Carles Aleñá apenas ha podido disputar un puñado de minutos con el primer equipo en la presente temporada. Después de su lesión durante el verano y sin poder hacer pretemporada, lo que le dejó fuera de la disputa por un puesto fijo en el equipo en los primeros compases de la campaña, el club decidió que lo mejor para él era volver al filial, donde no se proyectaba que estuviera hasta que se rompió, para coger ritmo de competición y una vez estuviera listo volver con los mayores a cumplir con lo pactado, que Carles Aleñá fuera jugador del primer equipo a todos los efectos.

En la desastrosa derrota vs Betis en el tramo de peor juego de los de Valverde Carles entró como revulsivo en la segunda parte. El rendimiento fue positivo, el equipo creció y jugó mejor con él sobre el césped y se demostró que, efectivamente, era un recurso muy útil de presente y de futuro para el equipo. Carles Aleñá demostró que merece un puesto y un rol interesante en el proyecto actual que dirige Ernesto Valverde.

Después de ese encuentro su rol ha sido el de suplente útil y de titular en partidos intrascendentes como en la Copa de Su Majestad el preparado o ante el Tottenham en casa con todo el pescado vendido para los locales y con los británicos jugándose media temporada.

Después del clásico parón invernal, con la vuelta a la competición el día de Reyes en Getafe y el tradicional mes copero ante rivales de primera división el calendario invita a que Valverde haga algo a lo que no está demasiado acostumbrado, rotar y dar descanso a los más veteranos para dar oportunidades a jugadores como Aleñá, que ya ha demostrado estar capacitado para disputar minutos competitivos en el primer equipo.

Si el entrenador apuesta por Carles durante este mes antes de los octavos de final de la Champions el Barcelona podría ganar a un interior criado en La Masía con ritmo de juego y buen rendimiento en quien confiar para dar descanso a jugadores como Rakitic, Arthur o Vidal.

Al final, será el fútbol y la gestión de Valverde quienes dicten sentencia sobre el canterano. La oportunidad está ahí, a la vuelta de la esquina.