¿EL BARÇA DE LOS INVENCIBLES?

Entre el año 2003 y 2004 el Arsenal dejó huella en el fútbol de su país. Se escribió un capítulo importante en la historia, naciendo ‘Los Invencibles’. Es siempre difícil comparar equipos de épocas distintas. El fútbol cambia. Lo que tuvo éxito en el pasado no siempre va a tener éxito en el futuro. Sin embargo, esto no quiere decir que el pasado sea irrelevante. A menudo, mirar lo que ha ocurrido en nuestra historia, nos enseña cuál es el camino a seguir.

La racha invicta de Arsenal apareció de la forma más sorprendente posible y como consecuencia directa de una enorme desilusión. A pesar de que en aquella temporada los gunners establecían algunos records increíbles, como el de marcar siempre al menos un gol en partidos consecutivos (47 seguidos) o el de partidos ligueros invictos consecutivos fuera de casa (22), el equipo acabó la temporada 2002/3 a 5 puntos del liderato. Una derrota de 3-2 en casa ante Leeds United en el trigésimo sexto partido de la temporada marcó su destino. Qué poco sabíamos, sin embargo, que de esta tragedia deportiva vendría el triunfo más grande de todos.

Tres días después, llegó el penúltimo encuentro de la temporada. No habría sorprendido a nadie si a los Gunners les hubiera resultado difícil levantar el ánimo después de una reciente desilusión así. Sin embargo el equipo goleó al Southampton por 6-1. Y así comenzó la racha que les convirtió en leyendas; 49 partidos sin derrota. Hubo victorias importantes ante sus contrincantes principales (2-1 y 4-2 ante el Liverpool, dos victoria por 2-1 ante el Chelsea, de nuevo un 2-1 ante el Tottenham, o un 3-2 ante el Newcastle), victorias fáciles ante los equipos más débiles de la Premier (4-0 ante el Sunderland, 4-0, 4-1 y 5-3 ante el Middlesbrough, o un 4-1 y 5-0 ante el Leeds, 4-1 ante el Everton, 4-1 ante el Norwich, 4-0 ante el Charlton) y empates fundamentales en los partidos top (0-0 y 1-1 ante el Manchester United, 2-2 fuera de casa ante el Tottenham, o un 0-0 fuera de casa ante el Newcastle). Los Gunners marcaban 112 goles en la Premier durante estos 49 partidos, con solamente 35 goles en contra. Todo esto jugando el fútbol más entretenido y ameno que este país hubiera visto jamás. Era el paradigma del Arsenal de Wenger, algo a lo que agarrarse en los siguientes años de historia del club. Algo que no se repetiría jamás, pero que justifica un estilo único de jugar al fútbol.

Aquel Arsenal 03/04 jugaba con una personalidad nunca vista en la islas. Aunque apreciaba la posesión, no era el aspecto definitorio de su juego. Por el contrario, este equipo incomparable daba más importancia a la velocidad, al movimiento. Transiciones rápidas y veloces. ¿Os suena?. Con Henry, Pirès, Ljungberg y Bergkamp, el equipo del norte de Londres tenía cuatros jugadores ofensivos capaces de infundir miedo a cualquier defensa, ¿su propia MSN?.

Tampoco hacían ascos al juego directo. Era muy habitual ver a Bergkamp bajar a inmediaciones de su propia área, para descargar una diagonal a Henry, que muchas veces partía desde la banda, para encarar solo al portero rival. Las similitudes con Neymar no hace falta ni mencionarlas…Mentalmente eran brutales, una característica muy suya que quizá pasó desapercibida, era la cantidad de goles de rebote que eran capaces de marcar; un signo evidente de su capacidad de concentración y determinación cara al gol, cara a la victoria final.

La permuta en las posiciones de los cuatro atacantes era continua. Con una fuerte tendencia a que tanto Ljunberg como Henry partieran desde la banda, siendo Pires y Bergkamp los que hacían uso de los carriles centrales. Podríamos decir que dicho ataque, aun compartiendo la movilidad como característica que también podríamos adivinar en este Barça de Luis Enrique, no tenía un nueve claro como si dilucidamos claramente con el uruguayo Luis Suárez.

A Bergkamp, oficialmente un segundo delantero, le gustaba posicionarse en el centro del campo, para tener toda la visión de la jugada ante él. Pirès solía situarse a su lado izquierdo, en una posición de mediocentro ofensivo, o a veces intercambiara totalmente con Ljungberg. El sueco jugaba en el lado derecho, pero a menudo asumía la posición original de Bergkamp. En la cabeza de todos tenemos a Henry y su tendencia de ubicarse cerca de la línea de banda izquierda.

El mejor delantero que el club inglés haya visto jamás, estaba en su punto álgido; el francés se mostraba imparable, a un nivel, salvando las evidentes distancias, al que nos encontramos hoy a Leo Messi. Aquel Arsenal, aun en sus peores partidos, tuvo la posibilidad de ganar porque Thierry fue siempre capaz de lo sublime, cual argentino con el diez a la espalda.

Hoy el Arsenal que visita el Camp Nou no se parece mucho a aquel Arsenal legendario. Si acaso, será su rival de enfrente el que está escribiendo uno de los capítulos más bellos de la Historia de este deporte. Disfrutémoslo.