Explicaba Lucho, en rueda de prensa tras el partido, el motivo que le llevó a realizar un cambio tan drástico de sistema: «Lo que me interesaba era dar el mayor número de minutos a los máximos jugadores posibles y por eso he cambiado el esquema. Quería asegurar la salida del balón y por eso he puesto una linea de tres.» Así que, más que una prueba de cara al futuro, fue la fórmula utilizada para alcanzar el objetivo de hacer jugar a los menos habituales y así nos la hemos de tomar. De todas formas, como me gusta el barro más que a los cochinos, es difícil renunciar a rascar un poco en ese 1-5-2-1-2 que plantó el asturiano ayer en Mestalla. Y no, no dejaré pasar la oportunidad.

Una vez conocido el 11 y el dibujo, lo más sorprendente fue que los laterales actuaron como tales, y no como carrileros al uso. Tanto Adriano como Aleix se prodigaron bien poco en zonas ofensivas, y las contadas ocasiones que lo hicieron, fueron sin profundidad. Si a esto le añadimos una posición de partida excesivamente abierta de los dos puntas -Munir y Sandro- y su poca movilidad en el frente de ataque, la ofensiva culé dependía en exceso de las decisiones individuales de Rakitic y Sergi Roberto, que una vez lograban generar ventajas en la zona de 3/4, se quedaban sin socios. Así que, la producción ofensiva blaugrana fue de baja intensidad, amenazando la puerta de Jaume a base de tiros de media distancia.

En fase defensiva la línea de 5 era muy plana y poco agresiva. Esa superioridad en zona central debería permitir a los centrales achicar la zona de mediapunta rival, y ayudar a la pareja de mediocentros en la contención del ataque ché. No fue así, el eje defensivo mantenía bastante rigidez a la que se sumaba un solapamiento de zonas y funciones de los tres centrales. No es que el Valencia desarbolara al Barça pero sí lograba en sus ataques alcanzar con mucha facilidad el balcón del área, aunque sin finalizaciones de gran peligro.

Y llegamos a lo más interesante a mi modo de ver, la salida de balón. Línea de tres centrales para asegurarla. La exigencia rival no fue máxima, los intentos de presión valencianistas eran poco intensos e intermitentes, pero sí nos permitieron ver los mecanismos dispuestos para romperla. Vermaelen, actuando en el centro de la zaga, se descolgaba a la posición de mediocentro, los laterales no iban muy arriba y los otros dos centrales se abrían, siendo ter Stegen el iniciador. Dibujo muy similar al habitual blaugrana. La diferencia provenía de la altura que ocupaban los dos mediocentros. Siempre por delante o apareciendo en zonas paralelas al belga pero nunca descolgados más allá del círculo central. De esta manera, las líneas de pase aumentaban y se conseguía, con cierta facilidad, hacer llegar el balón al costado libre. Por contra, esas líneas de pase eran «nuevas» y se notaba cierta lentitud a la hora de localizarlas y utilizarlas.

Y poca historia más tuvo un partido de trámite con la eliminatoria decidida en la ida. Uno a uno en el marcador, minutos para los menos habituales y ninguna lesión en el zurrón. Otra final, otra opción diáfana de levantar un nuevo título en los años -o décadas- de vino y rosas culés.

LAS NOTAS

MAtS (6): Sin demasiado trabajo, luciendo su golpeo y distribución de balón. La única duda reside en su posición inicial en el gol de Negredo. No hay una toma clara, pero da la sensación de estar algo más retrasado de lo recomendable. Sabiendo lo agresivo que es ejerciendo de libre y con una línea defensiva casi en medio campo, extraña que Marc André reculara hasta su área propia.

ALEIX VIDAL (5): Partido ideal para ejercer de carrilero y exhibir su capacidad en el uno contra uno, pero no lo hizo. Poco agresivo en fase ofensiva. Dejó escapar una gran oportunidad para mostrar al culé todo lo que puede aportar.

BARTRA (5): Se mantiene en constante pelea entre sus grandes acciones y errores infantiles y, para disponer minutos en este equipo, lo mínimo exigible es seguridad y concentración. Pasan los años y el potencial sigue sin explotar.

VERMAELEN (6): El mejor de los tres centrales, sin errores de bulto. Cuando se desplazaba a zona de MC en salida de balón sufría en exceso, tanto por lentitud en sus acciones como por posicionamiento del cuerpo.

MATHIEU (5): El rendimiento de Mathieu esta temporada está relacionado con la exigencia del partido. Cuanto más duro y complicado es, mejor se desenvuelve el francés -en la posición de central-. Y como el encuentro fue de trámite, así fue el rendimiento de Jeremy.

ADRIANO (5): No es que esperemos, a estas alturas, demasiado de Adriano, pero por lo menos ayer sí se le vio metido en el partido. Su aportación fue escasa, tanto en ataque como en defensa.

SAMPER (5): El «estancamiento» de Sergi el último año y medio tiene que ver mucho con el concepto de juego del equipo. Samper es un jugador «diseñado» para algo en concreto -como lo era Busquets en su momento- y cuando no se dan las condiciones ideales, sufre en exceso. Ayer, por ejemplo, la mayoría de sus acciones con y sin balón eran perjudiciales para el equipo. Elegía en función de lo que conoce y ha mamado, no de lo que ocurría en el campo. La esperanza es que evolucione como lo hizo Busi.

SERGI ROBERTO (8): El mejor, a años luz del resto. Desde una zona y función nueva ejerció de líder, entendiendo en cada momento qué necesitaba el equipo. Se encontró muy solo y se vio obligado a abusar de la acción individual, arriesgando y concediendo pérdidas. Pero hizo lo que tenía que hacer.

RAKITIC (6): Ya puede ser un amistoso o la final de Champions que el croata mete toda la carne en el asador. Desde la posición de mediapunta, ideal para sus condiciones, apareció poco, menos de lo deseado.

MUNIR (6): Desde la individualidad dejó un puñado de buenas acciones. A nivel coral poco participativo, con mala lectura en muchos de sus movimientos.

SANDRO (5): Ni se ofreció ni le buscaron. Acabó perdido entre dos aguas, sin presencia ofensiva alguna.

DOUGLAS (5): Un puñado de minutos más para el brasileño. Participó en la jugada del gol y tuvo más presencia en 15 minutos que Adriano en 75.

CÁMARA (7): Un cuarto de hora dispuso y bien que lo aprovechó. Juan Cámara es uno de esos jugadores que pasan desapercibidos en el filial, y que, poco a poco, están evolucionado su juego hacia algo interesante. Sin focos que le alumbren, es el jugador del B más desequilibrante y que mejor se maneja en la posición de extremo capaz de desbordar. Para muestra, sus conducciones en zona central y centros desde la izquierda.

KAPTOUM (6): Tres partidos marcando para un interior cuyo debe mayor era la llegada y el gol. Parece que la tendencia -de Gerard y de Lucho- es acercarle cada vez más al área rival. Curioso, al menos para mi.