Existen una serie de personas que por su carácter, por su manera de enfocar la vida, por su forma de ser, suelen pasar más desapercibidos que otros desde que son pequeños. Da igual que de repente hagan la broma más sonada y ocurrente de todas, siempre nos fijaremos en aquellos a los que estamos predeterminados a observar. Con los jugadores nos puede pasar lo mismo.

Podemos si queréis bucear en las estadísticas, pero estas no harán sino confirmarnos las sensaciones que a día de hoy nos acompañan.

¿Por qué el papel de Alcácer nos ha parecido irrelevante en esta temporada? ¿Por sus cerca de mil minutos? ¿O porque para el entrenador solo contaba en momentos muy determinados e irrelevantes de la temporada?

¿Qué nos ha hecho cansarnos de André Gómes, pese a aquella identificación pública después de cierto artículo especializado donde nos enseñaba en carnes vivas lo que es la presión de jugar en este equipo?

¿Qué ha hecho de Digne uno de los peores sustitutos de algún miembro del once titular y que hace que nos planteemos si cara al año que viene debemos fichar o subir otro lateral zurdo?

¿Es este el Semedo que esperábamos, el que iba a permitirnos subir a Sergi Roberto a la media, o se nos ha deshecho cual azucarillo en el agua?

¿Sigue siendo Paulinho ese extraño elemento necesario para agitar ciertos partidos, o su manejo del balón y de los tiempos, tan lejano al fútbol canónico del Barça, nos chirría en cada pelota que toca?

¿Qué hacemos con Denis? ¿Es ese jugador número doce que desde el banco recupera el fútbol de toque que tanto parecemos demandar? ¿O es ese jugador defenestrado que a veces no se encuentra ni convocado para partidos donde deberíamos de jugarnos la temporada (Roma)?

 Y estas preguntas puede derivar en jugadores que en un principio podrían parecer más intocables, pero que estos días han saltado a la palestra como posibles monedas de cambio este verano; ¿Es necesario Griezmann para cuidar a Luis Suárez mejor el año que viene? ¿Realmente nos planteamos la cesión de Ousmane Dembélé o es una broma de mal gusto?

Todas estas preguntas y alguna más que sondea nuestra cabeza será contestada en las próximas semanas. Mientras tanto disfrutemos de un doblete que no por saber a poco, debe ser minusvalorado dado lo complicadísimo de conseguir. Podemos hablar más o menos del juego del equipo. Podemos hablar de aquella noche aciaga en Roma. Pero perspectiva, señores, acordémonos todos de aquella tarde en la que Neymar Jr. decidió cambiar de aires… ni el más optimista del lugar contaba el cuento como al final se ha producido.