Hace casi 15 años, el 29 de octubre de 2002, en la ciudad de Brujas saltaba al terreno de juego con el 34 a la espalda Andrés Iniesta Luján para hacer su debut en partido oficial con el primer equipo del Fútbol Club Barcelona. No era el debut de un canterano más, sino el de un chaval al que los focos apuntaban como futura estrella desde el torneo alevín en que despuntó con el Albacete Balompié y que unos meses después llegaba entre lágrimas, por separarse de su familia, a “La Masía”. Apenas tres años después los focos volvían a apuntar a Andrés, en la Nike Cup de 1999 fue elegido mejor jugador, trofeo que le entregaba Pep Guardiola, entonces capitán del Barça, que le dijo: “Dentro de unos años me sentaré en la tribuna del Camp Nou a verte jugar”.

Hoy, 15 años después de llegar a Barcelona, Iniesta es el capitán del Barça y afronta un momento clave en su carrera, termina contrato al final de la presente temporada y por las declaraciones que ha realizado en las últimas semanas parece no tener muy clara su continuidad. En una reciente entrevista al diario El País declaraba: “…no he renovado todavía… He experimentado muchas sensaciones que desconocía, pero que creo que son normales. Es un escenario que hace tres años seguramente nunca me podía haber imaginado… Digamos que me planteo el futuro cuando antes no lo hacía”.

El asunto ha ido calentándose en los últimos días, al anunciar Bartomeu que la renovación estaba próxima y al desmentirlo el propio Andrés apenas unas horas después. Dejando para otro día la facilidad de Bartomeu para quedar en evidencia y las ganas que tiene el vestuario de soltarle collejas en público, analicemos la situación del 8 del Barça.

Cuando el responsable del Barça al que corresponda (con semejante organigrama no me atrevo a aventurar quien es) abra el “Expediente Iniesta” lo primero que encontrará serán los números, los fríos números. La temporada pasada Andrés participo en 23 partidos de Liga, apenas en 10 de ellos como titular, en 5 de Copa y en 8 de Champions. Los números de la temporada 15/16 son similares, con más titularidades, y llama la atención que la pasada temporada sólo marcara un gol (en la liguilla de la Champions al Celtic) y que en las últimas 3 Ligas solo haya marcado una vez (en la 15/16). Nunca fue un jugador especialmente goleador Andrés (aunque no se le puede negar un especial tino para elegir los goles que marca), pero los números de las últimas temporadas resultan llamativos.

Al afrontar la renovación, por parte del Barça hay una cuestión obvia y los números en este sentido no mienten: Andrés ha perdido frescura, los años no pasan en balde y las lesiones merman la carrera de uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos. Evidentemente hay unos números que refuerzan la posición de Iniesta, las 8 Ligas, 4 Champions y 5 Copas del Rey entre otros muchos títulos que ha logrado Andrés con el Barça y en los que el manchego ha sido pieza fundamental.

Pero los números no son todo en el fútbol, sino que estos se producen en un determinado contexto. La carrera de Iniesta ha venido marcada por múltiples lesiones que han interrumpido con más frecuencia de la deseada sus apariciones. Una de ellas, estuvo a punto de privarle del Mundial de 2010, y por tanto de ese momento en que el tiempo se congeló mientras el balón caía lentamente hacia su bota derecha antes de batir a Stekelenburg en Johanesburgo. Pero pocas lesiones fueron tan decisivas como la acontecida hace casi un año cuando el Barça visitó Mestalla. Aquella tarde Iniesta sufría una entrada de Enzo Pérez que le mantuvo apartado de los terrenos de juego durante dos meses. Alguno podrá discutir que ya aquel Iniesta no era el de antaño, efectivamente, pero el Iniesta que surgió en el mejor Barça de Luis Enrique dejó para el recuerdo una épica final de la Copa del Rey ante el Sevilla en la que se echó el equipo a la espalda y un arranque de Eurocopa’16 sensacional, con una exhibición ante Turquía. De eso no hace tanto tiempo. La lesión del año pasado le interrumpió un buen momento de forma que le está costando volver a alcanzar.

Pero no solo las lesiones han hecho que Iniesta brille menos, también el contexto futbolístico en que se ha desenvuelto el Barça en los tiempos de la “MSN” ha hecho que la figura de Andrés quedara desdibujada. No es casualidad que se le discuta a él y a Sergio Busquets en el Barça y que luego les veamos jugar en la Selección Española a un gran nivel. Es obvio su rendimiento inferior a hace cinco años, el tiempo pasa para todos, pero a Iniesta le ha envejecido más la pérdida de identidad del Barça que el calendario.

En un contexto como el que le ofrece la Selección, rodeado de muchos centrocampistas con movilidad, que se asocian y que hablan un mismo idioma futbolístico, Iniesta rejuvenece. ¿Le puede ofrecer ese contexto el Barça? Parece difícil con la configuración actual de la plantilla, opinión compartida ayer mismo por Busquets en unas declaraciones que recogía Mundo Deportivo: “lo importante es la idea colectiva y desde la idea colectiva se puede sacar el mejor rendimiento individual. Lo estamos consiguiendo en la selección y en el Barça si que es verdad que jugamos un poco diferente, cada equipo tiene su estilo”. El mensaje es rotundo, si bien una buena manera de recuperar esa idea es la llegada de Valverde al banquillo del Camp Nou.

La directiva del Barça no ha previsto el relevo de Iniesta, como no ha previsto otras muchas cosas, y por tanto se encuentra en una posición de debilidad en la negociación de su renovación. La falta de previsión de la directiva a la hora de afrontar el relevo de la mejor generación de futbolistas que jamás vio el Camp Nou es lo que ha llevado a que al finalizar el periodo veraniego de fichajes más de uno haya dicho aquello de “nos tendremos que encomendar a Iniesta”, que a sus 33 años sigue siendo básico para el Barça siempre que este quiera recuperar el juego que le ha caracterizado desde la llegada de Cruyff.

Por todo lo dicho en mi opinión Iniesta no sobra, lo que falta es talento a su alrededor, falta prever su relevo, falta lograr que un jugador de 33 años no sea imprescindible. Al margen quedan otras apreciaciones, como si la renovación debe valorar (económicamente) lo aportado hasta ahora o lo que se prevé que pueda aportar en un futuro. Lógicamente la segunda opción parece la más lógica, pero intuyo que lo que hace dudar a Andrés no es tanto el dinero como el fútbol, no es tanto la ficha anual como el modelo que el club propone.

Ya dijo Cruyff en su día que «Xavi, Iniesta o Guardiola no podrían haber jugado en otro equipo». Hagamos lo posible porque el Barça no se convierta en ese otro equipo, en un equipo más, aprovechemos las últimas gotas de Iniesta como se merece, no nos arrepentiremos.