Nos resistimos a creerlo porque fue la primera gota de esperanza en la sección después de unos cuantos años, pero lo que venía siendo una sospecha se ha convertido en certeza: Rice ni está ni se le espera. Su rendimiento ha decrecido de un modo exagerado en los últimos meses y su futuro en el club está más que cuestionado. ¿Cómo se ha llegado a este punto tras un comienzo fulgurante?

El base americano aterrizó en Can Barça y pronto se erigió como el nuevo líder de un equipo que además sufría una epidemia de lesiones nunca antes vista. El Palau, deseoso de nuevos estímulos, por fin vio en alguien a esa figura a la que agarrarse para recuperar la ilusión perdida, pues no eran sólo artificios de un genio sino un jugador que había derrotado al poderoso gran rival madridista hacía no tanto.

Estos factores elevaron al base de Virginia a la categoría de ídolo en sólo unas semanas, creando una suerte de Rice contra todos que cautivó a los culés y que es lo que todavía le mantiene con algo de crédito entre los aficionados. El fantástico partido de ACB en el Palau ante el Real Madrid (el mejor choque de los de Bartzokas esta temporada) con pique final con Nocioni incluido fue una demostración de carisma por parte del «2», que tenía entregado al Palau. Todo eso ha desaparecido.

Y curiosamente el sueño de un nuevo Barça se fue escapando otra vez contra el Real Madrid en Euroliga. Aquello supuso un golpe de realidad demoledor. Toda esa ilusión generada hasta entonces gracias a una gran actitud, un rendimiento dignísimo y la expectativa de ir recuperando efectivos se vino abajo cuando los de Laso arrasaron el Palau. Nunca debió haber supuesto una losa tan grande aquel resultado, pero es que además conforme un jugador se recuperaba caían dos, así que Rice comprendió que él solo no iba a ser suficiente porque todo era cuesta arriba. Y se rindió.

Estos factores asociados a la depresión que es este Barça acaban desembocando en un lógico y evidente deterioro físico de Rice debido a las minutadas que le tocó sufrir desde el principio. Y no sólo cuantitativamente sino cualitativamente, pues esos 30 minutos que estaba obligado a jugar por partido eran media hora soportando todo el peso ofensivo del equipo, sin apenas ayuda. Porque Tomic y Koponen le han ayudado de manera irregular, Navarro (el otro jugador con capacidad creativa) no ha estado y los fichajes no han ofrecido apenas respiro al americano. Este bajón era previsible pero no asumible porque el equipo dependía completamente de él, y menos prolongándose durante ya varios meses. Nos agarramos al consuelo de la Copa pensando que en 3 días todavía podía acercarnos a la versión otoñal, pero tampoco apareció en Vitoria.

Por si fuera poco, Bartzokas echó gasolina al fuego y provocó un incendio en el vestuario con la comentada multa, algo que ni Rice ni otros compañeros entendieron. La medida del griego culminó en un distanciamiento más que evidente entre el líder en la pista y el líder de fuera, así que llegados a este punto le toca al club posicionarse de un lado u otro, y parece que se decantan por el griego, pues de otro modo Bartzokas ya estaría fuera del Barcelona.

Al margen de la enorme crisis deportiva o el cisma en el vestuario lo que no es admisible es la actitud del base durante estos últimos meses, de rendición y apatía absoluta. Hace tiempo que parece que la cosa no va con él y que juega porque es lo que toca y no por motivación. Ha dejado de hacer las cosas que le hacen único, jugándose triples sin sentido ninguno, superado partido sí y partido también por el base rival, coleccionando pérdidas de balón y haciendo bueno a Renfroe. Malo es tener un bajón físico que te fulmine, pero peor es bajarte del proyecto cuando vienen mal dadas, porque esos jugadores nunca son deseables en un proyecto. Tiene ejemplos de profesionalidad cerca de él, como Stratos Perperoglou o Víctor Claver, que haciendo ambos una malísima temporada muestran una pizca de orgullo por la camiseta blaugrana, lo mínimo exigible.

¿Y ahora qué? Ya varios medios dan por hecho que el Barça pondrá a Rice en el mercado y buscará un sustituto de élite, lo cual chocaría frontalmente con una posible recuperación del jugador de aquí a final de temporada. En cualquier caso, ni a Rice ni al Barça les conviene que pierda valor en el mercado. Un regreso a Rusia no sería nada descartable, y si Dogus Darussafaka pierde plaza de Euroliga tampoco sería extraño un reencuentro Blatt-Rice en Tel-Aviv. Y el Barça otra vez a buscar un líder sobre el que edificar su proyecto. De Colo es utópico y Larkin debería encontrar acomodo en la NBA, así que las opciones de Jovic, Darius Adams, Vives o Granger cobran fuerza, pero no terminan de sonar bien de cara a capitanear un nuevo proyecto ganador. Por si acaso miraría de reojo lo que ocurre en Washington con Tomas Satoransky.

Lo que comenzó siendo un auténtico flechazo entre Barça y Rice tiene todas las papeletas para acabar peor que mal, y sólo cabe esperar que esta catastrófica temporada no se lleve a nadie más por delante. Si el americano tiene intención de dar la vuelta a esta situación que empiece esta tarde en Madrid, dando un paso al frente en un partido que nadie quiere jugar.