozar a cualquiera pero con poco poso, disfruta en el descontrol y es incapaz de controlar.

El segundo factor es la calidad individual y la capacidad de minimizar errores. No es lo mismo que juegue Adriano a que lo haga Alba, apostar por Busquets o Mascherano, y así podemos seguir uno por uno y atizar al defensa, centrocampista o delantero que nos plazca. No descubro nada si digo que existen jugadores que son mejores que otros, que algunos tienen la capacidad de mejorar al colectivo y otros no. ¿Entonces debemos jugar siempre con el mismo 11, que son los de fiar? Me diréis, “Es que esto es una final. Que jueguen contra el Levante”. Ya, claro, pero en torneos de 100 puntos un empate supone para muchos “tirar la Liga”. Repito, la exigencia es máxima continuamente, y si el jugador/equipo no está al 100% -como es normal a estas alturas- tanto física como mentalmente, asoman los errores individuales y colectivos -a cual más grosero-, no se gana un rechace, todo es desorden y la confianza desaparece. El rendimiento baja en picado, y lo que hace tres meses era una máquina bien engrasada se convierte en una cafetera que no pasaría la ITV.

Es un resultado duro, una horrorosa imagen de cara al aficionado y un mal síntoma si no se vuelven a levantar los pilares que sostenían la tierra del triplete. No deja de ser un partido “especial”, encajonado en pleno mes de agosto y con todas las justificaciones -propias- anteriormente expuestas, pero nos enseña que este Barça al tran tran sufre y que Leo, a veces -pocas, muy pocas-, no es omnipotente. El lunes, la revancha.

LAS NOTAS

MAtS (4) : Poco trabajo, más allá de recoger balones de dentro de la portería. Dos errores en el primer gol vizcaíno, perdida de dominio del espacio/rival y no orientar el despeje de manera lateral

Alves (3) : Su peor partido en 6 meses. Una primera parte estático, sin creerse solución a muchos de los problemas, solo se reencontró consigo mismo tras la entrada de Rakitic. Mal en defensa, siempre inferior a su par.

Bartra (2) : La misma cantinela de siempre. Todas sus acciones suponen un riesgo para el equipo. No sopesa las consecuencias al aplicar la receta de la anticipación a cualquier situación. Continuas malas orientaciones en sus despejes.

Vermaelen (5) : El único defensor culé sin error grave. Bastante tuvo con salir airoso de sus duelos individuales. No le llegó para acudir al rescate de sus compañeros.

Adriano (1) : Da la sensación que está mentalmente fuera del equipo. Grave su rendimiento. Nulidad absoluta.

Mascherano (4) : Incapaz de sostener nada. Demasiadas vías de agua.

Rafinha (4) : No supo encontrar una zona desde donde ordenar el ataque ni acercarse a Leo. No lideró.

Sergi Roberto (2) : Superado por el partido y rivales. Posicionalmente horroroso.

Leo (5) : Lo intentó pero acabó minimizado. Ni bajando a la posición del 6 ni de falso 9.

Suárez (4) : Se peleó pero anduvo aislado.

Pedro (5) : El más entonado de todos, pero sin capacidad de desborde.

Iniesta (5) : Su presencia ordenó algo el ataque, pero ya nadie creía.

Rakitic (4) : Mejoró a Alves y permitió a Leo arrancar de zonas más próximas, aunque sin incidencia alguna.

Sandro (4) : Ya estaba todo el pescado vendido.