Aprovechando el parón de selecciones en el que está inmerso el balonmano europeo, he querido escribir sin salir del Palau Blaugrana aunque de una manera mucho más negativa de lo que suelo, ya que el equipo de baloncesto este año es como ese ligue con quien te amas apasionadamente un día y crees que igual hasta te acabarás casando, pero al día siguiente ni te saluda. Y te preguntas por qué. Y te desorienta. Y te comes la cabeza. Y sufres.

Pues así es el Barça Lassa de este año. La afición ya ha perdido la paciencia, pero lo que los asiduos al Palau habíamos perdido ya hace semanas es la orientación con este equipo; nadie sabía qué esperar de la escuadra culé. Un día podía ser un perfecto Dr. Jekyll que abría a los rivales con un bisturí en canal a voluntad y al día siguiente un Hyde autodestructivo que se inmolaba sin casi luchar. Lo peor de ello es que el equipo no parece aprender y ellos parecen estar tan desorientados como los sufridos fans.

Hay que ir por partes; hay equipo. Y bastante potente, si no CSKA, Maccabi, PAO y Olympiakos no se hubieran llevado un señor baño de Barcelona. Pero hay defectazos, y la mayoría tienen que ver con la dirección, en la pista y en el banquillo. Los bases no llegan para dirigir a un equipo de empaque; Heurtel es muy bueno, tremendo, uno de los mejores bases ofensivos del continente fácilmente, y le echa narices en los momentos calientes. Pero no defiende, y es muy descerebrado e irregular en ocasiones. Es un segundo base de lujo para cualquier equipo, pero le falta solidez y consistencia para ser el titular. El primer base debería ser un jugador del perfil de Pressey pero con más tiro, es el prototipo ideal. Pero el base americano no da el nivel, ni se le acerca.

Con todo, el mayor problema es la dirección des del banquillo. Sito no da con la tecla, ni con el teclado, ni con el piano. Ni siquiera sabe dónde o cuándo es el concierto. Es el que va más perdido y eso es hasta triste. Ha probado a los dos bases en el quinteto titular, y ya no sabe qué hacer ni en ataque ni en defensa. En los últimos partidos, el Barça salía con Pau Ribas de ‘1’ y Navarro de ‘2’, cuando el primero no es ni base, ni escolta, ni jugador para un equipo grande, y el segundo es una leyenda pero que ahora está para agitar toallas en el banquillo y poco más, que es lo que hacía al inicio de temporada.

Sito Alonso además parece tener cierta aleatoriedad con los jugadores que descarta, hasta el punto que casi parecen rabietas, el último que se ha venido quedando fuera de manera reincidente ha sido Sanders, jugador con tendencia al individualismo pero que justo antes de ser el descarte era titular y de los que más y mejor anotaba. No es ese el único problema en la gestión de la plantilla del técnico culé; los palos que ha soltado en público a jugadores como Koponen, que no está a su nivel, cierto es, y al propio Sanders son de mal gestor de equipos y, lo que es peor, de ser cobarde, de echar a los jugadores que darán la cara por él en la pista a los pies de los caballos en momentos de crisis, quizá para salvar su cabellera unos días más. ¿Alguien se imagina a muchos de los mejores técnicos de cualquier deporte hacer eso con sus pupilos?

Las mayores cabezas pensantes en un equipo de baloncesto que está en pista suelen ser su técnico y sus bases, si eso falla el edificio tiembla, y eso es lo que sucede en este Barça Lassa. Hay otros problemas, cierto es, como la ocasional desgana de Tomic o la falta de relevos en la línea exterior, que se convierte en dramática con Ribas y Navarro de titulares, Koponen lejos de su nivel y Sanders viendo el partido por televisión. En esas ocasiones tan solo Hanga parece estar siempre presente, un excelente jugador de equipo que no acaba de estar a su nivel y no es una superestrella ofensiva que decida partidos. Y hay más, de hecho, las lesiones de Seraphin y Moerman simplemente han empeorado una situación que ambos franceses han parcheado más de una vez en lo que va de temporada.

Las soluciones pasan por traer un buen base e intentar un cambio de entrenador antes de que el equipo esté fuera de la Euroliga matemáticamente, puesto que hay que luchar hasta el final. El nombre de Mike James era muy interesante, pero sus derechos ACB pertenecen al Baskonia, ¿quién si no?, siempre el Baskonia. Si no es él, hay que traer a otro; Nacho Rodríguez demostró ser un nombre de acción en verano, pero está dejando escapar partidos preciosos para hacer cambios y tal vez se echarán de menos más adelante.