Ousmane Dembélé, un torbellino para Valverde

El fichaje de Dembélé por el Barcelona se convirtió en una especie de necesidad después de la marcha de Neymar. El club catalán demandaba energía, pedía optimismo y necesitaba ilusión. Ousmane aporta la energía de un chico de 20 años dispuesto a todo, el ánimo del que se cree y se sabe bueno y la ilusión de un futbolista, no un extremo, que puso antes su sueño de venir a Catalunya a jugar a respetar su contrato con el Borussia Dortmund. Esa mezcla de matices le convertían en “el fichaje”.

Pero, ¿qué es realmente Ousmane Dembélé? El francés es un jugador que apenas va a jugar su segunda temporada en la élite y el tercer año a nivel profesional. Es decir, es una pieza por pulir, por edad y por nivel absoluto. Olvidarse de este matiz, de este contexto, haría daño al futuro y progresión de Ousmane en el Barça. Necesitará paciencia y alguien que sepa gestionarlo sin que el equipo pierda competitividad. Valverde tendrá en él a uno de los mejores talentos jóvenes que existen a nivel mundial a fecha de hoy.

Ousmane Dembélé

¿Qué posición ocupa Dembélé sobre un terreno de juego?

De su trayectoria en la Bundesliga, sobre un tapiz verde, la posición en la que más y mejor ha cuajado el francés ha sido en la banda derecha junto a un 9 puro como Aubameyang y en simetría con Marco Reus (él desde la izquierda). Es decir, su posición sería, para definirlo de alguna forma simple, la de extremo derecho, pero su capacidad de golpeo con las dos piernas y su talento le permitirían jugar con un impacto similar en cualquiera de los costados, es un ambidiestro consumado.

A pesar de todo, su fútbol no es el clásico de un extremo. Ousmane es uno de los mejores y mayores regateadores que hay ahora mismo en este circo llamado fútbol. Pocos chicos regatean más y mejor que Dembélé, virtudes que casan con el juego de un delantero de banda, pero su fútbol demanda balón para gestionar y generar. Regatea mucho y rápido, pero su objetivo no es para centrar o disparar, sino para ocasionar situaciones de peligro y asistir a sus compañeros desde la banda como desde la frontal del área como desde el centro del campo. Su regate no entiende de posición, él entiende el regate como un paso previo a la jugada final, a la asistencia definitiva.

Por ejemplo, uno de los partidos que más podrían definir el juego del francés en Alemania fue el encuentro disputado en el Bernabéu entre el Real Madrid y el Borussia Dortmund. Entonces, con un primer puesto en su grupo en juego, el BVB visitaba la cancha del campeón de Europa con el objetivo de empatar y lo hizo ante un rival muy superior en cuanto a talento y nivel absoluto. Y Dembélé, con su equipo sitiado en su área ante el juego virtuoso y original de centros y remates de los blancos, se posicionó en la frontal de su área, en la base de la jugada, para recibir y a partir de ahí arrancar en conducciones para trasladar la bola a la frontal blanca.

Ninguna acción de extremo, todas las acciones eran conducciones desde la base, como si un centrocampista box to box se tratara. Él siente que debe gestionar, y por ello demanda balón para poder llevar la manija y montar las situaciones de ataque.

¿Cómo encajaría Dembélé en el Barça de Valverde?

A falta de que se cierre el mercado de fichajes y de confirmar la llegada o no de un nuevo centrocampista la posición en la que “cojearía” más el Barça y que pudiera cubrir Ousmane sería la del extremo izquierda. O en el derecho si el Txingurri modificara el sistema de juego.

Pero el rol, lo realmente interesante, puede no cuajar al 100% de lo que es Ousmane y puede ser. Si Valverde, como en varias ocasiones ha reiterado, considera que necesita por encima de todo profundidad el francés no encajaría completamente en lo demandado. No si se quisiera respetar todo el fútbol que siente en sí el bueno de Dembélé, que es algo más que un mero extremo regateador para llegar a línea de fondo y centrar o para abrirse de cara al disparo.

Poder podría cumplir en gran parte con ese comedido. Sus virtudes casan en buena parte con aquello potencialmente pedido por el técnico azulgrana, pero también podría sacar a relucir algunos de los defectos que atesora el bueno de Ousmane, como es su falta de gol (subsanable) y cierta imprecisión producto a la velocidad con la que juega (genera muchas situaciones y la precisión se resiente por mero volumen).

¿Puede ser decisivo de inmediato Dembélé en el Barça de Valverde?

Sus registros en la Bundesliga y su impacto en el campeón de la DFB Pokal 2017 indican que sí. Ha sido uno de los mejores asistentes de Europa (cerca de la mitad de los goles de Aubameyang vinieron precedidos de un pase del francés) y su capacidad e inventiva en la transferencia del balón es amplia. Desde cualquier posición y rol puede ver un espacio para el pase.

De cara a la definición, al gol, sus registros fueron mediocres. El volumen de situaciones de peligro que generaba era muy elevado para los tantos cosechadas por sí mismo directamente. Su imprecisión de cara a la portería contraria son incoherentes al talento mostrado para las acciones previas al gol. Si Valverde le pide que cumpla con un ratio cercano a los 20 goles puede que Ousmane sea una decepción. A pesar de todo, sus tantos en las semifinales de la Copa alemana y la propia final indican que puede ser también un potencial buen goleador. Hoy, aún no lo es.

En resumen, el Barcelona se hace con una estrella de enorme potencial y futuro esplendoroso si progresa adecuadamente y cuyo presente es certero pero con lagunas e imprecisiones. Subsanables, el talento y la actitud están, pero sus carencias en cuanto a precisión y el gol, junto a la presión de ser “el nuevo Neymar” y al precio de su trapsaso podrían pesar decisivamente también.