Como el que lleva prisa por la carretera, constantemente está intentado adelantar por izquierda, pese a que muchas veces ese carril es más saturado. Y aunque lo sea, es la ley, “solo” puedes adelantar por la izquierda, casi que no tienes elección.

En fútbol, nada es estricto, todo sensible de cambiar y variar, y cuando se trata de remontar un resultado adverso, más aún. Aún así, teniendo posibilidades, el Juvenil A decidió remontar, y hacerlo principalmente por su carril zurdo, el más potente.

 

Los octavos en cuartos de final

 

Al Juvenil A le tocó el mismo rival que a su hermano mayor en la competición europea equivalente. Sin embargo, dicho rival no sería de octavos, sino de cuartos de final, la antesala de la final four. Pero, ¿Cómo se presentó el vigente campeón y aspirante al título?

 

A diferencia del partido anterior, los cambios en la alineación fueron obligados. La lesión de Ilaix dio entrada al “veterano” Collado, fichaje de relumbrón. En la faceta defensiva, la más crítica, máxime sin bajar a Cuenca, el que ocupó (se comió el marrón) el puesto de central diestro fue Álvaro Sánz

 

El inicio de la carrera

 

El partido empezó con una mentalidad muy raruna, sobre todo por parte de los veteranos del B. Mingueza, Monchu y Collado no se esperaban esta intensidad por parte de unos juveniles, acostumbrados a un mayor nivel de exigencia, esto fue algo muy difícil para ellos. ¿Lo mejor? Es que pronto entraron al partido… Bueno, tras unos 20 minutos en los que el equipo pudo llevar dos en contra.

Los primeros 20-25 minutos del equipo francés fueron abrumadores, adultos contra niños. La calidad física fue el factor diferencial, la gota que colmó el vaso. Sin embargo, no todo fue en base a físico. Los franceses tenían un plan muy claro, el cual fue ejecutado a través de su 4-4-2. Bloque medio, con facilidad para defender el juego de bandas culés y con una premisa clara, el balón como un rayo hacia arriba. En estas centelleantes transiciones, fueron claves 3 figuras.

Por un lado, el central Solet se comió el carril central-lateral a través de su intensidad achicando balones divididos. A su vez, el central galo no tuvo problema alguno para pasar y, especialmente conducir, acción que tuvo muchos problemas el conjunto culé para defender durante todo el partido.

La otra figura fue la de Theo Ndicka. El extremo zurdo jugaba a pie natural. Desde su intensidad en la presión y su facilidad regateadora para el fuera-fuera, su entrenador le tendría deparada una bonita misión, aniquilar la espalda rival. Así, llego el primer gol galo. Sin embargo, y pese a que la figura de Solet fue imponente, me quedo con Caqueret. El joven repeinado que jugaba en la base del doble pivote fue el chispazo ante un corazón agitado. Lo mismo fluía desde abajo que lanzando desde arriba. Pausado acelerando, agarraba el balón, lo escondía y le daba la vuelta al giro del balón. Fue la acción más jodida de defender y que más rédito sacó.

 

Adaptarse a la carretera, pisar el acelerador

 

Pero transcurridos estos 20 minutos, hubo una conducción de Collado desde la banda zurda que a punto estuvo de culminar Ansu. Esta acción, que precedió al que pudo ser el 0-2, fue la idea que brilló posteriormente. Mientras el físico francés se fue agotando, el Juvenil A encontró la forma de rajar por dentro. El 2×2 era fácilmente defendible, pero si se apoyaban por dentro, fuegos artificiales.

El conjunto blaugrana tuvo dos armas muy complicadas de defender, el juego interior y lo cambios de orientación. Normalmente, el Juvenil A juega para y por las bandas, y en este caso, el mediocampo y las exigencias de guión, le hicieron cambiar. Para felicidad nuestra, esto pudo producirse, en gran parte a las 3 individualidades del medio. Ansu supo jugar para Orellana y Collado, y ellos para él desde sus movimientos y pases interiores.

Esto fue acrecentando con el cambio de interiores entre Orellana y Collado, el balear a su lado bueno. Y pese a que Alex se fue de esa zona, el equipo decidió adelantar por su carril, el izquierdo. El partido de Ansu y Mika, ambos de 16 años, fue de “chapeau”. Si en los octavos Mika fue un arma letal en la ofensiva, en este partido estuvo más comedido, y sacó a relucir una gama de conocimientos defensivos bastante potentes. Timing, posicionamiento corporal y capacidad para meter el pie, lo dicho un partido completísimo del lateral zurdo, cosas que suelen sobresalir poco a estas edades. Aún así, no todo fue la defensa, también pisar el acelerador se le dio bien. Sus conducciones por dentro para atraer, hicieron muchísimo daño y liberaron a un Ansu y resto de compañeros que se traduciría en un mejor juego culé.

Es fácil destacar o que tu mejor jugador sea Collado o Monchu, pero no amigos, hoy es el día de Anssumane Fati. El de Guinea-Bisáu se salió, literalmente. Pese a que no estuvo demasiado acertado, fue el principal generador de ventajas culé. Primero apoyando a Collado, luego apoyando a Jandro Orellana. No solo serviría de apoyo, como he comentado, fue un generador de ventajas constantes. Recibir abierto para soltar, soltar para proseguir la acción por dentro y volver a soltar, soltar por fuera, moverse por el entre líneas y por la espalda rival. Si alguien buscaba la pared o la continuación, probablemente encontrase a Ansu. A estas edades, lo fácil es destacar las jugadas, no el juego. La inteligencia de Fati está siendo sorprendentemente buena en un chico de su edad. Y bueno, pese a que no se prodigó demasiado en el regate, si en el movimiento con y sin balón, coronado con su gol.

 

El final de la carrera

 

Tras el descanso, y con unos 5 minutos poderosos del equipo francés, pese a que el cambio de Denis no me gustó, resultó efectivo. Orellana fuera, Antonio Jesús dentro. Esto produjo que Monchu pasase del pivote al interior zurdo, donde se activaría su amenaza frontal.

Aunque no daría tiempo a comprobar los efectos de dicho cambio, llegó el empate, y a continuación, en breves, la remontada culé. Tras el 2-1, el Juvenil A se engolosinó de espacios y pecó de cierta precipitación. Además, las salidas de Monchu primero, y, sobre todo, Collado después, hicieron perder no solo jerarquía en la medular, si no esa capacidad para mover el balón de lado a lado y ser capaz de herir entre líneas.

Sin la amenaza anterior, el nuevo mediocampo formado por Antonio Jesús, Peque y Nico no sostuvieron el juego culé que maniató al OL, lo que propició, que con el “vida o muerte”, la bestia se desatase. Y así, vino el gol francés, una vez más tras un desmarque a la espalda rival.

El resultado final de 3-2 fue el colofón a un enorme partido. Álvaro Sanz recupera en la frontal, descarga hacia Fati que inicia la carrera y lo hace perfecto para recibir el penalti. Marqués para el gol y la final four.

El FCB volverá a repetir por tercera vez consecutiva en la fase final del torneo europeo juvenil de referencia. Es la tercera vez que el panorama europeo pondrá de manera más acentuada el foco en la prolífica cantera blaugrana. Y claro, no es para menos, somos poco conscientes de lo que tenemos, disfrutemos de estos chicos.