Ousmane Dembélé: 140 millones en lesiones, 140 dosis de paciencia

“Dembélé es un bluff”, “Dembélé es de cristal”, “menudo paquete nos ha colado el Dortmund” u otras apreciaciones similares he ido leyendo durante estos días después de la nueva, y afortunadamente no tan grave, lesión de Ousmane Dembélé que sufrió en Anoeta.

Tras toda la inversión efectuada el rendimiento ofrecido por el francés es claramente decepcionante. No ha visto portería, apenas ha asistido en el puñado de minutos jugados y sus lesiones han prevalecido bastante por encima del juego mostrado por la joven promesa llegada de Alemania.

Pedir paciencia por un chico de 20 años recién aterrizado suena a estúpido, como si fuera un ataque al orgullo que el sustituto de Neymar no haya cubierto las expectativas. Lo exigible tras invertir más de 140 millones sería marcar 35 goles, dejar 25 asistencias y regatear 10 veces por encuentro como mínimo para satisfacer a las masas. El fútbol es así.

Lo natural en un caso así es que el Barcelona intente remediar el error y, este verano, traspasar a Ousmane al mejor postor posible y destinar los emolumentos en un delantero de primer nivel que le permita suplir la baja de Neymar, ya que el francés está claro que no tiene lo que hay que tener para suplirle.

La llegada de Coutinho por unos cuantos dineros más, un puñado solamente, ya deja a Valverde y a Pep Segura ir preparando el escenario para que el brasileño tape el agujero de la lesión de Dembélé e ir montando una especie de rombo para ganar, dominar, marcar e imponer semana tras semana y así dejar en evidencia que Ousmane no valía ni vale lo que en su momento se pagó por él.

Messi está acabado

Tras la primera derrota en Cornellà y el penalti, el enésimo, fallado por Messi estamos, sin ningún atisbo de duda, ante la decadencia absoluta del argentino en la élite, lo que a su edad recomienda encarecidamente un traspaso, tal y cómo informó acertadamente en este artículo Pol Balletbò.

El fútbol es muy estúpido, y el circo que le rodea es tóxico sino violento en algunas ocasiones, y alejarse de lo que algunas mentes han aprovechado para dejar clara su postura en este caso puede resultar un ejercicio incluso sano.

Ousmane fue caro, Ousmane se ha lesionado y, obviamente, aún no ha podido mostrar buena parte de su potencial por el que el Barcelona consideró oportuno invertir ese dinero en él, pero no por ello es justo culparle a él del infortunio y no darle una mísera oportunidad después de haber tenido paciencia con otros tantos futbolistas cuyo primer año no fue, precisamente, extraordinario. Dios, llévame pronto.