Elegir qué camino escoger debe de ser una de las elecciones más complicadas que puede tener una persona: nuestra cabeza se lía a preguntarse mil y una cosas, se intentan ponderar pros y contras, se cuestionan prioridades y. en definitiva, se valora todo. Al fin y al cabo, decidir siempre entraña complicaciones y satisfacciones, a partes iguales, cuando se logra el objetivo deseado. No obstante, Roger Schmidt está asumiendo unos retos que le están llevando por un camino, a todas luces, peligroso. Ese es el camino del medio, en el que ha de atravesar un atajo de esos que siempre te recomiendan no elijas: el más rápido, pero el menos seguro de todos; “la fortuna sonríe a los osados” debe pensar el otrora técnico del Red Bull Salzburgo. En la ciudad de la empresa farmacéutica tienen plena confianza en él, creen que sabe lo que hace, teniendo en cuenta lo que había conseguido la anterior temporada.

Sin embargo, no es menos cierto que los directivos de los “werkself” van a tener que tomarse más de una aspirina para poder soportar los dolores en los pies, pues pisar piedras en el camino que ha escogido Roger se está haciendo con los zapatos inadecuados. No es por su propuesta, sino por los resultados obtenidos a lo largo de esta temporada: el Leverkusen no deja de caminar sobre un alambre de trapecista y, como es normal, para poder mantener el equilibrio perfectamente, el equipo se tiene que caer una y otra vez. Pequeños tropiezos que no despejan las dudas o la inseguridad mostrada por los teutones en su camino por Europa; no depender de sí mismos para clasificarse a la próxima ronda de la Champions League, es una losa que su mochila puede que no resista.

Su trayectoria en Bundesliga no es más que el reflejo de un equipo que muestra más dudas que certezas; que encaja más goles de los que mete. De esos equipos que, defensivamente, esgrimen sus debilidades. Mucha fragilidad para alguien -Schmidt- que adora algo tan cotidiano en Bundesliga como la transición defensa-ataque, sumando varios jugadores a lo largo y a lo ancho, pero sin la suficiente convicción para ocupar los espacios al compás de su batuta; un defecto reconocible y asumible, como es el hecho de caer fácilmente en la trampa de otros equipos que manejan mejor los tempos. Esto ha hecho, incluso, que Bernd Leno esté enseñando que también es humano y que, de vez en cuando, falla. Sin duda, se trata de uno de los defectos más reconocibles de un Leverkusen que camina sobre el fino alambre de la eliminación. Sin embargo, no hay que obviar que el Barça ya está clasificad y el aspecto emocional de los teutones también juega a su favor. Así que es bastante probable que veamos la mejor cara de un Bayer Leverkusen que, como la extinta Unión Deportiva Salamanca, “Ad astra per aspera” (A las estrellas, por el camino más difícil).