Ernesto Valverde: Un buen entrenador; una mala señal

Después de una temporada tan nefasta a nivel de juego y resultados como fue la 2016-2017 todo indicaba que Luis Enrique dejaría de ser el entrenador, y que el club debería tomar decisiones para dar un vuelco a la situación (resultados pobrísimos, juego por debajo del potencial y un rival que “gana”). Ernesto Valverde terminó siendo el elegido para esta etapa.

Valverde era una apuesta coherente, lógica y hasta acertada. El Txingurri hizo jugar muy bien a su Espanyol (tuvo incluso el beneplácito del añorado Johan Cruyff), ha obtenido resultados allá donde ha ido (excepto Villarreal) y su etapa en San Mamés parecía desgastada. Pero Ernesto es también un técnico de escaso caché internacional y es una decisión de perfil bajo, de no querer a un mister con excesivo caché internacional que pudiera conllevar otras exigencias. Buscaban a alguien que, digámoslo claro, no molestara a la cúpula, que no les dejara en evidencia.

Y ésta es la mala señal. El Fútbol Club Barcelona encara la 2017-2018 con la necesidad de dar un vuelco a todos los niveles: el social, el económico, el deportivo y el institucional. A nivel social para recuperar la ilusión y entusiasmo de su gente; en el económico, crecer y adaptarse a un mercado hiperinflacionado; en el deportivo, volver a jugar y a ganar; y en el institucional, recuperar el prestigio y respeto perdidos. Todo ello, con perfiles bajos, no sirve.

Por fútbol Valverde sí puede aportar, ayudar e incluso mejorar el rendimiento colectivo del equipo. Capacidad tiene para ello, y plantilla también (a pesar de la marcha del segundo mejor jugador del mundo a un octavo finalista de la pasada CL y subcampeón de la Ligue 1), pero no es un personaje que tenga el suficiente prestigio, peso y caché para obligar al club a ser ambicioso y agresivo. Durante este mercado veraniego (a fecha de hoy) sólo han llegado dos jugadores de perfil bajo, se han ido Neymar, Tello y Mathieu y quedan algunos jugadores de dudosa profesionalidad y nivel en la plantilla. Bagaje inadmisible si el objetivo era dar un vuelco a todos los niveles. ¿Un entrenador de mayor enjundia y peso habría permitido semejante escenario?

Tiempo queda para hacer análisis más exactos, detallados y precisos sobre el devenir del club a lo largo de esta temporada. Valverde merece paciencia y tiempo para poder adaptarse al equipo y sacar lo mejor de él. Pero mal hará si no obliga a todos los estamentos a ser ambiciosos y agresivos en un contexto en el que “no molestar” es algo que el Fútbol Club Barcelona no se puede permitir. No se puede ir con el perfil bajo. Y no debe ser agradecido por ser el entrenador, debe ejercerlo con todas las consecuencias. Debe molestar.