No sé si el extremo brasileño es consciente del peso del dorsal que porta. No sé si es consciente que ese número lo hizo leyenda el jugador, entrenador, pero sobre todo personalidad que marcó el club en sus últimos cuarenta años. Es posible que Malcom no conozca su historia, o quizá sí, quién sabe, lo que es seguro que ya empieza a ser consciente del peso de esta elástica, tenga impreso el número que tenga a la espalda.

Partimos de la base que nuestro protagonista es un jugador diferente; tiene gol, tiene regate, tiene velocidad, mucha velocidad. ¿Pero tiene lo que se le exige a un jugador azulgrana?

Vayamos por partes. Es zurdo, con esa estética especialmente atractiva en este deporte que entra por el ojo del aficionado nada más verle evolucionar en el cesped. Ejecuta a una velocidad de vértigo y no va flojo de desborde y mucho menos de disparo. ¿Entonces por qué sigue siendo una pieza prescindible en el esquema de Txingurri? Partamos de la base que su ocupación natural suele ser precisamente la de quien no negocia su espacio en este equipo; Leo. Dado que el exjugador del Girondins es precisamente donde más suelto se encontraría, jugando de extremo a pierna cambiada. Esto hace que los pocos minutos que está jugando esta temporada lo hace donde menos cómodo se siente, a pierna natural en el extremo zurdo.

Evidentemente sus cualidad de velocidad, regate y desborde no pierden un ápice en dicha zona, pero sí su disparo. Pasando de ser un jugador determinante por si mismo, a serlo en combinación con los otros dos atacantes naturales del equipo, como son Leo y Suárez. Balón al espacio, desborde con el mismo en los pies y capacidad para generar el pase de la muerte, como así fue el sábado frente al Español. Son sus garantías para seguir formando parte de las opciones que Ernesto utilice dentro del partido. Capacidad de cambiar el signo del mismo, o al menos de revolucionarlo. Pues es ese «extraño elemento» que genera una catarsis en un encuentro necesitado de la misma. Puede ser esa pieza que te haga voltear resultados adversos. El «Tello» de este Barça, nuestro Tello.

Raro es el partido donde Dembélé no es de la partida y al que más o al que menos le viene a la cabeza «con el francés les destrozaríamos por velocidad y desborde». Ese es Malcom, o ese debe de ser para según que partidos o partiendo desde el banco. Es cierto que el cambio de rol de Cou, no ayuda a que el otro brasileño actúe en este rol de cuarto delantero. Ya que no fue un jugador traspasado este invierno y aunque no parece ser de un gran agrado del entrenado, sería tan interesante volver a activar este activo para los dos meses de competición que nos quedan… Ernesto, en tus manos está.