Del Zubizarreta director deportivo se ha dicho mucho, y poco bueno. El caso es que uno echa la vista atrás y parece vislumbrar mayor debate del que hubo entonces acerca de su trabajo en el FC Barcelona. Más allá del palmarés obtenido por el club con él en el cargo -dos Ligas, una Champions League, un Mundial de Clubes, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y tres Supercopas de España-, ha dejado movimientos de gran valor. Algunos de ellos son hoy importantes en el considerado mejor equipo del mundo.

Durante su estancia, la imposibilidad o incapacidad para fichar a un defensa central titular –supongo que tuvo un poco de aquí y de allá, como ocurre casi siempre– marcó el tono de su valoración. A su llegada en 2010, Piqué y Puyol era la pareja titular en el eje de la zaga y, a su marcha en 2014, Gerard y Mascherano, su primer gran fichaje, conformaban un eje atípico y demasiado visto. Guardiola, Vilanova, Martino y hoy Luis Enrique han recurrido a esa dupla de zagueros que hoy, sin embargo, cuestiona poca gente.

‘El Jefecito’ y Adriano fueron los fichajes del primer verano de Andoni, que visto el resultado se puede calificar de notable. El equipo ganó Liga y Champions en el primer año de Sandro Rosell como presidente y ambos futbolistas siguen hoy en nómina, señal de que han rendido a buen nivel pese al descenso del brasileño en los últimos tiempos. Por otro lado, también llegó Villa, pero fue ‘Txiki’ quien lo dejó atado.

Begiristain también cerró la venta de Yaya Touré, que junto a las salidas de Ibrahimovic, Márquez, Henry y Chygrynskiy hizo al equipo perder centímetros. A cambio, se cortaron malas hierbas y se cerró el ciclo de jugadores veteranos en el club. En el caso del central ucraniano hubo controversia: se consideró la primera traición de Rosell a Guardiola, que confiaba en su asentamiento a la segunda, pero hoy nadie lo echa a faltar.

En invierno, Afellay fue un buen complemento para apuntalar la plantilla, aunque su rendimiento no tuvo continuidad después. En parte, por una grave lesión. Daniel Alves, todavía titular habitual, fue renovado.

El verano de 2011-12 pintaba exitoso. Cesc y Alexis Sánchez aterrizaban a Can Barça para sumar competencia en dos líneas y favorecer variantes en el sistema de Pep, que parecía muy satisfecho. Finalmente, sus tres temporadas dejaron un regusto amargo, ya que ninguno destacó como se esperaba. Además, ‘Zubi’ renovó a Pedro y Thiago y se deshizo de jugadores que no contaban para la entidad.

Quizá el período de traspasos más flojo fuera el siguiente. El movimiento de situar a Vilanova como relevo de Guardiola para suavizar tan dura pérdida parecía un acierto, y el equipo ganó la liga a final de temporada. Sin embargo, los problemas de salud de ‘Tito’ lastraron al equipo. Los refuerzos tampoco ayudaron en exceso a competir por la Copa del Rey y la Champions. Con Jordi Alba se fichaba a un potencial titular para años, como así está demostrando. El problema fue otro.

La sensación de que la mecha de Puyol se iba acortando y de que era necesario incorporar a un buen central había aparecido hacía un año, pero se acentuaba de cara a la 2012-13. Tras algunas intentonas fallidas y la marcha de Keita a China, Zubizarreta quiso parchearlo todo con la llegada de Alex Song. La idea no gustó y el jugador tampoco. Al menos, el club ató a Messi, Busquets y Mascherano, entre otros.

La renuncia de ‘Tito’ al cargo debido a su grave enfermedad hizo recalar a Gerardo ‘El Tata’ Martino al banquillo azulgrana en el curso posterior. La decisión se tomó con emergencia y tuvo sentido, al igual que hacer un esfuerzo por el futuro crack mundial Neymar. Lo primero, sin embargo, acabó por ser un error. El equipo ganó la Supercopa de España y nada más, realizando una temporada de más a menos que acabó dejando un buen manojo de partidos para el olvido. Para colmo, el esfuerzo realizado por el joven brasileño hizo que el Barça aplazara, una vez más, la llegada del central… y la última temporada de Puyol fue testimonial.

Hubo, además, polémica con las bajas. A nivel futbolístico, a parte del entorno le molestó la venta de Thiago al Bayern de Guardiola, que a la postre no ha supuesto ningún drama. A nivel emocional, la salida de Abidal dolió a casi la totalidad del barcelonismo. La directiva culé se puso en contra a miles de aficionados y, por supuesto, ‘Zubi’ se vio salpicado. El ex portero volvió a renovar a Messi y prolongó el contrato de Piqué.

Llegó su último verano, en el que veían venir la sanción de la FIFA en materia de fichajes de cara al próximo año. Andoni contrató a Luis Enrique y tiró la casa por la ventana remodelando la plantilla. Con Valdés fuera y Puyol retirado, traspasó a Cesc y Alexis como nombres de peso. Con ese dinero y el que no podría gastar en un futuro cercano, realizó fichajes de todo tipo: acertados (Mathieu), muy acertados (Bravo, ter Stegen, Rakitic), lamentables (Douglas, Vermaelen) y apoteósicos (Luis Suárez).

Hoy vemos el once de gala, el equipo del segundo triplete de la historia del club, que además ganó la Supercopa europea y el Mundial de Clubes, que tiene encaminada la próxima liga y está en la final copera, y contamos hasta seis titulares llegados de su mano. ¿Fue entonces tan malo el trabajo de Zubizarreta en la dirección deportiva? ¿Estuvo tan lejos de la labor llevada a cabo por su predecesor? ¿Fuimos injustos, ‘Zubi’?