Muchos dicen que Cristiano Ronaldo es una mentira. Que ya no es que no se acerque al nivel de Messi, sino que ni siquiera entraría en un top 20 histórico. Y, a pesar de que sus números contradigan una y otra vez dicho reclamo por parte de una serie de aficionados indignados por no poder disfrutar del luso en las filas de su equipo, empieza a destaparse el verdadero motivo del descrédito hacia la figura del Real Madrid. La gran verdad bajo una cortina de humo bien diseñada. Porque si uno pone el ojo en el eterno rival verá que, en realidad, la gran mentira es Messi.

Carente toda su carrera de orden táctico alguno y dotado de una técnica acrecentada por el contexto que le ofrecían otros, el argentino ha vivido alimentado por los que le rodeaban. Cual virus que se aprovecha de su entorno hasta dejarlo obsoleto, Leo Messi ha ido acabando con cada uno de los que le han rodeado. Dos años tardó en hacer que Ronaldinho se volviera intrascendente en el terreno de juego, y sin él estuvo dos temporadas sin oler título alguno. Cuatro años haciendo que Iniesta y Xavi, los grandes artífices del Barça de Guardiola, quedaran en el más puro ostracismo mediático mientras a la vista saltaba que sin el contexto que ellos le proporcionaban, Messi apenas aportaba. En el ocaso de Xavi, con un Iniesta a medio gas, Martino fue su víctima, a quien además seguiría atormentando en la selección con dos finales en las que Leo no olió puerta y carente de un contexto favorable, cayó. Tuvieron que ser Luis Suárez y Neymar quienes esta vez harían de Xavi e Iniesta para lograr devolver la inmerecida fama mediática al argentino. Y cuando ambos bajaron el ritmo, la nada absoluta volvió a rodearle. No, la gran mentira es Leo, no Xavi. Ni Cristiano.

Parafraseando al agente Smith de Matrix, Leo, te dejo unas líneas dirigiéndome a ti:

«Quisiera compartir una revelación que he tenido desde que te veo jugar. Esta me sobrevino, cuando intenté clasificarte como jugador. Verás, me di cuenta de que, en realidad, no eres un histórico. Todos los históricos de este planeta desarrollan instintivamente un lógico equilibrio con el resto de jugadores que le rodean. Pero tú no lo haces. Esperas que alguien se traslade a tu zona para darte un contexto favorable y te aprovechas hasta acabar con todo lo que podía darte. Así que el único modo de sobrevivir es haciendo que vengan otros. Existe otro tipo jugador en este planeta que sigue el mismo patrón ¿Sabe cuál es?

Un sobrevalorado.»  

¡Feliz día de los inocentes!