Este verano que llega a su fin está siendo el más agitado de los últimos años en el Palau, y a pesar de que las tres sonadas llegadas han sido lo más comentado entre la comunidad culé conviene subrayar que el cambio más relevante llega al banquillo y no a la pista. Poco se ha hablado de Bartzokas. Su nombramiento no ha generado entusiasmo alguno (en realidad sólo Jasikevicius lo hubiera hecho) y la gente estaba más deseosa de nombres de jugadores que de ninguna otra cosa, pero el griego está pasando ciertamente inadvertido en sus primeras semanas como técnico cuando en realidad casi todo pasa por él.

En las últimas temporadas de Xavi Pascual los aficionados blaugranas se dividían entre los que pensaban que el de Gavá no sacaba el máximo potencial de sus jugadores, los que creían que ya hacía demasiado con lo que tenía (clara minoría) y los que opinaban que el rendimiento de su plantilla era acorde a su potencial, ni más ni menos. Es un debate complejísimo que ha creado filias y fobias alrededor de la figura del técnico catalán y que evidencia la enorme huella que ha dejado en el Palau. Ahora el nuevo inquilino del banquillo culé asume un reto mayúsculo y tendrá la oportunidad de poner a prueba algunos de los debates que se generaron sobre jugadores concretos, posibles vicios del equipo o incluso estilo de juego. En mi opinión la plantilla es mejor y más equilibrada que años anteriores, y a buen seguro que Pascual la hubiera querido, pero a falta de fichajes sigue un peldaño por debajo del Top 3, así que sólo un plus podría igualar algo las cosas, y ese plus tiene nombre y apellido, el de Georgios Bartzokas.

Es bien sabido que en el deporte de élite se produce un desgaste en la relación entre entrenador y pupilos con el paso de los años. Pasa en las victorias y más aún en las derrotas, el mensaje no llega como antes y los resultados se resienten. Este es uno de los muchos motivos que explican la caída del proyecto Pascual, lo que nos lleva a preguntarnos si Bartzokas será capaz de conquistar al vestuario y sacar de cada uno lo mejor de sí mismo.

Mantener la exigencia defensiva de casi todo el ciclo Pascual será la base desde la que partir para crear un equipo competitivo. La renovación de Dorsey y el fichaje de Claver son dos movimientos encaminados a equilibrar la plantilla y acentuar la personalidad a la que parece conducirse el equipo, desequilibrio por fuera y físico por dentro. Sus dos grandes proyectos se han caracterizado por poseer sistemas defensivos muy efectivos, con mucha actividad y cambios, algo que tendrá que trabajar en Barcelona para paliar la dualidad defensiva del roster que se encuentra, con varios buenos jugadores defensivos (Oleson, Ribas, Perperoglou, Claver o Dorsey) pero otros tantos jugadores que son inexistentes en este aspecto (Rice por momentos, Navarro, Doellman o Tomic), por lo que equilibrar los diferentes quintetos será tarea del griego, más si no llega un alero y Claver se emplea más como «3», lo cual dejaría el «4» en manos de Doellman y Vezenkov, que hacen aguas en defensa.

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Si sus equipos han mostrado un sello defensivo propio, ¿qué decir del ataque? No sabemos si de no haber salido Satoransky hubiera llegado Tyrese Rice, pero su fichaje con traspaso de por medio es una total declaración de intenciones. Bartzokas tuvo a Spanoulis en El Pireo, a Delaney en Krasnodar y tendrá a Rice en Barcelona, es decir, un jugador que monopolice todo el frente ofensivo del equipo, ofreciendo al americano la libertad creativa que muchos reclamaban a Xavi Pascual en relación a sus bases. A partir de ahí deberá trabajar su encaje con el resto de piezas, no tanto exteriores, donde la convivencia debería ser positiva, sino con los hombres interiores, más en duda. Tengo la impresión de que el juego de Rice tiene más que ver con los teóricos interiores suplentes (Claver-Dorsey) que con los titulares (Doellman-Tomic), especialmente con el pívot croata, que afronta un año lleno de dudas y clave para su futuro en el club. Ya sea porque no existía esa figura en sus plantillas o porque no gusta de este tipo de pívots, los «5» de Bartzokas nada han tenido que ver con el croata, optando bien por jugadores físicos (Dunston, Dorsey o Hines) o con buena mano (Singleton o Randolph). Porque sí, el nuevo jugador del Real Madrid explotó y destrozó al Barcelona principalmente como «5», con Claver al lado como “4” la mayor parte del tiempo. El rol de Ante Tomic en el nuevo Barcelona no es un tema menor, pues no es sólo el jugador más relevante del equipo en los últimos años sino también uno de los mejor pagados.

A falta de saber qué rol le reserva a Tomic tengo curiosidad por ver qué espera del Capitán América. No hablo tanto del “qué” porque sabemos qué es de sobra, puntos, puntos, más puntos y el resto agua, sino más bien del “cuánto” y el “cuándo”. Cuántas jugadas le reserva en su ataque y en qué momentos, si saliendo desde el quinteto o como recurso. Al final la pregunta clave es si Bartzokas logrará optimizar al americano en beneficio del bloque, si jugar con Doellman compensará su déficit atrás. Si logra lo que no logró Pascual, hacer un balance positivo de Doellman entre lo que te da y te quita y conseguir que en los partidos más importantes sea un argumento ganador (no sólo buzzer beater), al Barcelona le dará la vida. Reto mayúsculo.

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No he mencionado el otro gran fichaje de la temporada, Petteri Koponen. Por fin el Barcelona cuenta con un jugador autosuficiente que no se llama Navarro, sólo falta saber qué uso le dará Bartzokas. Dada la plantilla actual, cuantos más minutos coincidan en pista Koponen y Rice mejor será el Barcelona, y eso es un problema cuando el equipo no tiene alternativa en la dirección más allá de Pau Ribas. ¿Piensa darle Bartzokas a Ribas muchos minutos como base? Es toda una incógnita el papel que se le reserva a Navarro y Oleson, pero lo normal es que su rendimiento siga cayendo en picado, lo cual deja a Ribas, Rice y Koponen como los tres hombres que deberían monopolizar los minutos en los puestos de base y escolta. Espero que Bartzokas tenga más fe en Navarro y Oleson que la que tengo yo, porque si no la rotación exterior se hará corta. En Olympiacos y Lokomotiv Bartzokas ha contado con rotaciones ciertamente cortas (sobre todo en Rusia), no sabemos si por voluntad u obligación, pero la tendencia actual (y más con la nueva Euroliga) es configurar plantillas largas, y esto obliga a fichar, más cuando el Barça cuenta con varios jugadores propensos a las lesiones, desde Dorsey hasta los propios Navarro, Oleson y Ribas.

El destino ha sido caprichoso y ha fijado un Barcelona-Real Madrid como debut del entrenador griego en su nuevo banquillo, un reto demasiado exigente para dar comenzar. Los dos grandes proyectos que ha comandado Bartzokas se han caracterizado por sacar más de lo que tenía, exprimir a cada jugador e igualar las cosas con equipos mejores, y esta es la exigencia este año si no se fichan los 2-3 jugadores de nivel que colocarían al Barcelona al nivel de CSKA, Fenerbahce y Real Madrid.