Entramos en la gran semana del fútbol sala español. A partir del jueves se llevará a cabo la XXX Copa de España en Valencia. El gran fin de semana competitivo del fútbol sala en el que se para todo y los ocho mejores equipos de la primera vuelta de la LNFS se enfrentan a partido único. El Barça Lassa debutará el viernes a las 21:15h ante el vigente campeón, Jaén Paraíso Interior con las bajas muy importantes de Esquerdinha y Rivillos porque son dos jugadores con mucho gol, zurdos pero también porque son claves en el sistema táctico y estratégico del conjunto azulgrana. Andreu Plaza cuenta con 13 jugadores para afrontar, siendo optimistas, tres partidos en tres días seguidos. El entrenador catalán tendrá que exprimir las rotaciones al máximo durante los partidos para conseguir el objetivo de conquistar la Copa de España, aspecto que siempre ha sido el talón de Aquiles por parte de Plaza.

No podía ser de otra manera, el Barça Lassa afronta dicha copa con muchas dudas. Las que han generado la última derrota del pasado fin de semana en el Palau ante Jimbee Cartagena que hace que ElPozo Murcia se haya quedado a un solo punto de diferencia en el liderato. Esas dudas vuelven a generarse porque el equipo azulgrana vuelve a demostrar falta de fiabilidad y, sobretodo, muchos problemas para defender el portero-jugador. El conjunto cartagenero llevó a cabo esta táctica durante todo el partido y un equipo que, a priori, es muy inferior al Barça consiguió equiparar las fuerzas, poner contra las cuerdas al equipo de Andreu Plaza y acabar ganándoles en el último suspiro.

Durante la temporada ya han sido varios equipos que han puesto en muchos problemas al Barça con el juego de cinco. El entrenador azulgrana no ha conseguido dar la tecla para dar a su equipo competitividad en ese aspecto. Por dos razones: táctica y emocionalmente. Cuando el equipo catalán está en superioridad y se enfrenta a equipos trabajados en el juego de cinco, le cuesta horrores realizar con rapidez la rotación en la pista y tapar los pases y movimientos del contrario. Y emocionalmente, Andreu no es capaz de transmitir la intensidad a sus jugadores en la pista y la serenidad de saber controlar los resultados ajustados.

Y estas dudas llegan en el peor momento de la temporada por dos títulos que se va a jugar el Barça. El primero como ya hemos comentado es la Copa de España. El Jaén Paraíso Interior es el equipo que, posiblemente, más cómodo esté en el ambiente e idiosincracia de la competición copera. Es un equipo que cuando llega a esta cita se unen mucho más y todos reman en la misma dirección con poquísimas fisuras. Eso por no comentar su ejemplar afición que siempre les acompañan en estas citas. El equipo jienense competirá hasta el último segundo y exigirá que los jugadores del Barça tengan serenidad y valentía, algo que por lo que vimos en el último minuto puede faltar y Andreu le va a costar transmitir. Tiene tres días para levantar ese ánimo al vestuario.

El segundo título en el que será vital controlar el juego de cinco será en la Final Four de la UEFA Champions League. Se disputa el fin de semana del 26 al 28 de abril y el Barça ha quedado emparejado con el equipo que mejor practica esta táctica, FC Kairat Almaty, que además jugará con el apoyo de su afición. El equipo kazajo juega con portero-jugador durante todo el partido, no espera a ir por detrás en el marcador sino que basa su juego en esa táctica. Lo lleva a cabo porque en sus filas tiene a un porterazo como Higuita que, además de parar mucho, tiene un gran juego con los pies y sentido táctico que le permite a su entrenador innovar en el fútbol sala y competir al máximo nivel tomando muchos riesgos. Almaty jugará como lo hizo Jimbee Cartagena este fin de semana pero con un equipo todavía más competitivo y con más calidad.

El Barça tiene tres días para afrontar la Copa de España cambiando la mentalidad y dos meses para llevarlo a la excelencia competitiva para conseguir la máxima competición europea. Debe demostrar que sabe erradicar la ansiedad, tener serenidad y demostrar que controla su debilidad. En fútbol sala, cinco no pueden ser nunca multitud.