EL SEVILLA DE SAMIR NASRI, SIN SAMIR NASRI

Es un ejercicio difícil de llevar a cabo el análisis de un equipo de fútbol, como el Sevilla, cuando el jugador que más ha definido el modelo de juego no va a ser de la partida. Pero intentaremos llevarlo a cabo. Todos los presagios indican que el mediocampista galo no será de la partida en la noche nervionense en la que el Sánchez Pizjuán se engalanará para recibir al FC Barcelona. Junto a su ausencia, los sevillistas tendrán que afrontar el choque con otra baja muy importante, la de Gaby Mercado. Aunque a priori pueda parecer menos trascendente que la del cerebro rojiblanco, la ausencia del central argentino puede tener un peso capital a la hora de elegir la disposición en el campo por parte de Jorge Sampaoli.

Y es que la incorporación de Mercado ha sido una de las más productivas de Monchi en el pasado mercado invernal y le estaba permitiendo al técnico sevillista consolidar pasos en la construcción de ese Sevilla que siempre tuvo en mente. Mercado, incluso más allá de su rendimiento excelso, ha sido la pieza clave para ver evolucionar al equipo sevillano hacia una defensa de tres centrales desde la que se ha vislumbrado un crecimiento en cuanto al nivel de juego.

El Sevilla llega al enfrentamiento contra el Barça en un momento muy dulce, y no sólo en lo competitivo. Pierde muy poco y nuevamente el Sánchez Pizjuán y su empuje se han convertido en el principal fortín desde el que competir en un arranque de liga que rozó el mejor comienzo histórico del club en las primeras diez jornadas en primera división y en el cual se ha encaramado a la primera posición de su grupo de Champions. Los números salen por encima de lo esperado y también empieza a aparecer un nivel de juego que ha costado ir asentando.

Sampaoli llegó a Sevilla con unas ideas claras, ser dominante y ofensivo teniendo la pelota. Su boceto inicial mostraba un equipo dispuesto en una defensa de tres con un único mediocentro y una batería de mediapuntas para acompañar a un solo punta donde las alas estaban ocupadas por unos carrileros largos muy ofensivos. Sin embargo, pronto se vio que aquello debía esperar porque los nervionenes adolecían de control de los partidos. Así que el preparador argentino tiró de un libreto más clásico y conocido en Sevilla, formando con defensa de cuatro y buscando un acompañante en mediocampo para un Steven N´Zonzi engrandecido partido a partido y convertido en la primera bisagra fundamental en el juego sevillista. Incluso Sampaoli tiraba en ocasiones de repliegue bastante más intensivo de lo predecible a su llegada, dejando de lado su más que esperada presión alta en campo rival, y en Sevilla se hablaba de que su verbo no coincidía con la puesta en escena mostrada.

Ganaba mucho y perdía poco, pese a repetir defectos que no terminaban de solventarse. Le costaba a los andaluces tener una salida de balón fluida cuando el rival era agresivo en la presión en campo contrario y faltaba fluidez para desbordar defensas replegadas. Pero, como decíamos antes, ganaba mucho y ese es el principal combustible para llevar a los jugadores al terreno que quiere el entrenador.

El final de Octubre y el inicio de Noviembre han mostrado la mejor cara del Sevilla, esa que se presagiaba que tendría con la llegada de Sampaoli. Sevilla es una ciudad muy pasional y poco paciente, a la que los grandes logros cosechados en la última década le ha reducido aún más la paciencia. Las sentencias lapidarias son habituales en un entorno mediático sevillista que, muchas veces, no da tiempo al tiempo para que las cosas evolucionen como deben. Se vertieron muchas críticas alrededor de la labor del entrenador de Casilda que hoy parecen irse disipando y desapareciendo.

Es cierto que las cosas no salieron en lo táctico muchas veces como Sampaoli quiso, pero siempre dejó patente una gran lectura de campo para modificar las situaciones adversas de partido y mucha cintura para no cerrarse y obcecarse en unas ideas personales que su plantilla no tenía entre su ideario habitual. Era necesario trabajo en el tiempo. Y ese trabajo en el tiempo empieza a dar sus frutos.

Estamos comenzado a ver un Sevilla dominador desde la pelota, con menos dificultades para sacar el balón y que se está mostrando mucho más ágil para desbordar defensas contrarias. A ello han contribuido dos piezas individuales por encima del resto. Y esas son las que van a ser ausencias en el choque contra el Barça. Mercado le ha dado a los andaluces mucha capacidad para defender en campo más abierto, a lo que ayuda una defensa de tres centrales, por su capacidad para defender hacia adelanta, su intensidad en la marca y su agresividad en la anticipación al rival. Es un central al que cuesta desbordar en el uno contra uno pese a que se encuentre lejos de Sergio Rico. Junto a Rami se nota un gran entendimiento, dejando a Pareja más funciones de libre cuando han actuado en línea de tres.

La otra baja, la de Samir Nasri, ha terminado de cerrar la gran problemática del Sevilla con balón. El posicionamiento del francés quizá resulte novedoso para muchos que lo recordaran como un alma libre partiendo desde banda y ocupando posiciones de mediapunta. En Nervion , Samir es un todocampista. Su posición de partida teórica es la de acompañante de N´Zonzi, pero desde ahí vuela con total libertad para asociarse y juntar a todos. Esto, unido a la defensa de tres, ha llevado a Steven a no verse totalmente solo en el círculo central rodeado de rivales. El Sevilla de tres centrales y Nasri libre gana muchas alturas de pase que no tuvo durante parte del arranque liguero y se acomoda más fácil en campo rival.

Aquí están las dificultades para el planteamiento de Sampaoli frente al Barça. Acompañar a Rami de Pareja y Carriço o Kolo en una línea de tres centrales no parece lo más recomendable en cuanto a fiabilidad, visto el rendimiento de los dos últimos defensas. Y menos aún teniendo enfrente a la MSN. Y ver como suplir esa movilidad y capacidad para superar presiones rivales y compactar al equipo de Nasri se antoja igual o más de complicado.

¿Qué hará Sampaoli ante ello? Ahí la gran duda, porque ese Samir amigo de todos y la relativa solvencia que le da Mercado a la defensa de tres centrales no estarán frente a los de Luis Enrique. El técnico sevillista tendrá que buscar soluciones ante un rival muy poderoso y que además llega herido tras su derrota en Manchester.

La disyuntiva principal estriba no solo en formar con una defensa de tres centrales o una clásica de dos más dos laterales. La duda a resolver es ¿veremos un Sevilla que quiere pelear la pelota al Barça o que busca un planteamiento más emocional y reactivo desde la presión y el contragolpe?

Ambas tienen sus puntos que analizar. La primera deberá responderla Sampaoli con los sustitutos de Mercado y Nasri y queda por ver si con esta elección se consigue lo mismo que en la presencia de los titulares. La segunda posiblemente implicaría la entrada de algún jugador menos habitual de los que parecen más consolidados como normales en el once sevillista. El problema en el contragolpe del Sevilla es que es muy poco agresivo y productivo por la naturaleza de sus jugadores más ofensivos habituales. Mudo Vázquez, Vitolo o Vietto no son grandes corredores al espacio, incluso solo el canario Vitolo es corredor pero con conducciones muy largas. Y todo el contragolpe quedaría en manos de unos laterales, Mariano y Escudero, que deben vigilar a Messi y Neymar-casi nada-.

Si el Sevilla quiere ser un equipo contragolpeador contra el Barcelona, la presencia en el campo de jugadores como Kiyotake, Ben Yedder o Correa se antoja importante, porque estos dan otro fútbol más directo y de menos juego al pie-y por tanto control- a su equipo. Sin embargo, salvo Ben Yedder, no está siendo nada normal verlos jugar y plantearse su presencia contra todo un Barcelona es complicado.

La palabra clave en la previa para los sevillistas es duda. Duda ante cual será la solución adoptada por Sampaoli ante las ausencias de Mercado y Nasri. Eso sí, de lo que no habrá dudas es que el Sánchez Pizjuán será nuevamente una caldera y que el Sevilla volverá a ser ese equipo intenso, agresivo y siempre difícil para los grandes del fútbol español cuando lo visitan. No conocemos todas las armas que pondrá en liza, pero no cabe duda de que no venderá de manera sencilla su derrota con las armas que le quedan.