Leo miraba con curiosidad el campo desde la lejanía. Estar sentado en el banquillo no era algo habitual, pero sabía que era lo correcto. Con parón de selecciones de por medio el azar hizo que fuera padre de nuevo, por lo que no pudo entrenar en toda la semana. Su momento debía esperar. Vio como arrancó el choque entre un Atleti que comenzaba en un 4-4-2 con Griezmann y Torres en punta, con Koke en izquierda y Óliver por la derecha. También a un Barça que salía con una defensa poco habitual, con Roberto como lateral y Mascherano y Vermaelen como pareja de centrales. Arriba Neymar y Suárez le devolvían huérfanos la mirada a Leo, mientras Rafinha se preparaba para suplir al 10.

El partido no comenzó como Leo hubiera querido. El primer tramo del encuentro fue de dominio rojiblanco, gracias a una presión muy alta en campo contrario. El Barça no acababa de estar cómodo y buscaba salir por fuera, con Alba y Roberto volando por las alas. Bastaron un par de intentos más sosegados para que el balón comenzara a ser culé gracias a un Iniesta que mecía el balón con Busquets y rasgaba el centro del campo atlético con flashes de su mejor versión; Rakitic apoyaba y entraba desde segunda línea mientras que Neymar intentaba ser el líder de la delantera con más o menos éxito. Suárez, incansable como siempre, peleaba por ganarle la posición a cualquiera que tuviera delante, y Rafinha cumplía correctamente con un rol casi imposible de llenar.

Atrás, Vermaelen se sentía cada vez más cómodo, al contrario que un Mascherano algo perdido sin el líder Piqué. Alba, como siempre, subía y bajaba la banda como un loco. Pero a Lionel le llamó la atención el 20 del Barça. Llevaban varias temporadas juntos y nunca había brillado en exceso. Había jugado de interior e incluso mediocentro, tenía buen juego interior pero faltaba algo. Y hasta hace un mes no se veía qué podía pasar con él, hasta que la fortuna le sonrió. Lucho, que algo había visto, lo colocó de lateral. Sí, fue una solución de emergencia, un parche. Pero lo hizo bien. Y no pasaron muchos días hasta que volvió a tener una oportunidad ahí debido a las lesiones y tanto él, como Leo, y como todo el mundo vio que ese movimiento era ideal. Metros. Lo que le habían faltado eran metros para poder exhibir su físico y zancada. Pero en el Calderón confirmó esa sensación y algo más. A su zancada sumó juego interior, gran criterio y timing para incorporarse al ataque y para bajar a defender. Parecía un lateral de equipo grande. Esa noche fue lateral de equipo grande.

A pesar del buen juego el gol no llegaba, y tras la desafortunada lesión de Vermaelen el Cholo, tipo listo, ordenó al Atleti que ensanchara el centro del campo para formar un 4-1-4-1. La salida del Barça se entorpeció y el Atleti llegó algo más, pero el marcador no se movió al descanso. En los vestuarios Messi no podía parar de morderse las uñas, sabiendo que ya quedaba menos para su entrada. Quería hacer algo especial, pero se sentía mal por la falta de acierto de sus compañeros, a los que animó. De nuevo en el banquillo, vio como se iniciaba la segunda parte de forma similar a la primera, con un Atlético de Madrid que encimaba al Barça. Lucho le mandó salir a calentar, y en pleno ejercicio vio como los rojiblancos, esta vez sí, consiguieron forzar un error para adelantarse en el marcador.

Casi de forma inmediata miró a Luis Enrique. Quería entrar ya, pero debía esperar un poco más. Entre carrera y carrera en banda, vio como a Neymar le hacían falta y protestó. Un minuto después, ese grito de enfado se transformó en uno de alegría cuando el brasileño lanzó una falta magistral a la misma escuadra. Fue una reacción de campeón, ya que el Atleti todavía tenía en mente el gol que les había puesto por delante. El gol de Neymar y el hecho de ver a Messi quitarse el peto y colocarse la camiseta con el 10 de forma sucesiva fue un duro golpe.

Sabían que era hora de apretar los dientes, y de hecho durante unos minutos el partido siguió un par de idas y venidas peligrosas. Pero Leo estaba tranquilo, solo necesitaba tocar varios balones, hacer un par de arrancadas y entrar en el ritmo del partido. Tenía que hacer algo especial. Un par de arrancadas anunciaron que estaba calentando motores, y el Atlético se acercó a la portería de Oblak con el temor de que el genio les robara los puntos. El resto del Barça se encandiló como una vela recién encendida al ver al 10 en el campo. Se sentían indestructibles a su lado y querían dar más de sí, estar a su altura. En cuanto Leo empezó a pisar la izquierda se encontró con sus amigos.

Iniesta, Alba, Neymar, Suárez…sabían que quería. No hacía falta que les dijera nada. Y claro, poco a poco el campo se empezó a volcar hasta que llegó el gol, nacido de un mal toque de Gabi y un afortunado pase de primeras de Busquets. Leo comenzó a correr en cuanto vio que ese pase había encontrado a Luis, uno de sus más recientes y estimados aliados en el campo de juego. En dos segundos la jugada se había gestado casi de forma telepática y el balón encontró el fondo de la red.

Messi había conseguido marcar, dedicar el gol y darle la victoria al Barça, pero había que mantener el resultado. Así que se dedicó a arrasar el campo, haciendo que cada regate, finta o pase fuera como sal en tierra fértil. Durante ese tramo final el partido le perteneció, sabiendo que era su deber hacer que el gol tuviera significado. Ter Stegen solo tuvo que atrapar el balón una vez en ese periodo de tiempo. El resto fue cosa de Leo, que quería el balón más que nadie. Sabía más cosas del balón que nadie. Al fin y al cabo solo quería hacer algo especial.

LAS NOTAS

Ter Stegen (6): Cumplió bien saliendo a por el balón en centros laterales pero esperó demasiado en el gol de Torres.

Sergi Roberto (9): Otro partido estupendo de Sergi en el lateral derecho. Entiende perfectamente qué necesita el equipo en cada momento.

Mascherano (5): Estuvo muy fallón y pudo costarle más de un gol al Barça. Sin Piqué se le notan mucho las carencias.

Vermaelen (7): Solo jugó media hora, pero lo hizo a un gran nivel antes de lesionarse. Una lástima.

Alba (6): Habilitó a Torres en el gol del Atlético pero ayudó mucho a que el Barça pudiera salir por fuera en la que ayer fue la banda fuerte.

Busquets (7): Tuvo trabajo pero lo solventó bien, incluso se permitió robar un balón casi en la frontal colchonera que dio lugar a la acción del 1-2.

Iniesta (8): Gran partido de Andrés, que empujó al Barça arriba hasta la entrada de Leo.

Rakitic (7): No paró de echar una mano al que la necesitaba en el centro del campo. Tuvo una clara ocasión de gol pero hace falta que aparezca más en el área.

Neymar (8): Quiso ser el hombre clave del equipo en la primera parte y no le acabó de salir. Hasta que en la segunda parte clavó un gol por la escuadra cuando más lo necesitaba el equipo. Oportuno.

Suárez (9): Luis es muy bueno, no hay más. Se partió la cara con los centrales, dio oxígeno al Barça en ataque y asistió a Leo en el 1-2.

Rafinha (7): Cumplió correctamente en el extremo derecho y más tarde como interior. Pero hay que pedirle más.

Mathieu (6): Entró por Vermaelen y se le vieron un poco las costuras. A pesar de todo no tuvo fallos graves.

Messi (10): Hizo cosas en solo media hora que algunos jugadores no podrán hacer nunca. Marcó el gol de la victoria en lo que fue una exhibición.