Agnóstico como soy, jamás me imaginé titulando una crónica de forma tan bíblica; tampoco de forma tan elocuente: en el Bernabéu jugaron 21 tíos y una deidad. No asistimos a un partido de fútbol sino a una gesta inolvidable, tal vez la mayor, de un genio irrepetible. Hablar de recital sería darle un tratamiento obscenamente banal a lo que Lionel Andrés Messi Cuccittini, en penosa soledad, nos regaló el día de San Jordi de 2017.

Nos da igual lo de la Juve, nos da igual lo de Málaga, lo del Alavés en el Camp Nou y la infinidad de revolcones indignos que se ha llevado este Barça por los campos de España. Hemos sido partícipes de la Historia, así, con hache mayúscula. Hagan un ejercicio de memoria y alojen, en un lugar privilegiado de su memoria, cada detalle, por insignificante que se les antoje, de este domingo de rosas y libros; no viviremos nada igual, se lo garantizo. Messi no es un futbolista sino un personaje histórico a la altura de Julio César o Gandhi.

En el plano futbolístico, todo transcurrió según el guión previsto. Un Barça con extraordinarias dificultades para tejer jugadas con cierta continuidad ante el indefinido Madrid de Zidane, esa oda a la mediocridad con aspecto de equipo all-star de la NBA que promedia 578 centros por partido y gana a golpe de talento. Sin más. Como el Barça de Luis Enrique desde 2016 pero con más centímetros, mejores suplentes… pero sin Messi, la mayor fuerza igualatoria que ha conocido este puñetero deporte.

Solo así se explica el triunfo del Barcelona, a partir de un Leo que burreó como le dio la gana a todos los impetuosos muchachos de blanco que osaron intentar pararle. No contaban con que Dios es evanescente pese a su apariencia humana; tampoco con que eso de que descansa el domingo es una mentirijilla bíblica.

Y ya está. Les remito a otros cronistas para que les expliquen lo que sucedió en el Bernabéu desde un punto científico, si es que fútbol y ciencia tienen algo que ver; servidor se considera incapaz. Quizá sea momento de reconsiderar el ateísmo. Yo solo vine a decirles que Messi es Dios.

NOTAS

Ter Stegen (10): De los terrenales, el mejor. Lo paró todo. Seguramente estemos ante su mejor actuación como culé.

Sergi Roberto (10): El Coliseo de Roma, el Machu Picchu, la Carrera de Sergi Roberto.

Piqué (10): Imperial. Su partido mereció el gol que le negó Keylor Navas.

Umtiti (10): Siempre juega bien.

Alba (10): Asistió a Leo para el gol de todos los tiempos y se fajó como un jabato en defensa.

Busquets (10): Es fabuloso.

Rakitic (10): Clavó un señor golazo y participó en el primer tanto de Messi. Partido grande del croata.

Iniesta (6): Cómo duele ver perecer a Don Andrés.

Alcácer (7): Aporta, que no es poco.

Suárez (6): Anda peleado con el gol. Su no-pase en el 1-1, puro caviar.

Messi (Messi): Pues eso.

Gómes (6): Jugó un ratito de extremo y… sin más.