GNOSCE TE IPSUM. JUGAR LESIONADO.

Comentaba el otro día Zubizarreta, en relación a la lesión en el sóleo de Rakitic, que Xavi fue un experto en la misma tipología de lesión. Insinuando el hecho de que para el eterno seis, el que dicha lesión se le hiciera crónica, le hizo aprender a convivir con ella, minimizando su impacto en el día a día. Digamos que educó su cuerpo a realizar una serie expresa de movimientos para que la lesión no se agravara ni, lógicamente, tuviera mayor impacto en su juego, recordemos dentro del engranaje del equipo más competitivo de Europa.

Se acerca el clásico y son varios los jugadores que están en pleno periodo de recuperación con el objetivo claro de llegar a dicha fecha en condiciones para, al menos, ser de la partida. El caso más llamativo es el de Leo. Hasta hace pocas fechas se aseguraba que sería imposible que llegase a Madrid, hoy poco menos que se afirma irrefutablemente que será titular. Parece ser que, dentro del manejo que los equipos suelen hacer de los plazos de los lesionados y la opacidad del manejo de los tiempos en sus recuperaciones, en este caso en particular, se había “ocultado” que el argentino había empezado a trotar, incluso alguna semana por delante de lo que marcan los plazos de recuperación de una lesión similar.

También debemos de tener en cuenta que tanto los métodos utilizados por estos equipos, que manejan las últimas tecnologías y metodologías en la rehabilitación de lesiones, como que el físico de élite de los jugadores, no son condiciones standard a la hora de evaluar el diagnóstico y el calendario de recuperación. Y por supuesto, un tema muy importante es la clase de lesión a la que nos enfrentamos; no es lo mismo una lesión puramente muscular, el tipo de músculo lesionado, si hablamos de un ligamento o donde se encuentra el mismo.

Ejemplos hay variados, pero centrémonos en los dudosos para el partido del Bernabeu. Ya hemos avanzado que los plazos de recuperación de Leo parecen ir viento en popa, lógico si hablamos de una zona localizada en la cual Messi todavía no había sufrido ninguna lesión similar y parece un problema bastante tipificado. Su recuperación tiene unos plazos claramente identificados, pero es que además su seguimiento es bastante sencillo y predefinido. Por supuesto la última palabra la tendrá las sensaciones del jugador. Sobre todo teniendo en cuenta un tema importantísimo en todo tipo de lesiones: lo último que tiene que recuperar el deportista antes de volver a competir en la élite es su cabeza. Tiene que tener el convencimiento de que no se va a volver a lesionar en el mismo sitio. En el caso particular de esta lesión, el gesto de la misma es el golpeo con el interior al balón, su seguridad en dicha acción tan delicada debe ser máxima. De esta manera el deportista no realizará movimientos reflejos compensatorios que podrían desde agravar la lesión a provocar lesiones en otras zonas de su cuerpo. Con el añadido de no poder realizar su juego, mermando de manera autoprotectora, sus condiciones físicas de, recordemos, pura élite. Como ejemplo todos recordaremos hacia donde evolucionó la carrera de Figo tras una importante lesión en el ligamento de su tobillo derecho.

Un caso actual de convivencia con una lesión, en este caso traumática y en una articulación tan compleja como es el hombro. Hablamos del caso de Sergio Ramos. Aquí lo que podría ser una ayuda, al tratarse de una articulación no directamente implicada en los movimientos naturales del futbolista, se está volviendo en contra del jugador, que está jugando mientras mantiene el hombro en pleno proceso de recuperación de la luxación del mismo, con el consiguiente riesgo de un golpe o caída sobre dicha articulación podría llegar a provocar una lesión recidivante. Probablemente finalmente haya que pasar por un tratamiento más definitivo, como operar el hombro, y no tan conservador como el realizado hasta ahora. Todo esto con el añadido que comentábamos al principio; hablamos de la articulación más compleja del cuerpo humano, con todo lo que ello implica a nivel de operación y de recuperación. En este caso la necesidad de la cabeza de seguir compitiendo, a pesar de no estar recuperado al cien por cien, puede jugar en la contra del deportista. Riesgos innecesarios que el cuerpo médico debería evaluar.

Por último pasemos a las lesiones musculares de sóleo, como son los casos de Marcelo y Rakitic. Por un lado distinguir como la capacidad de conocimiento de tu propio cuerpo durante la gestión de la aparición de la lesión, te puede permitir detectarla cuando la misma no ha llegado a producirse en forma de rotura y sí de sobrecarga. Minimizando obviamente los tiempos de recuperación. Por otro lado hablamos de uno de los músculos con una tipología más “mixta” en el sentido de que su naturaleza miotendinosa y su situación en el cuerpo, prácticamente oculto, implica que su tratamiento fisiológico sea harto complejo. Apenas funcionando el descanso propio del mismo para su curación completa, pudiendo regenerarse, pero quizá no haciéndolo de manera correcta, digamos que cicatrizando mal y ciertos ejercicios de fisioterapia, dependiendo de la fase y de las recomendaciones del fisioterapeuta, como la propiocepción, etc… que permitirán tanto su recuperación, como evitar la reaparición de dicha lesión. Como decimos, un músculo de complicada recuperación, pero con el que debemos de ser tremendamente escrupulosos con los plazos para evitar la recaída. Como bien se explica en este artículo http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/129373/cpc1de1.pdf?sequence=1 de Carles Pedret.

Por supuesto no debemos de considerar una lesión muscular como algo menor. Andrés Iniesta, tras su lesión y tormentosa recuperación en el 2010, no volvió a ser el mismo jugador y tuvo que reinventarse.

Todos recordamos aquel partido que, cual Cid Campeador, Leo en plena fase de recuperación de su lesión, esta vez del temido isquio que tan de cabeza le tuvo al principio de su carrera, salió al campo y literalmente “cojo” eliminó al PSG. El peaje a pagar ese año fue no volver a ver al mejor jugador del mundo al cien por cien hasta bien entrada la temporada posterior a dicha lesión. Por esto, y aunque sabemos que los equipos juegan muchas veces con los plazos y con las situaciones contextuales del posicionamiento en la tabla o en relación a la importancia del partido, siempre deberíamos de ser tremendamente cuidadosos con los periodos de recuperación; la carrera de los futbolistas de élite es corta de por sí, al menos que sea con la calidad suficiente de su exigido físico.

Nota del autor: Este texto no hubiera sido posible sin la supervisión y colaboración del fisioterapeuta Paulino Rodríguez (@magmasalud)